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En el entorno laboral la interacción y la comunicación entre los miembros de los equipos es fundamental para lograr conjuntar las acciones y alcanzar los objetivos planteados por la organización.
Todos vamos a nuestras labores bajo el entendido de que la relación con los compañeros de trabajo, por ser de las personas con las que conviviremos buena parte de nuestro día, debería ser armónica o al menos de cooperación para llegar juntos a las metas.
Sin embargo, en ocasiones pueden suscitarse casos de interacciones negativas, en las que el mobbing o acoso es el protagonista y se manifiesta a través de conductas que acaban convirtiéndos en obstáculos para cultivar un clima laboral saludable: chismes, envidias por los logros de los compañeros, muestras de condescendencia, interferencia con el trabajo de otros miembros del equipo, exclusión, agresiones verbales y psicológicas, que pueden llegar incluso a la violencia física o a situaciones inadmisibles como el acoso sexual.
Según un sondeo realizado por Statista en 2019, alrededor del 12,3% de los encuestados en México dijo haber sido víctima de acoso en el ámbito laboral. 44% de las personas que refirieron haber sufrido acoso laboral, fueron víctimas de acoso sexual.
Entre las formas de violencia psicológica y verbal se puede encontrar el llamado gaslighting o luz de gas, concepto que hace referencia a negar la realidad o tergiversarla a través de acciones como dar por sucedido hechos que jamás ocurrieron, mentir o manipular la información para que la víctima llegue a dudar de su propio juicio, percepción o memoria.
El término gaslighting proviene de la obra de teatro británica Gas Light de 1933, que posteriormente se llevó al cine en 1944 por George Cukor. Desde 1970 se usa para describir los esfuerzos por manipular el sentido de la realidad de una persona.
El gaslighting es un tipo de violencia psicológica muy frecuente en relaciones de familia, de amistad o de pareja, pero también se ha observado en los vínculos laborales. Puede suceder entre compañeros de trabajo, de jefes a empleados y de empleados a jefes.
Quienes ejercen el gaslighting pueden llegar a tal grado de falsedad y manipulación que pueden alterar la percepción del resto del equipo sobre la víctima, lo que puede poner en dificultades su puesto y su trabajo en la empresa aún cuando este sea bueno. El objetivo del agresor es poner a otros en contra de la víctima a través de las críticas o cuestionamientos a su conducta, su criterio, sus habilidades, su raciocinio y percepción, e incluso hacer que la víctima nunca pueda expresar sus preocupaciones o molestias.
El gaslighting es un tipo de acoso muy sutil, maquiavélico y cobarde, en el que el acosador/a hace dudar a la víctima de su memoria y/o cordura. Por lo general el agresor elogia a su víctima en público mientras que le ataca en privado. De esta forma no hay testigos y la víctima no puede acreditar ni demostrar que está siendo agredida y acosada, según se explica en un artículo de la Escuela de Negocios y Dirección.
Debido a las características de este tipo de violencia laboral, en la mayoría no es fácil identificar el gaslighting sino hasta que ha tenido consecuencias graves como el desarrollo de un ambiente laboral nocivo que, entre otras formas, se puede manifestar con el despido de quién ha sufrido este tipo de agresiones.
Por eso aquí te compartimos algunas señales que, de acuerdo con Psychology Today, pueden ayudarte a identificar si alguien de tu equipo, sea compañero o jefe, está ejerciendo gaslighting hacia ti o hacia otro compañero:
Después de ver estas señales de gaslighting en el trabajo, es importante actuar tanto si eres líder del equipo o si eres empleado, pues además de las consecuencias psicológicas de esta forma de agresión, están las consecuencias laborales, que van desde las afectaciones a la víctima, hasta los daños al clima laboral.
Algunas medidas recomendadas para poner un alto al gaslighting o prevenirlo son:
Como empleado
Alza la voz si notas un trato hostil constante de parte de tu jefe o algún compañero de equipo, no dudes de tu sentimiento, coméntalo con algún compañero de confianza o directamente con otro líder del equipo en caso de que tu jefe sea el agresor.
No busques la aprobación externa, pues en ocasiones, por no querer generar conflicto, puedes dejar pasar las agresiones de tu compañero o jefe, pero siempre piensa: ¿qué es lo que realmente te impide poner un alto y exigir respeto o hacer visible el problema?
Las agresiones pueden ser como una bola de nieve, pueden iniciar por actos aparentemente inofensivos y terminar en grandes daños. No te quedes callado ante acciones o comentarios que sientas agresivos, pues así podrás ir aclarando y descubriendo si simplemente se trata de un desacuerdo o se trata de alguien queriendo manipularte para tergiversar tu percepción y hacerte dudar de lo que sientes o piensas ante una agresión.
Siempre ten presente la soberanía sobre tus pensamientos y sentimientos. No te disculpes por sentir ni te avergüences de lo que sientes, pues tus pensamientos y sentimientos no deben estar sujetos a discusión. Si sientes algún trato hostil de parte de algún compañero o de tu jefe, no minimices lo que sientes, habla con la persona en cuestión y expresa cómo te hizo sentir. Si la persona cambia su comportamiento posiblemente solo se haya tratado de un malentendido. Pero si notas que este trato es constante y continúa aún cuando hayas expresado tu molestia y exigido respeto, coméntalo con tu líder o con otro compañero.
Como líder
Escucha y observa el comportamiento de cada miembro de tu equipo. Si notas que alguien agrede constantemente a otro compañero durante las interacciones diarias, o si la víctima se queja directamente contigo, habla con la parte agresora y con la posible víctima para tener la versión de ambas partes.
Recuerda que más vale una conversación difícil a tiempo con el presunto agresor que consecuencias graves que afecten a la víctima o el desempeño de todo el equipo, es decir, no por evitar un conflicto que a tus ojos pudiera parecer pequeño, acabe convirtiéndose en un problema mayor.
Desarrolla tu criterio y evita dejarte llevar por los chismes. Como los chismes son una de las formas de manipular del agresor, lo más posible es que pueda llegar a ti con algún rumor o comentario negativo sobre otro miembro del equipo. Analiza el comentario y trata de obtener evidencia que lo sustente. En caso contrario, nuevamente la escucha y la observación son clave para discernir entre algo que pueda ser real o un chisme que tiene intención de dañar a alguien más.
Cultiva una cultura del respeto. Mantén con tu equipo altos estándares de comportamiento, si es necesario enlista y comunica posibles comportamientos que serán inadmisibles en cualquier miembro de tu equipo. La honestidad en las interacciones laborales es una de las claves para garantizar la armonía en el equipo y evitar las agresiones entre compañeros.
Recuerda a tu equipo la importancia de la comunicación honesta. Entre los comportamientos que no deberías admitir nunca en tu equipo están la difusión de rumores y chismes sobre cualquier persona. No tiene nada de productivo difundir información falsa sobre alguien del equipo y en cambio sí puede tener efectos nocivos tanto para la víctima como para el desempeño de todo el equipo.