



La mente no se detiene, y continuamente mediante los niveles consciente, subconsciente y, más profundo aún, el inconsciente, está generando todo tipo de consideraciones acerca de lo que vivimos cotidianamente.
Sin importar si son válidas o presunciones, el proceso nos lleva permanentemente a sacar conclusiones automáticas , aún sin contar con toda la información.
Este proceso tiene mucho que ver con las creencias , esas afirmaciones internas que hemos desarrollado a lo largo de los años para encuadrar las experiencias en marcos que a nuestro cerebro le resulten más fáciles de procesar.
Las creencias surgen de las experiencias, observaciones y también de lo que interpretamos. Cuando una de ellas se hace tan fuerte y arraigada, es que podemos pasar a llamarla paradigma -una creencia que, aunque no funcione en términos de resultados contributivos, sigue teniendo presencia y poder dentro de nuestro proceso interno-.
Por eso que una parte fundamental del desarrollo humano es la de desaprender y reconstruir las cadenas de creencias favorables para lograr mejores resultados.
En ellas se basa la diferencia entre evaluar y criticar:
En las empresas, por ejemplo, esta distinción adquiere especial relevancia en los procesos de feedback, la retroalimentación. Por lo general está basada en la crítica y no en una evaluación neutral que estimule consensos.
Para introducirnos en el tema es importante distinguir la participación en los resultados de la vida personal y profesional de los tres niveles en que opera la mente de todos los seres humanos:
Es muy importante el impacto de la mente subconsciente en la co-creación de nuevas realidades, porque aquí es donde se produce todo lo que después, en lo consciente, manifestaremos en hechos. Por eso es que si quieres cambiar un hábito o pensamientos tóxicos recurrentes, o tendencias no favorables, es necesario trabajarlo desde este espacio mental específicamente.
Por ejemplo, la mente inconsciente es la que te hace cerrar los ojos si sientes la amenaza de un golpe en el rostro. Es reactiva e instintiva. Y es la que genera la posibilidad de sentir placer o dolor, alegría o angustia, evolucionar o estancarte, ser curioso o ser indiferente, etcétera.
Para poder comprender lo estratégico que es plantearnos la diferencia entre críticas y evaluaciones con el fin de evitar caer en las conclusiones automáticas que, generalmente, son desacertadas, es importante conocer el proceso interno que hacemos en el nivel subconsciente cuando aparece una situación en el nivel de las creencias.
Observa este ejemplo para que captes esta distinción esencial:
Imagina que eres un ejecutivo de elite encargado de tomar decisiones sobre un proyecto ante el directorio de la empresa que te da trabajo. Estás en la sala de reuniones presentando tus ideas y observas que el presidente de la empresa mira continuamente su celular. Al instante tu mente procesa y arroja algunos de estos resultados:
[ OPCIÓN 1 ] Evaluación mediante descripción neutral de la situación – “El presidente está mirando continuamente su teléfono celular mientras presento el proyecto.” En este caso, es objetiva la evaluación que estás haciendo, ya que es meramente descriptiva.
[ OPCIÓN 2 ] Interpretación – “El presidente está mirando continuamente su teléfono celular mientras presento el proyecto; es una señal de que no le gusta lo que estoy presentando” – Aquí le agregas tus consideraciones y juicios automáticos
[ OPCIÓN 3 ] Inferencia – “El presidente está mirando continuamente su teléfono celular mientras presento el proyecto; es una señal de que no le gusta lo que estoy presentando porque lo estoy aburriendo” – Aquí le adicionas tu interpretación emocional acerca del cómo te sientes.
[ OPCIÓN 4 ] Evaluación crítica – “El presidente está mirando continuamente su teléfono celular mientras presento el proyecto; es una señal de que no le gusta el proyecto porque lo estoy aburriendo y eso significa que soy un pésimo profesional” – En este caso le has agregado tu auto crítica automática hacia ti mismo respecto a tu desempeño.
Hay muchas posibilidades por las que el presidente de la empresa estuviese mirando su celular. Sin embargo, si asumes que es por tu desempeño (porque así te lo has dicho en tu mente subconsciente) y dejas que ese torbellino interno te invada, el resultado emocional y real tendrá una potencia menor al que podrías obtener en el caso de que frenes a tiempo ese espiral diciéndote algo así: “El presidente está mirando continuamente su teléfono celular mientras presento el proyecto; por el momento no sé por qué lo hace; elijo seguir adelante haciendo el 100% con confianza y entrega en mi tarea.” Esto reafirma tu capacidad interna de autoestima y se verá proyectada hacia afuera.
Entonces, observando estos cuatro escenarios, pregúntate cuántas veces al día pasas haciendo conclusiones automáticas que pueden estar erradas y viciadas por la interferencia del prejuicio (un juicio previo a tener toda la información disponible).
Para ayudarte en el proceso de evitar sacar conclusiones automáticas y experimentar la diferencia entre evaluar y criticar, puedes aplicar estas herramientas: