Buscador
FRANQUICIAS IDEAS DE NEGOCIO GUÍA DEL EMPRENDEDOR
Ver revista digital

Ley de Murphy: Las 10 reglas a su estilo que se dan cada día en el trabajo

Si puede fallar, fallará: Combate el mínimo esfuerzo, el silencio estratégico y la tolerancia a la ambigüedad en el entorno laboral.

Ley de Murphy
Ley de Murphy © Depositphotos

Hay situaciones, a menudo humorísticamente denominadas “Ley de Murphy”, encapsulan las realidades incómodas y, a veces, frustrantes que pueden surgir en el entorno laboral. En el mundo del trabajo, todos hemos experimentado situaciones que parecen seguir un patrón inmutable de desafíos y obstáculos.

Pero, ¿de dónde surgió lo de Murphy? La “Ley de Murphy” tiene su origen en la anécdota del ingeniero aeroespacial Edward A. Murphy Jr. en la década de 1940, donde trabajaba en un proyecto de investigación en la Base de la Fuerza Aérea Edwards en California.

Él estaba involucrado en pruebas con equipos de alta velocidad y alta aceleración, cuando comentó que “si algo puede salir mal, saldrá mal”. ¿Y sabes qué pasó? Pasó. Salió mal.

Este comentario dio lugar al término que describe situaciones en las que las cosas toman un giro inesperado y negativo. A lo largo del tiempo, la idea se ha convertido en un concepto que refleja la naturaleza impredecible de las circunstancias en diversos contextos, incluido el ámbito laboral.

10 formas de “La ley de Murphy” en el trabajo

Veamos cómo estas leyes se aplican y cómo podemos sortear sus trampas.

1. Ley de la comunicación selectiva

Esta primera Ley nos recuerda que Los mensajes importantes a menudo son malinterpretados en proporción a su urgencia.

Un consejo clave para enfrentar esta ley es la claridad: asegurarse de que los mensajes cruciales se transmitan de manera clara y directa, minimizando las posibilidades de malentendidos. Por lo que mantener la comunicación abierta y brindar contexto adicional puede reducir significativamente los malentendidos.

2. Ley de la procrastinación colectiva

La Ley de la procrastinación colectiva señala que Cuanto más grande es un equipo, menor puede ser la eficiencia en la realización de tareas.

Si quieres abordar este desafío, es importante definir roles y responsabilidades con claridad. Establecer plazos intermedios, supervisar con una metodología consensuada entre quienes estén involucrados, y mantener a todo el equipo informados sobre el progreso: así se ayuda a mantener el enfoque y evitar la dilación.

3. Ley de la memoria selectiva

Esta ley nos muestra que A menudo recordamos más los errores que los éxitos pasados. Ni siquiera con acentuar el uso positivo de nuestra memoria de corto plazo, que es una función propia del cerebro, evitará que se recuerden más los fallos que los sucesos.

La clave aquí es equilibrar la autocrítica con la autoafirmación. Mantener un registro de los logros y éxitos anteriores puede ser una fuente valiosa de motivación y confianza en momentos de desafío. En la empresa, celebrar, felicitar y reconocer son tres excelentes formas de anclarse en lo positivo, en vez de lo negativo.

4. Ley de las reuniones infinitas

Aunque parezca chistoso, en países de habla hispana se pierde hasta el cuarenta por ciento del tiempo en juntas improductivas. La ley de las reuniones infinitas establece que estos encuentros tienden a expandirse para llenar el tiempo disponible, sin importar su relevancia.

Para abordar esta situación, es crucial establecer agendas claras y plazos definidos para las reuniones, además de convocar exclusivamente a la gente indispensable. Mantener el enfoque en los temas clave y asignar un tiempo específico para cada punto de discusión puede ayudar a evitar que las reuniones se vuelvan interminables.

5. Ley de las expectativas irreales

La Ley de las expectativas irreales destaca que cumplir todas las expectativas de quienes dirigen o de los clientes puede ser difícil si las expectativas no están bien definidas desde el arranque.

Esta ley se puede mejorar mediante la comunicación abierta y constante, empezando por algo esencial: aclarar y determinar explícitamente las expectativas desde el principio. Preguntar y confirmar los detalles y requerimientos evitará malentendidos y permitirá un trabajo más efectivo.

