



El gobierno de Sudáfrica evalúa otorgar a Elon Musk una licencia especial para operar el servicio de internet satelital Starlink. El problema surge porque tendrían que eludir la legislación de Empoderamiento Económico Negro (BEE, por sus siglas en inglés), una exigencia clave para inversionistas extranjeros.
La posible exención llega en un contexto delicado: a menos de 24 horas de una reunión en la Casa Blanca entre el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa y su homólogo estadounidense Donald Trump. Ambos mandatarios son conocidos por sus duras críticas a las políticas de equidad racial del país africano.
La iniciativa, reportada por Bloomberg, contempla una “alternativa equivalente” que sustituya el requisito del 30% de propiedad negra por inversiones sociales. Por ejemplo, el despliegue de kits de Starlink en comunidades rurales. La medida no sería exclusiva para Musk, sino parte de una estrategia más amplia para atraer inversión internacional al sector de tecnologías de la información y mejorar la conectividad digital.
En declaraciones desde el Qatar Economic Forum, Musk reiteró su rechazo a las leyes de empoderamiento económico negro:
“Estoy en una situación triste: nací en Sudáfrica, pero no puedo obtener una licencia para operar Starlink porque no soy negro. ¿Eso les parece justo?”, dijo Musk.
En la misma conversación, criticó a la presentadora del evento por interrumpirlo y defender reglas que buscan la ‘igualdad’, políticas que Musk calificó como “abiertamente racistas”.
La tensión ha ido escalando desde que las negociaciones entre Starlink y el gobierno sudafricano se estancaron a inicios del año. Musk y Trump han difundido teorías de “genocidio blanco” en Sudáfrica, repetidas públicamente por Trump en dos ocasiones la semana pasada. Además, califican las leyes BEE como una forma de discriminación racial contra las minorías blancas. Un tribunal local desestimó en febrero dichas acusaciones por carecer de pruebas.
De acuerdo con tres fuentes consultadas por Bloomberg, el equipo de Ramaphosa espera que la flexibilización para Starlink sirva para apaciguar las críticas, restablecer confianza con Washington y fortalecer la relación comercial.
“Haremos lo que sea mejor para Sudáfrica”, dijo Ramaphosa a la prensa antes de viajar a Estados Unidos. Insistió en que el país mantiene su soberanía frente a la presión internacional.
El vocero presidencial Vincent Magwenya confirmó que el tema de Starlink está sobre la mesa durante la visita oficial. No obstante, los detalles sobre la concesión aún no se han hecho públicos. Según reportes, la opción sobre la mesa seguiría un modelo similar al adoptado por la industria automotriz en 2019, cuando firmas como Ford, BMW y Toyota crearon fondos de inclusión en vez de ceder acciones.
El anuncio tuvo impacto inmediato en los mercados: el rand sudafricano se apreció hasta 0.7% frente al dólar tras conocerse las posibles concesiones a Musk.
Las reglas BEE en Sudáfrica son un conjunto de políticas implementadas tras el fin del apartheid en 1994, con el objetivo de corregir las profundas desigualdades económicas y sociales heredadas de ese sistema. Durante el apartheid (1948-1994), las leyes segregacionistas restringieron severamente el acceso de la población negra a la educación, el capital, la tierra y las oportunidades económicas, consolidando una estructura económica dominada por la minoría blanca.
Las políticas BEE y los esfuerzos de reforma agraria han sido interpretadas por algunos como discriminatorias contra los blancos. Por ejemplo, las leyes que exigen que las empresas tengan un porcentaje de propiedad negra (como el requisito del 30% para operar en ciertos sectores, que afectó a empresas como Starlink) han sido criticadas por Musk y otros como “racistas”.
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