Registrar a los empleados ante el IMSS con salario mínimo, aunque en realidad ganen más, es una práctica -tristemente- común en México, que es conocida como “subdeclaración”. A primera vista, podría parecer una solución rápida para reducir costos en el emprendimiento, pero ¡cuidado! Esto podría traer más problemas de los que imaginas.
El director general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Robledo, declaró en un parlamento abierto en el Senado de la República, que bajo la modalidad señalada, las empresas evaden anualmente 21 mil millones de pesos. La suma es equivalente a construir 14 hospitales de segundo nivel o 210 unidades médicas de primer nivel de atención.
El líder del IMSS dijo que la subdeclaración abarata la mano de obra y disminuye el ingreso y prestaciones de los trabajadores.
Fomenta que dejen de recibir ingresos por prima de antigüedad, vacaciones, aguinaldo y liquidación, lo cual repercute en sus ahorros para el retiro y pensión.
La Ley Federal del Trabajo es clara en este aspecto: los empleadores deben pagar a sus trabajadores un salario justo y registrarlos correctamente ante el IMSS. Si son descubiertos, las consecuencias pueden ser sanciones legales, multas y, en los casos más graves, demandas laborales que podrían llevar al cierre del negocio.
El artículo 1004-C de la Ley Federal del Trabajo marca las penalizacciones, en su última reforma en 2021, por llevar a cabo una subdeclaración. Remarca que se impondrá una multa de 2 mil a 50 mil veces la Unidad de Medida y Actualización (UMA), referencia económica en pesos que determina la cuantía del pago de las obligaciones y supuestos en las leyes federales y estatales, misma que puede variar con el tiempo.
Para detectar subdeclaraciones, el IMSS realiza auditorías, cruza información con la Secretaría de Administración Tributaria (SAT) y, a veces, recibe denuncias anónimas de los propios empleados.
Las empresas que incurran en el fraude fiscal, además de pasar por tribunales y realizar cuantiosos pagos, pondrán en juego la reputación de su marca.
Y, en un mundo donde la transparencia y la ética son cada vez más valoradas, ser descubierto en actividades deshonestas puede dañar seriamente la imagen del negocio y por ende, las ventas.
La confianza es difícil de ganar y fácil de perder, y una mancha en la reputación puede costar clientes, contratos y oportunidades de crecimiento. Entonces, ¿qué hacer? La mejor opción es ser honesto y transparente desde el principio. Hay que pagar a los empleados lo que realmente merecen y cumplir con todas las obligaciones fiscales y laborales.
Ser honesto en este sentido, construirá una relación de confianza y lealtad con los empleados. Esta acción invaluable para el éxito de cualquier negocio, pero que durante los últimos años, parece estar en vías de extinción. Ante el panorama, para el investigador de la Universidad La Salle, Federico Ríos, es “imposible conservar una base leal de clientes sin una base de empleados leales”.
El analista habla de la importancia de motivar al personal, para que se sienta seguro al realizar sus labores y que, como en cadena, promueva la conservación de clientes e inversionistas.
En resumen, la subdeclaración puede parecer una solución fácil, pero los riesgos y consecuencias asociados son demasiado grandes como para ignorarlos. La legalidad y la ética no son solo requisitos, sino pilares fundamentales para construir un negocio sólido y exitoso y evitar consecuencias a largo plazo.
El IMSS comparte datos de contacto a nivel federal para denunciar una subdeclaración:
