



La procrastinación laboral es un problema común que afecta a muchas personas en el entorno laboral. Hay varias razones por las cuales caemos en ella como la falta de motivación, poco autocontrol, mala organización y hasta miedo al fracaso.
La falta de una estructura o un plan claro puede hacer que no sepamos por dónde empezar, lo que nos lleva a posponer la tarea. Además, cuando una tarea parece abrumadora o demasiado grande, es más probable que la evitemos.
Este problema puede generar ansiedad y depresión que a su vez hace que sea difícil concentrarse y mantenerse enfocado en el trabajo.
Superar la procrastinación laboral puede requerir una combinación de estrategias, como establecer metas claras, crear un entorno de trabajo propicio, mejorar la gestión del tiempo, desarrollar habilidades de autorregulación y encontrar maneras de aumentar la motivación. Te damos algunas herramientas para lograrlo.
La procrastinación laboral es el acto de posponer o retrasar la realización de tareas laborales que uno debe realizar, a pesar de conocer la importancia o la necesidad de completarlas. Esto a menudo resulta en la pérdida de tiempo, retrasos en proyectos y una disminución en la productividad.
Algunos ejemplos serían:
Imagina que tienes que preparar un informe crucial para una reunión importante en el trabajo. En lugar de comenzar a trabajar en el informe con suficiente tiempo de antelación, lo dejas para el último minuto y, como resultado, te ves abrumado y estresado antes de la reunión.
Tienes una bandeja de entrada llena de correos electrónicos por responder, algunos de los cuales son urgentes. En lugar de abordarlos de manera sistemática, los dejas sin respuesta y te ocupas de otras tareas menos importantes.
Debes planificar un proyecto importante que se desarrollará en los próximos meses, pero en lugar de comenzar a trabajar en el plan y los detalles de manera oportuna, aplazas la planificación porque sientes que todavía tienes mucho tiempo.
Sabes que debes hacer una llamada telefónica incómoda o enfrentar una reunión difícil con un cliente o colega, pero retrasas hacerlo porque te sientes incómodo o nervioso acerca de la conversación.
Tienes un escritorio desordenado y una pila de documentos por organizar, pero decides posponer la limpieza y organización de tu espacio de trabajo porque sientes que hay otras tareas más urgentes.
Si estás en un trabajo que requiere actualización constante de habilidades o conocimientos, posponer la formación o el estudio necesario para mantenerse al día es otro ejemplo de procrastinación laboral.
Incluso las tareas diarias simples, como llenar informes de gastos, llevar un registro de horas trabajadas o mantener un seguimiento de llamadas, pueden ser pospuestas, lo que eventualmente resulta en una acumulación de trabajo no realizado.
La procrastinación puede ser causada por una variedad de factores, y estas causas pueden variar de una persona a otra. Algunas de las causas comunes de la procrastinación incluyen:
Cuando no estamos motivados o interesados en una tarea, es más probable que la pospongamos. La falta de entusiasmo puede deberse a la percepción de que la tarea es aburrida, desagradable o carece de importancia.
El miedo a no poder completar una tarea de manera satisfactoria o a cometer errores puede llevar a la procrastinación. El perfeccionismo también puede contribuir a este temor.
La falta de concentración puede hacer que sea difícil comenzar o mantenerse enfocado en una tarea. Esto puede deberse a distracciones en el entorno, problemas de salud mental o fatiga.
La falta de un plan claro o una estructura para abordar una tarea puede hacer que no sepamos por dónde empezar, lo que puede llevar a la postergación.
La procrastinación también puede ser el resultado de la falta de autorregulación y autocontrol. Las distracciones, como las redes sociales, la televisión o el teléfono, pueden tentarnos lejos de nuestras responsabilidades.
Las tareas que son grandes, complejas o que requieren mucho tiempo pueden parecer abrumadoras. Esto puede llevar a la procrastinación, ya que posponemos la tarea debido a su magnitud percibida.
Sin plazos establecidos o una sensación de urgencia, es más fácil posponer las tareas. Los plazos proporcionan un incentivo para comenzar y completar el trabajo.
Si hemos desarrollado el hábito de procrastinar a lo largo del tiempo, puede convertirse en un patrón de comportamiento que es difícil de romper.
La ansiedad, la depresión y otros problemas de salud mental pueden afectar negativamente la capacidad de una persona para enfrentar sus responsabilidades de manera efectiva.
Algunas tareas laborales no ofrecen recompensas inmediatas o gratificación, lo que puede hacer que sea más difícil mantener la motivación para completarlas.
Es importante reconocer que la procrastinación puede ser una respuesta multifacética a estas y otras causas, y la solución puede implicar abordar estos factores subyacentes. Para superar la procrastinación, a menudo es útil establecer metas claras, desarrollar estrategias de gestión del tiempo, identificar las causas específicas de la procrastinación y trabajar en la autorregulación y la motivación.