6. Ley de la carga de trabajo desigual

La ley que refiere a una carga de trabajo desigual indica que las personas a menudo reciben más trabajo cuando son reacias a rechazar tareas adicionales. Es decir que quienes no saben poner límites, y a la vez, son altamente efectivos, recibirán más sobrecarga que quienes hacen lo justo y necesario.

Aquí, establecer límites y aprender a decir “no” de manera asertiva es fundamental. Identificar las prioridades y discutir la distribución equitativa de la carga de trabajo puede ayudar a mantener un equilibrio saludable entre la vida personal y profesional.

7. Ley del silencio estratégico

Atención a esta ley: indica que la probabilidad de escuchar un rumor está relacionada con el interés que tengas en él y a la emoción que le pone quién lo propaga.

La explicación es sencilla: los rumores, así como los chismes, necesitan de otra persona para que funcionen. Si no se difunden, mueren. Por eso aplicar el silencio estratégico puede ser la mejor opción.

Mantener un equilibrio entre la información relevante y las distracciones es clave. Centrarse en el trabajo y participar en conversaciones constructivas puede mejorar la productividad y reducir las distracciones innecesarias. También es importante poner freno a rumores y chismes y no permitir que te involucren en ellos.

8. Ley de la Ley del mínimo esfuerzo

Vamos con un juego de palabras: La ley de la Ley del mínimo esfuerzo establece que la complejidad de una tarea puede aumentar en función de la cantidad de esfuerzo necesaria para delegarla.

Esto significa que, si para delegar efectivamente, necesitas aplicar una gran cantidad de explicaciones, informar y saber si la otra persona entendió y sabrá ejecutar las cosas, la mayoría de las veces se delega mal y rápido, para evitar la inversión de esfuerzo que se debe realizar. De allí que muchas personas dicen “mejor lo hago yo, es más rápido y me aseguro de que saldrá a mi manera”, lo que coarta, de alguna forma, la posibilidad de desarrollo de otros miembros del equipo.

Aquí, la comunicación efectiva y la asignación adecuada de tareas son fundamentales. Definir claramente los roles y responsabilidades puede reducir la complejidad y mejorar la eficiencia.

9. Ley de la tolerancia a la ambigüedad

En este caso, la ley de tolerancia a la ambigüedad señala que cuantas más decisiones se deban tomar, habrá mayor vaguedad en dichas definiciones.

Una forma de interpretarlo es lo que se vive cotidianamente: se demora la toma de determinaciones, por más sencillas que sean, porque muchas culturas empresariales permiten la ambigüedad como práctica habitual, generalmente por tener jefes o líderes indecisos o que no se la juegan como se espera. Como consecuencia, sus procesos son mucho más lentos, burocráticos y faltos de agilidad.

Resolver positivamente esta ley se puede lograr fomentando un ambiente donde se valore la adaptabilidad y se promueva la claridad en la comunicación. Y, especialmente, donde se ponga en la balanza el impacto que tiene la falta de celeridad, una de las endebles palancas que sostienen la ambigüedad e indefinición.

10. Ley del cambio permanente

En este caso, la ley del cambio permanente refleja que la velocidad del cambio organizacional es directamente proporcional a la resistencia de los empleados. Es tan sencillo de comprender si lo vemos de esta forma: si una porción relevante de la plantilla se opone a los cambios o transformaciones, toda la empresa completa se ve afectada por esa falta de agilidad para su ejecución.

Para abordar esta ley, es importante fomentar la apertura a lo nuevo y promover metodologías que ayuden a flexibilizar modelos mentales donde el cambio está fuera del radio de pensamiento de las personas.

Para ello, involucrar a los empleados en el proceso de cambio y brindar oportunidades para la formación y adaptación puede facilitar la transición.

Navegando las Leyes de Murphy con sabiduría y sentido común

En el apasionante mundo laboral, las Leyes de Murphy que aquí las he adaptado a comportamientos del mundo empresarial, son como espejos que nos muestran la complejidad y las paradojas que pueden surgir en el día a día.

Aunque a veces parecen desafiantes, también nos brindan la oportunidad de crecer y desarrollarnos. En última instancia, al entender y abrazar estas leyes, nos convertimos en maestros de nuestra propia trayectoria laboral, superando obstáculos y navegando hacia el éxito en forma más fluida y con confianza.

Fracaso Ley de Murphy
autor Facilitador y Máster Coach Ejecutivo especializado en alta gerencia, profesionales y equipos; mentor y comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 31 libros. LinkedIn Top Voice América Latina. Certificado por ICF; Coach certificado y Miembro de John Maxwell Team.