Sostener un empleado tóxico o disconforme en la plantilla equivale a asumir los costos ocultos que pueden hacerte sufrir por mucho tiempo.
Seguramente a usted más de una vez, siendo empresario o gerente, le tocó afinar el lápiz y ponerse a sacar cuentas de cuánto le costaría despedir a un empleado tóxico o problemático. Y, en ese momento, observar cómo los números empiezan a engrosarse, sumando cada vez más ceros a la derecha a medida que su jerarquía o antigüedad asciende en la organización. Aquí, es donde aparece el dilema: ¿Qué conviene hacer: retenerlo, para ahorrarse el dinero y no dar una imagen de debilidad ante los otros empleados o desvincularlo y asumirlo como una inversión? Basado en la experiencia de innumerables casos, pienso que la respuesta es inequívoca, imponiéndose así el despido.
4 costos ocultos de no despedir a un empleado tóxico
Desde mi punto de vista, sostener un empleado tóxico o disconforme en la plantilla equivale a asumir los siguientes costos ocultos:
1. Desmotivación y Percepción de injusticia
Dentro de las principales causas de bajo rendimiento, rotación o ausentismo en los empleados, figura esta percepción negativa de sentir que la organización trata a todos por igual, no solamente no premiando a los mejores sino sobre todo no castigando a los nocivos. Da lo mismo hacer las cosas bien que mal y por lo tanto la performance comienza a emparejarse para abajo.
2. Daño en la comunicación organizacional
Esto debe ser analizado en sus dos vertientes. La primera, cuando el colaborador negativo es aislado del resto y la segunda, peor aún, cuando aquel genera grupúsculos corporativos dentro de la empresa, al modo parasitario. En ambas situaciones cabe esperar como consecuencia rumores, chismes, circulación de informaciones falsas y ocultamiento de datos claves.
3. Sobrecarga de actividades en los jefes o en colaboradores valiosos
Esto es evidente: Alguien debe hacer las cosas. Los productos y servicios deben ser prestados a tiempo, y para que ello suceda la ausencia de esfuerzo por parte de algunos será suplida inmediatamente por otros, ya sea el jefe (en el conocido fenómenos de delegación inversa) o los propios compañeros. A mediano plazo sumaremos otro problema al que ya teníamos: empleados valiosos estresados.
4. Posible pérdida de clientes
Quizás este sea el factor más ponderado por los empresarios, y posiblemente menos tenido en cuenta al momento del presente análisis. ¿Se puso a pensar detenidamente el impacto que podría llegar a causar en sus clientes los errores, omisiones, desvíos o malas atenciones? Y no solamente me refiero a empleados con atención al público. Todos los colaboradores de una empresa inciden en el resultado final. La mala preparación de un pedido. Un error de cálculo en la facturación. La falta de respuesta ante un problema concreto tiene la fuerza suficiente para hacernos perder un cliente.
En resumen, puede verse aquí que siempre termina siendo mucho mejor una cirugía a tiempo que muchos analgésicos juntos.