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03-02-2022, 9:00:00 AM

La extinción del dinero en efectivo: el camino hacia una sociedad distópica

Uno de los argumentos a favor de desaparecer el dinero en efectivo es que este se usa cada vez más para actividades ilegales o actividades comerciales que evitan pagar impuestos.

© Depositphotos.com
Hoy en día, se puede decir que ya existen dos formas consolidadas en que se maneja el dinero. Por un lado está el dinero en efectivo, compuesto por billetes y monedas físicos, que está regulado por el banco central de cada país. Y por el otro tenemos el dinero digital, formado por bytes de información almacenada en servidores del sistema bancario mundial. Este último representa aproximadamente el 80% del dinero del mundo y cada vez le gana más terreno al preciado efectivo.
Desde hace décadas existes esfuerzos por parte de entidades financieras privadas y gubernamentales de todo el mundo que trabajan para eliminar el dinero en efectivo. Algo que cada vez está más cerca gracias a los avances tecnológicos y en telecomunicaciones que abren paso al dinero digital, ya sea en cuentas bancarias tradicionales o en criptomonedas. Y ni hablar del impulso que ha experimentado desde que se desató la pandemia en 2020.
Uno de los argumentos a favor de desaparecer el dinero en efectivo es que este se usa cada vez más para actividades ilegales o actividades comerciales que evitan pagar impuestos. Según Kenneth Rogoff, ex jefe de economistas del Fondo Monetario Internacional, una solución a esto sería eliminar la producción de billetes de denominaciones altas. Así, solo dejarían las denominaciones pequeñas y monedas para transacciones cotidianas, y lo demás se pagaría electrónicamente.
Esto ya sucede en India desde 2016, como medida contra la corrupción y el flujo de dinero proveniente de giros negros. Sin embargo, esto también impulsó la inclusión financiera en el país, pues obligó a la población a abrir cuentas bancarias, usar tarjetas de débito y aplicaciones de pagos en línea. Así, un segmento antes excluido ahora tiene acceso a financiamiento, a transferir dinero a familiares sin costos altos y a usar el sistema financiero.
Pero analicemos un poco hacia dónde nos dirigimos.

Las nuevas tendencias para el dinero en efectivo y digital

¿Qué está pasando en las economías más desarrolladas, como Europa, Estados Unidos, Canadá, China, India? Sabemos que lo que pasa en ellas termina también por instalarse en los demás países con un desfase de algunos años, dependiendo del nivel de desarrollo de cada país. Según datos del Banco Mundial, México actualmente está en el puesto número 15 de 194 países a nivel global medido por su producto interno bruto, así que estas tendencias no tardarán mucho en llegar.
De entrada, el comercio en línea y los pagos y transacciones con dinero digital ya son algo ya muy común, extendido y aceptado entre los consumidores de economías desarrolladas. Pero más allá existen otras tendencias que limitan el uso del efectivo, como el cierre de sucursales bancarias tradicionales, la automatización de las sucursales que permanecen abiertas y sucursales bancarias móviles que llegan a comunidades donde no hay estos  servicios bancarios.
También los competidores dentro de la industria están cambiando, Visa y Mastercard ahora se enfrentan a Apple, Google, Amazon y próximamente Facebook en la carrera por el manejo de las transacciones digitales. Por su parte, los bancos tradicionales se enfrentan, absorben o cooperan según conveniencia con las disruptivas empresas FinTech.
Pagos realizados con el celular, relojes inteligentes y hasta tatuajes o chips en la piel con nuestra información financiera que mediante aplicaciones móviles sirven para realizar nuestras transacciones, compras en línea o pagos de impuestos utilizando biometría para identificación y autenticación.
La intensificación en el uso del Big Data y el Machine Learning para el comercio, el crédito, la gestión de cobros y la lucha contra el fraude.

¿Y qué hay de los bancos centrales?

Actualmente regulan la expedición del efectivo, pero… ¿y si en el futuro regularan la expedición de dinero en forma digital? imagina que cada uno de nosotros tuviéramos asignada al nacer una cuenta del banco central con el registro digital del dinero que tenemos a lo largo de la vida.
La llegada de este futuro parece inevitable, solo es cuestión de tiempo, tal vez solo sea cuestión de un par de generaciones en el futuro, en lo que se logran aminorar algunas de las resistencias actuales como la brecha generacional que se resiste a dejar el efectivo y a usar nuevas tecnologías, la baja inclusión financiera, la brecha tecnológica y en telecomunicaciones.

Una sociedad más controlada

Existen varios puntos huecos aún en todo esto, pues la desaparición del efectivo por la instauración de su contraparte digital parece tener algunas desventajas.
En China se estima que a partir del 2020, en algunas ciudades, su población podría ser totalmente monitoreada: cómo viven, qué compran, cuándo y en dónde. Actualmente, empresas chinas como Alibaba o Tencent registran las compras de sus clientes y le proporcionan los datos al Estado. Quienes actúan de acuerdo al gobierno obtienen créditos en mejores condiciones o departamentos baratos; quien no sigue las políticas gubernamentales es segregado.
Esto representa la vigilancia completa de los ciudadanos en favor de lo que el Estado trata como el “ideal social”. Una persona inconveniente para el sistema en turno podría ser eliminada financieramente como método de presión política.
Otro ejemplo es Suecia, donde las cafeterías, servicios, tianguis callejeros y hasta los baños públicos son pagados electrónicamente. Además, desde hace algunos años la información financiera de todos es pública y disponible para cualquiera. Incluso puedes consultar por internet lo que ganan tus vecinos y compañeros del trabajo.  Se trata de una sociedad donde el tema monetario no es tabú y se habla abiertamente de las posesiones y ganancias, y al contrario de China, nadie piensa en el mal uso de los datos por parte del Estado.
Desde esta perspectiva, quizá compartir datos no es tan malo per se, sino que solo unos pocos tengan el control de esa información. No obstante, al volverse masivamente pública, se pueden cortar las millonarias ganancias de los gigantes tecnológicos, abriendo la explotación de datos a un sin número de participantes.

La seguridad, el gran debate entre el dinero en efectivo y el digital

Pero hay más preguntas: ¿Qué tan seguros son los sistemas de pagos digitales? ¿Qué tanto pueden hackers informáticos atacar y aprovecharse de los sistemas que procesan y almacenan nuestros datos? ¿Qué pasaría en caso de un apagón o falla en internet durante guerras o desastres naturales? ¿Quiénes son los ganadores y perdedores de que todos los pagos se procesen de forma digital?
En fin, es poco probable un futuro con dinero en efectivo, ¿pero es un error? O acaso, ¿es un paso más al distópico mundo de Huxley? Tenemos que pensar que cada pago, cada compra, reportará nuestros hábitos financieros, los lugares que frecuentamos, cuánto gastamos y toda nuestra información personal a un banco que probablemente esté al otro lado del mundo. Segmentándonos, clasificándonos, formando un perfil psicosocial de nosotros con la información necesaria para saber qué vendernos, cómo y cuándo hacerlo.
Como menciona Dov Seidman en su libro How’, tal vez estos procesos son inevitables y gastamos tiempo en preguntarnos si está bien o no ante la inminencia de que esto suceda. Entonces, tal vez sea necesario dirigir nuestra atención a tener buenos hábitos financieros, ser responsables, informados y críticos al respecto. Tal vez no se trata de ocultar nuestros datos, sino de hacer que nuestros datos solo demuestren lo íntegros que somos.

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autor Emprendedor, consultor de negocios y analista financiero.