Dejar de procrastinar en el trabajo puede ser un desafío, pero es posible con esfuerzo y algunas estrategias efectivas. Te damos estas 12 herramientas para combatirla.
Define metas específicas y alcanzables para tu trabajo. Saber exactamente qué necesitas lograr te ayudará a mantenerte enfocado y motivado.
Haz una lista de tus tareas y proyectos pendientes y ordénalos por importancia y urgencia. Comienza con las tareas más importantes y trabaja en orden descendente.
Las tareas grandes y abrumadoras pueden ser desalentadoras. Divide estas tareas en pasos más pequeños y manejables. Esto facilita el inicio y te da una sensación de progreso constante.
Asigna plazos realistas a tus tareas y proyectos. Los plazos te dan una sensación de urgencia y te ayudan a evitar la procrastinación.
Identifica las distracciones en tu entorno de trabajo y trata de eliminarlas o reducirlas. Esto puede incluir apagar las notificaciones del teléfono, bloquear sitios web no relacionados con el trabajo y crear un espacio de trabajo organizado.
La técnica Pomodoro implica trabajar durante un período de tiempo específico (generalmente 25 minutos) y luego tomar un breve descanso. Este enfoque de trabajo intercalado puede ayudarte a mantenerte enfocado y aumentar la productividad.
Recompénsate a ti mismo después de completar una tarea o alcanzar un hito importante. Las recompensas pueden servir como un incentivo para mantenerte motivado.
Establece un horario de trabajo con tiempos dedicados a tareas específicas. Esto puede ayudarte a estructurar tu día y evitar la procrastinación.
Si la procrastinación está relacionada con el miedo al fracaso o la ansiedad, trabaja en enfrentar esos miedos. A menudo, el acto de comenzar una tarea es menos aterrador de lo que parece.
Comparte tus metas y plazos con un colega, supervisor o amigo de confianza. La responsabilidad compartida puede ayudarte a mantenerte en el camino correcto.
Asegúrate de mantener un estilo de vida saludable. El ejercicio regular, una dieta equilibrada y un sueño adecuado pueden mejorar tu capacidad para concentrarte y mantener la motivación.
Reflexiona sobre tus patrones de procrastinación. ¿Qué situaciones o emociones te llevan a procrastinar? Identificar las causas subyacentes puede ayudarte a abordarlas de manera más efectiva.
Superar la procrastinación es un proceso gradual y requiere práctica. No te desanimes si caes en la procrastinación de vez en cuando; en lugar de eso, identifica las razones detrás de ello y ajusta tus estrategias para ser más efectivo en el trabajo.
Combatir la procrastinación laboral implica la implementación de estrategias y cambios en tu enfoque de trabajo para aumentar tu productividad y completar tus tareas de manera más eficiente. Aquí hay algunos pasos específicos que puedes seguir:
El primer paso para combatir la procrastinación es reconocer que estás procrastinando. Presta atención a las señales de que estás evitando el trabajo, como el aplazamiento constante o la distracción excesiva.
Trata de comprender por qué estás procrastinando. ¿Es por falta de motivación, temor al fracaso, distracciones, falta de claridad o algo más? Cuanto mejor comprendas las causas, más efectivas serán las soluciones que elijas.
Desglosa las tareas grandes en pasos más pequeños y manejables. Luego, crea un plan detallado para abordar cada paso.
Asigna plazos realistas a tus tareas y proyectos. Los plazos te proporcionan una sensación de urgencia y te ayudan a mantenerte enfocado.
Comparte tus metas y plazos con un colega, supervisor o amigo de confianza. La responsabilidad compartida puede ayudarte a mantenerte en el camino correcto.
No te sobrecargues de tareas. Aprende a establecer límites y decir no a nuevas responsabilidades cuando ya tienes suficiente en tu plato.
Mantén un estilo de vida saludable con ejercicio regular, una dieta equilibrada y suficiente descanso. Un cuerpo y mente saludables son fundamentales para la productividad.
Imagina el resultado positivo de completar tus tareas. Visualizar el éxito puede ayudarte a mantenerte motivado.
A veces, simplemente debes forzarte a comenzar una tarea, incluso si no te sientes motivado. Una vez que comiences, a menudo encuentras que es más fácil continuar.
Periódicamente, revisa tus hábitos de trabajo y ajusta tus estrategias según sea necesario. Lo que funciona para ti puede cambiar con el tiempo.
Puede ser útil evaluar si tienes procrastinación mediante la observación de tus hábitos y comportamientos en relación con las tareas y responsabilidades. Aquí hay algunas señales comunes que pueden indicar que estás experimentando procrastinación:
Si identificas algunas de estas señales en tu comportamiento laboral, es probable que estés experimentando procrastinación en cierta medida. La buena noticia es que, una vez que seas consciente de ello, puedes tomar medidas para abordarla y mejorar tu productividad y bienestar en el trabajo.