



Nuestro vecino en el norte enfrenta una combinación de factores económicos y geopolíticos que podrían desencadenar un colapso financiero sin precedentes. La combinación de stagflación, una guerra comercial en Norteamérica, conflictos internacionales, y un escenario político fracturado con Donald Trump en la Casa Blanca y Elon Musk acumulando poder en el sector privado, podría erosionar la estabilidad económica del país. A continuación, analizamos los principales factores que podrían llevar a una quiebra de la economía de Estados Unidos.
Uno de los mayores riesgos económicos que enfrenta Estados Unidos en 2025 es la stagflación, un fenómeno en el que el crecimiento económico se estanca mientras la inflación se mantiene alta. Actualmente, la Reserva Federal lucha por contener la inflación sin frenar demasiado la actividad económica, pero el encarecimiento de productos básicos, el debilitamiento del mercado laboral y una posible caída en la inversión podrían generar un colapso del consumo interno. Si la Fed sube las tasas de interés para combatir la inflación, el crédito se encarecería aún más, lo que podría paralizar la economía y disparar una crisis de deuda tanto en el sector público como en el privado.
El regreso de Donald Trump a la presidencia ha generado incertidumbre en los mercados, debido a su política económica proteccionista y su tendencia a generar conflictos comerciales con otros países. Además, Elon Musk, quien controla sectores estratégicos como la inteligencia artificial, las telecomunicaciones y la infraestructura espacial, se ha convertido en un actor político clave, con influencia en la toma de decisiones económicas y geopolíticas. Este enfrentamiento entre el gobierno y el poder privado podría generar incertidumbre regulatoria y volatilidad en los mercados, afectando la confianza de los inversionistas.
La reciente imposición de aranceles por parte de Estados Unidos a México y Canadá ha intensificado la guerra comercial en Norteamérica. Si la escalada de restricciones comerciales continúa, la inflación se dispararía aún más, afectando a los consumidores y empresas en los tres países. La ruptura de acuerdos como el T-MEC podría generar incertidumbre en las cadenas de suministro, provocando desabasto y encarecimiento de productos esenciales.
Para saber más: Trump impone aranceles a México y Canadá sin opción a negociar
El conflicto en Ucrania sigue representando una amenaza para la estabilidad económica global. Estados Unidos ha invertido miles de millones de dólares en ayuda militar y económica, lo que ha incrementado su déficit fiscal. Además, la guerra ha generado tensiones en el mercado energético, ya que Rusia continúa utilizando el petróleo y el gas como herramientas de presión geopolítica.
Si los precios del petróleo vuelven a dispararse, el costo de producción y transporte en EU se elevaría, agravando la inflación y ralentizando aún más el crecimiento económico.
Si estos factores convergen en los próximos meses, Estados Unidos podría enfrentar una crisis de múltiples frentes. Un escenario posible incluiría:
La combinación de estos factores podría llevar a Estados Unidos a su peor crisis desde la Gran Depresión, con consecuencias globales impredecibles. tomaremos como ejemplo el escenario propuesto por The Infographics Show donde se estudia día a día cómo se desarrollaría una caída de la economía estadounidense.
Esta es solo una situación hipotética que podría variar dependiendo de las elecciones de los líderes mundiales, en específico del presidente y los legisladores de Estados Unidos.
Un colapso de la economía estadounidense comenzaría con una caída significativa en los mercados financieros. Los índices bursátiles, como el Dow Jones y el S&P 500, experimentarían descensos abruptos, arrastrando consigo a las bolsas de todo el mundo. Los inversionistas buscarían refugio en activos seguros, como el oro, aumentando su precio considerablemente.
La incertidumbre financiera llevaría a una restricción del crédito. Los bancos, temerosos de incumplimientos, reducirían drásticamente los préstamos a empresas y consumidores. Paralelamente, la población podría iniciar una retirada masiva de depósitos, recordando episodios históricos como la Gran Depresión.
Las empresas, enfrentando dificultades para financiarse y una disminución en la demanda, comenzarían a reducir su plantilla laboral.
Sectores como el manufacturero y el de servicios serían los más afectados, incrementando rápidamente las tasas de desempleo.
El aumento del desempleo y la pérdida de confianza de los consumidores provocarían una disminución en el gasto. Negocios minoristas y pequeñas empresas, incapaces de sostenerse, cerrarían sus puertas, amplificando la crisis económica.
Dada la interconexión de la economía global, otros países sentirían rápidamente los efectos. Naciones dependientes de las exportaciones a Estados Unidos enfrentarían caídas en sus ingresos, llevando a una recesión económica mundial.
La pérdida de confianza en la economía estadounidense resultaría en una devaluación del dólar.
Las monedas de otros países experimentarían volatilidad, afectando el comercio internacional y las reservas de divisas de diversas naciones.
Instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial intervendrían para intentar estabilizar la situación. Se podrían implementar paquetes de rescate y medidas de estímulo económico a nivel global para mitigar los efectos del colapso.
Tras la fase más aguda de la crisis, los gobiernos y entidades financieras trabajarían en la reestructuración de la economía. Se implementarían nuevas políticas para evitar futuros colapsos, promoviendo una mayor regulación y supervisión del sistema financiero.
Estados Unidos es la economía más grande del mundo y el epicentro del sistema financiero global. Un colapso económico en el país tendría efectos devastadores a nivel mundial, afectando a los mercados financieros, el comercio internacional, el valor del dólar y la estabilidad política de muchas naciones.
De esta manera, si la economía de EU colapsara, la demanda de bienes y servicios importados caería drásticamente, afectando a países exportadores como China, México, Alemania y Japón. Esto podría desatar una recesión mundial, ya que muchas economías están altamente interconectadas con el mercado estadounidense.