Perseguir objetivos financieros contrapuestos, sin un plan definido, sin presupuesto ni métricas, ilusorios o descabellados son algunos de los problemas que enfrentan muchos emprendedores. Muchas veces ni siquiera hay planeación financiera y las decisiones se van tomando día a día dependiendo de donde salte la liebre.
Hay que saber que sea cual sea el ramo de tu emprendimiento, cualquier objetivo operativo que te propongas debe tener como base un objetivo financiero, por lo que si no cumples tus objetivos financieros difícilmente lograrás cualquier otro objetivo en tu empresa.
Primero que nada, para hacer tu planeación financiera necesitarás información base, un background.
Deberás contar con un cálculo del patrimonio de tu empresa, es decir, todos los activos menos todos los pasivos, todo lo que tienes contra todo lo que debes. Este cálculo te puede dar positivo, negativo o cero. Si tienes números negativos te recomiendo que en tu planeación financiera pongas como objetivo revertir esa situación y pagar todas tus deudas. Si es muy reciente tu emprendimiento puede ser que estés en cero, sea una u otra debes saber explícitamente en dónde estás parado financieramente.
De la misma manera, debes tener a la mano tu presupuesto, ese registro donde plasmas todas tus entradas y salidas de dinero.
En ocasiones, ya tenemos idea de lo que queremos lograr, ya sea comenzar el negocio, comprar oficina, rentar una más grande, comprar equipo, pagar deudas, ahorrar para mantenimiento o realizar un viaje de negocios.
Ahora que ya definimos qué queremos lograr, hay que establecer la cantidad de dinero que necesitamos para conseguirlo.
En este momento no es necesario definir cómo se conseguirá el dinero, sólo saber que se debe conseguir esa cantidad para lograr la meta.
Aquí definiremos las acciones que tenemos que llevar a cabo para lograr nuestros objetivos, a las que llamamos estrategias o alternativas financieras.
Una de estas alternativas puede ser el ahorro, otra, solicitar un crédito o vender algún bien que ya no necesitemos. También podemos aprovechar nuestras habilidades y trabajar en alguna otra actividad que nos permita generar más ingresos. Las alternativas financieras se potencian cuando no solo utilizas una, sino varias a la vez.
Todo depende de lo que quieras hacer, de las opciones que tengas y del camino que sea el más adecuado para ti.
Decidirse por alguna estrategia es lo importante, siempre tomando en cuenta que tu camino puede ser flexible y que en ocasiones pueden surgir imprevistos, o bien, tus necesidades se vayan modificando con el tiempo.
Una vez definido lo anterior tenemos que establecer el tiempo en que lograremos estos objetivos de negocio.
Las metas pueden ser de corto, mediano y largo plazo dependiendo del tiempo que nos llevará cumplirlas.
Una meta de corto plazo es aquella que cumplimos en menos de un año, una de mediano plazo es aquella que cumplimos en un período de tiempo entre un año y cinco años, y una meta a largo plazo es aquella que cumplimos en más de cinco años.
Cabe mencionar que mientras más plazo para conseguir los recursos habremos de tomar en cuenta algunas variables que pueden afectar negativa o positivamente la consecución de nuestros objetivos de negocio, estas variables podrán ser la inflación, los rendimientos sobre alguna inversión, hasta la situación económica del país, entre otras.
A partir de tu planeación financiera podrás tomar decisiones y emprender las acciones necesarias para alcanzar tus objetivos, aprovechando mejor tus recursos para lograr un futuro más seguro y estable, evitando desgaste innecesario o fugas de dinero.
Las metas financieras no deben contraponerse unas con otras sino ir en el mismo camino y potenciarse unas a otras.
En un principio anota todas las metas que tengas, luego prioriza y elige tres por cada tiempo, tres metas de corto, tres de mediano y tres de largo plazo. Esto te permitirá enfocar y canalizar tus energías en lugar de diseminar tus esfuerzos y no llegar a ninguna parte.
