Algunos años atrás, como estudiante de Maestría en Ciencia de Datos, conocí a una ingeniera visionaria que tenía la idea de emprender y desarrollar un producto que pudiera generar inteligencia de negocios a través de una ingesta de textos, audios, imágenes y videos en unos pocos segundos. Era un reto muy ambicioso y a simple vista imposible. Sabía que estaba frente a una idea innovadora, sin embargo, poco sabía en ese momento de la transformación y la escala tan masiva que esta tecnología alcanzaría unos años más adelante. Esto es la inteligencia artificial (IA), que en días recientes tomó un impulso para marcar una nueva era.
Hoy por hoy, esta tecnología ya está transformando industrias, la forma en la que trabajamos y está permitiendo atender los retos sociales más apremiantes.
Es importante no perder de vista que detrás de cada producto innovador existe talento humano. Personalmente, como mujer con estudios en el área de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas, por sus siglas en inglés), me enorgullece ver el liderazgo de las mujeres en estos ámbitos. Por ejemplo, mi colega Marian Croak, quien se desempeña como VP de Ingeniería en Google, en donde se encarga de investigar e innovar de forma responsable sobre el potencial de la IA y de la tecnología enfocada alrededor del ser humano. Ella representa a muchas otras ingenierías, científicas, investigadoras y programadoras que están al frente de proyectos que transforman nuestro día a día.
Pero si ponemos el foco en las cifras, vemos que existe aún una brecha de género muy grande en el ámbito de la inteligencia artificial que va en contra de los principios de representatividad, diversidad e inclusión. En cifras recopiladas por el Foro Económico Mundial se demuestra que el porcentaje de hombres graduados en tecnologías de información y comunicación es 400% más alto que el de mujeres (8.2% vs. 1.7%). Por otra parte, en el ámbito de la IA, las mujeres representan únicamente el 22% de los profesionistas en este campo, mientras que apenas el 13.83% de las investigaciones publicadas en este campo son encabezadas por mujeres.
Impulsar el talento femenino es primordial. Mientras haya más colegas como Marian, que se desempeñen en roles de liderazgo y en puestos de investigación y desarrollo en la industria de la IA, habrá también una reducción de sesgos en los algoritmos y productos de datos. Gabriela Ramos, directora general asistente de las Ciencias Sociales y Humanas en la UNESCO, afirma que este hecho nos lleva a una difusión y refuerzo de estereotipos dañinos de género. Un ejemplo claro es durante el reclutamiento de mujeres en la industria tecnológica donde los algoritmos de recursos humanos exhiben un sesgo en la selección de CV mayormente de hombres específicamente en roles del desarrollo de IA.
Algunos pasos que se pueden adoptar en la industria como empleadores y líderes de diversas industrias para agilizar los cambios requeridos son: 1) apoyar emprendimientos de mujeres, 2) crear ambientes de trabajo más inclusivos (como horarios flexibles, trabajo desde casa, procesos de recursos humanos), 3) alentar a más mujeres para adquirir habilidades en STEM, 4) practicar la mentoría con mujeres que ya laboran en estas áreas y, finalmente, 5) hacer uso inteligente de los datos que se recolectan en la industria para fomentar ambientes más diversos y fijación de metas de equidad en las empresas.
Esta tarea no es posible dejarla únicamente en manos de la industria y en la dinámica del mercado. La creación de normas y guías para el desarrollo de tecnología permiten dar visibilidad de la necesidad de un cambio. Con este objetivo en mente, desde 2018 trabajamos en el desarrollo de principios para el uso responsable de la IA. Uno de ellos está enfocado a evitar crear o reafirmar sesgos. Específicamente señalamos que con esta tecnología y las soluciones impulsadas por ésta buscaremos evitar impactos injustos en las personas, particularmente en asuntos de alta relevancia como raza, género, nacionalidad, ingresos, orientación sexual, habilidades, preferencias políticas y creencias religiosas.
Hemos demostrado la necesidad urgente de inspirar a las mujeres a ingresar a puestos de liderazgo, estar en los equipos de desarrollo y adquirir habilidades STEM. Sin tales esfuerzos dirigidos, corremos el riesgo de cerrar un área clave de crecimiento del talento femenino. Pensemos en lo que comenté al inicio de este artículo; si mi profesora hubiera tenido apoyo institucional, visibilidad y presupuesto para el desarrollo de su proyecto de IA generativa, seguramente habría alcanzado un producto de datos innovador mucho antes que lo que hoy estamos viendo en la industria. Así de concreto como este ejemplo es el impacto del cambio que se requiere.
La inteligencia artificial está creciendo cada vez más y de manera acelerada en todos los sectores con un potencial enorme para beneficiar a la sociedad. Sin embargo, estos avances tendrán realmente un impacto si la tecnología que está detrás representa la diversidad de la sociedad.
