El mundo está experimentando una transformación sin precedentes, incluso en el futuro del trabajo. Va más allá de una mera “Revolución Industrial” para cambiar fundamentalmente todo lo que sabemos sobre el trabajo, la socialización, las relaciones y mucho más. Entonces, ¿por qué seguimos confiando en el anticuado concepto de puesto de trabajo para trabajar?
Desde los albores de la era industrial, el trabajo ha sido la estructura definitoria para organizar y gestionar todos los aspectos del trabajo. El puesto ha determinado la estructura de la organización, el diseño de los marcos de compensación, las estructuras de titulación de puestos y la descripción del trabajo. Ese enfoque tenía sentido cuando los cambios en los negocios y en el mercado se producían lentamente y cuando los trabajadores eran vistos como piezas de la máquina industrial. Pero el mundo en el que trabajamos hoy es muy diferente y la agencia que los trabajadores rinden y esperan ha aumentado.
Gestionar el trabajo de la misma forma que siempre en el entorno actual es una locura. Las empresas esperan más innovación, procesos más eficientes, agilidad organizativa y adaptabilidad de los empleados, mientras siguen viendo el trabajo a través de la lente del puesto de trabajo. La pregunta que todas las empresas deben responder hoy es, dadas las condiciones actuales y prevalecientes en las que vivimos, operamos y trabajamos, ¿queremos continuar con la locura enfocando el trabajo de la misma manera que lo hemos hecho desde la primera Revolución Industrial?
Vivimos en una época de cambios sin precedentes en todos los ámbitos: no solo se acelera el ritmo del cambio tecnológico, sino que también evolucionamos como sociedad, cambiamos nuestras expectativas, nos enfrentamos al cambio climático y a la volatilidad de los mercados, entre otras cosas. Los puestos de trabajo ya no pueden seguir el ritmo de las necesidades de cualificación de la mano de obra y por eso las organizaciones están explorando enfoques basados en las cualificaciones para mejorar, reciclar, movilizar y contratar talento.
Al pasar del trabajo basado en el empleo al trabajo basado en las competencias, las organizaciones pueden experimentar una mayor agilidad a la hora de responder a las demandas del mercado, una mayor autonomía de los trabajadores para gestionar su trayectoria profesional y desarrollar sus competencias, y mejores decisiones basadas en datos en relación con la colocación, el despliegue y el desarrollo del talento.
Según Deloitte, el modelo tradicional basado en el puesto de trabajo no funciona más porque limita el trabajo a tareas estandarizadas realizadas en un puesto funcional. Aunque estas tareas estandarizadas pueden ser relevantes hasta cierto punto, no representan totalmente la amplitud y profundidad de lo que los empleados hacen cada día. Además, la organización toma todas las decisiones sobre los trabajadores en función de sus puestos en la jerarquía organizativa. Este proceso impide a la organización alcanzar sus objetivos organizativos empresariales más críticos, como la innovación, la agilidad, la sostenibilidad y otros.
Por eso algunas organizaciones están avanzando hacia un modelo operativo completamente nuevo para el trabajo y la fuerza laboral que coloca las habilidades en el centro de todas las decisiones relacionadas con el trabajo y el talento. De hecho, el 93% de los directivos encuestados en el Estudio de Tendencias Globales de Capital Humano 2023 de Deloitte consideran que alejarse del concepto de puesto de trabajo es importante para el éxito de su organización.
Los resultados obtenidos hasta ahora por las primeras empresas que han adoptado el enfoque basado en las competencias han revelado que el 41% de las organizaciones han aumentado su rendimiento financiero, el 33% han incrementado la retención, el 26% tienen una mayor capacidad para anticiparse a futuras perturbaciones, el 26% cuentan con plantillas más ágiles y el 26% son más innovadoras.
Las ventajas de pasar a una organización basada en competencias son sustanciales y avanzar en esta dirección debería ser una consideración importante si quiere proteger la salud y la durabilidad de su organización y de sus empleados en el futuro.
Puede parecer que avanzar hacia una organización basada en competencias es una tarea abrumadora, pero como en cualquier transformación, lo mejor es simplemente empezar. Muchas organizaciones ya están en camino de convertirse en una organización basada en competencias: si utiliza cualquier elemento de los datos sobre competencias para tomar decisiones sobre la plantilla, como quién debe mejorar sus competencias, y si dispone de sistemas de formación y RR.HH. que puedan recopilar datos sobre competencias, entonces ya ha iniciado el camino.
