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¿Qué puedes hacer cuando el “amor” de tus vecinos se escucha tanto que se vuelve ruido?
“Estimados vecinos del departamento 403, desde hace cuatro días las horas de sueño de quienes habitamos el edificio han mermado debido a los gritos que se desprenden por sus intempestivas muestras de amor. Los niños preguntan por qué hay tantas quejas de una pareja por la noche y no sabemos qué responder. ¿Serían tan amables de regular sus ruidos? Gracias y una disculpa a todos los condóminos que se puedan sentir avergonzados ante esta nota”.
Una serie de mensajes como ese se viralizan a menudo, más en el mes de los enamorados. Las respuestas son de todo tipo, desde las más graciosas que piden el domicilio de tan singulares amantes, hasta aquellas de solidaridad porque en sus edificios padecen de historias similares. Es verdad que de puertas para adentro estamos en el hogar y se pueden desbordar las pasiones, pero ¿qué pasa cuando el “ruido del amor” incomoda a otros?
En nuestros webinars, una de las dudas más recurrentes es qué hacer con los vecinos ruidosos. Preguntas como “¿pueden multarlos?”, “¿se puede tomar acción legal?” o “¿qué pasa si siguen haciendo ruido a pesar de las quejas?” aparecen una y otra vez. No es casualidad que uno de los artículos más leídos en nuestro blog ComunidadFeliz sea “¿Es posible tomar acciones legales contra los vecinos ruidosos?”.
Las inquietudes van desde quién puede intervenir en estos casos, si realmente es viable aplicar sanciones, cómo se determina cuándo el ruido (incluso el del amor) se vuelve una molestia o hasta dónde llega nuestra libertad de expresarnos.
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En México, todos los estados cuentan con alguna regulación para la propiedad en condominio, aunque no siempre bajo una ley específica. Algunos tienen normativas dedicadas exclusivamente a este régimen, mientras que otros lo regulan dentro de sus Códigos Civiles, Leyes de Desarrollo Urbano o Reglamentos de Construcción.
Es clave conocer tanto la normativa estatal como el reglamento interno de cada condominio, ya que esto define qué acciones pueden tomarse en distintas situaciones.
En el caso de la Ciudad de México, la Ley de Propiedad en Condominio se aplica a través de la Procuraduría Social de la Ciudad de México (PROSOC). Ahí, la administración de los edificios suele recaer en un comité de vecinos, cuya inscripción y certificación ante la PROSOC es recomendable para una mejor gestión.
Tener a un administrador y un reglamento bien estructurado permite que en ese lugar que habitan varias personas se establezca también un conjunto de reglas a seguir.
Tanto para los dueños, como para los arrendatarios, deben hacerse valer y comunicarse abiertamente para fomentar la armonía.
Si bien el “ruido del amor” no es tan común como los de la música a alto volumen, sí es un tema de controversia entre vecinos. Y es aquí donde también nos enfrentamos con otro problema: la actitud hostil de quien entrega o recibe la queja.
Para denunciar a un vecino ruidoso en la CDMX, el trámite ante la PROSOC lleva el nombre de “queja condominio”, y se presenta por escrito con una carta en donde se pone la dependencia y departamento al que va dirigido, el nombre de los interesados y/o sus representantes legales, las copias de las identificaciones, el domicilio para recibir notificaciones, la descripción de los hechos y las pruebas que pueden ser desde fotos, videos o testimonios.
Estos trámites no solo requieren tiempo y dinero, sino que también ponen un precedente ante la convivencia futura de quienes seguirán como tus vecinos, por lo que la mayor parte de las personas desisten a seguir con los procesos y hay quienes incluso prefieren cambiar de domicilio antes que enfrascarse en más discusiones.
Sin embargo, no todo está perdido, ya que la tecnología también está a favor de generar la convivencia sana entre residentes, tal es el caso de la plataforma ComunidadFeliz México, que ayuda a los administradores a gestionar este y otros conflictos.
Una de las herramientas es un sistema de incidencias; es decir, un espacio digital donde los vecinos pueden hacer llegar sus quejas de manera anónima al administrador. Ahí se puede describir el problema, desde el horario, tipo de ruido y pruebas, de tal manera que se crea también un módulo de incidencias para que se pueda dar seguimiento, sin represalias al denunciante, de los problemas más recurrentes en el edificio o unidad.
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A través de estos sistemas el residente puede validar que el administrador o el comité recibieron la queja y se encargará de resolver el problema, lo cual implica desde comunicarse con el afectado o con quien genera el conflicto, incluso podrían generar el cargo de una multa, para después marcar como terminado o dar registro de la solución del problema. Sabemos que a veces es incómodo quejarse de aquel con el que compartes un muro, pero también existen este tipo de métodos que regulan la sana convivencia.
Dentro de las opciones que brinda nuestra proptech también está la Biblioteca de la Comunidad, donde se guardan los Reglamentos de Convivencia y también la Resolución de las Incidencias que surgen, para que los vecinos sepan que existe un reglamento y también un grupo que los hace valer.
Esto permite que nuevos dueños o inquilinos puedan conocer, en tiempo real, los acuerdos que existen en el hogar que habitan, la manera en la que se resolvieron los conflictos, y se logre mantener el orden y el respeto.
Por último, dentro del reglamento de convivencia, los administradores inscritos en la PROSOC, a votación de la mayoría de los vecinos, pueden generar medidas como multas, llamados disciplinarios o cargos adicionales a quienes realicen ruidos persistentes y recurrentes, y que estas penalizaciones pueden asignarse a un fondo específico que tendría como finalidad el mejorar áreas comunes o financiar proyectos de seguridad.