Marisol Martínez lo dice muy segura de sí misma: su negocio, María Fortuna, es una fábrica de felicidad. ¿Por qué? La razón es sencilla, si alguien está teniendo un mal o un buen día, llevarse un bocado sabroso y dulce al paladar puede cambiar el estado de ánimo.
Hoy en día María Fortunata (Torres Adalid 1212), un local con venta de pasteles, panadería y repostería, se ha ganado un lugar en el corazón goloso de miles de vecinos de la colonia Narvarte, pero en realidad, de muchos clientes en la Ciudad de México y la zona conurbada.
Repostera, chocolatera y chef, la historia de Marisol Martínez y su amor por la repostería le viene de familia, tijuanenses expertos en hacer galletas, sobre todo su padre, famoso y querido por hacer las mejores galletas de chispas de chocolate en esta ciudad fronteriza.
“Durante mis estudios gastronómicos en Ensenada también hacía galletas vendiendo a amigos y familiares, y luego me enamoré del chocolate en unas prácticas que realicé en la CDMX. Empecé en 2006 elaborándolas en una dark kitchen, que es un modelo de negocios de alimentos con venta a domicilio”, dice Martínez.
Cuando llegó el momento de dejar atrás la dark kitchen en 2008, Marisol comenzó a emprender en la elaboración de pasteles. Y aunque en un principio no fue fácil, perfeccionó su técnica mediante cursos de decoración y experimentación de sabores.
“Incluso por no saber bien de costos y precios hasta los malbarataba”, dice.
Posteriormente Marisol se dio a la tarea de ubicar un local estratégico en la CDMX. Lo encontró en la colonia Narvarte y le nombró María Fortunata, en honor a una de sus abuelas.
Hoy la variedad de pasteles es amplia e incluso pueden elaborarse personalizados, minimalistas coquetos o solicitarse para 200 personas, o más. Actualmente tienen con siete sabores principalmente: Red Velvet de frutos rojos, chocolate trufa, chocolate trufa con frambuesa, Confetti Cake, avellana, maracuyá y manzana con caramelo.
“Las redes sociales y la publicidad de boca en boca han sido fundamentales para el crecimiento del negocio. Todos los días nos actualizamos para estar a la vanguardia en cómo ofrecer un mejor servicio”, abunda.
Ese camino emprendedor ha llevado a Marisol a un nuevo reto en la colonia Roma (Querétaro 165), al incursionar en desayunos y brunch.
El gran aprendizaje que Marisol ve en este momento de su vida se concentra en que en los tiempos de estudiante y becaria difícilmente se visualiza todo lo que implica ser emprendedora y empresaria.
Concluye que “uno no puede hacer todo. Estoy convencida que en este camino hay que poner mucha atención en cómo modificamos y resolvemos y, sobre todo, cómo ser flexibles con uno mismo, pues nunca se dejará de aprender algo nuevo todos los días”.
