



No basta con tener una empresa para ser “CEOs de algo”. Ser emprendedor no es solo lanzar una idea o ponerle tu nombre a una empresa. Es atreverse a construir algo que aún no existe, con pasión, convicción y propósito. Hoy, más que felicitar por un título, celebro a quienes decidieron jugarse el todo por el todo con una idea que los desvela.
Hoy es el Día Mundial del Emprendimiento. Como cada 16 de abril, celebramos ese espíritu que nos impulsa a generar una idea, desarrollarla y llevarla a cambiar al mundo. Desde hace un par de años he visto una explosión en el emprendimiento latinoamericano. Pareciera que todo el mundo quiere ser emprendedor. Esto, por supuesto, no es malo. Al contrario, como bien me lo dijo Marcus Dantus, director de Startup México, en una entrevista: “nos urgen héroes emprendedores para cambiar al mundo”.
Así como hay una revalorización de las ideas de los emprendedores latinos, también parece que hay muchos hombres y mujeres que se lanzan al ruedo sin una idea concreta o, peor aún, sin una verdadera pasión por lo que hacen.
En mi experiencia escribiendo de negocios, he visto muchísimas historias de latinoamericanos que han superado los obstáculos que un ecosistema —que apenas empieza a fortalecerse— puede presentarles: exceso (y a la vez falta) de regulación, multitudes de trámites, miedos culturales, corrupción, etc.
No obstante, también me he encontrado con personas que han emprendido por el simple gusto de ser llamados “CEOs de algo”.
¿Esto es malo? No necesariamente. Sin embargo, como todo emprendedor sabe, el camino para arrancar un negocio desde cero es muy difícil y, a momentos, solitario. No contar con una motivación suficientemente clara o importante para ti puede hacer que quieras tirar la toalla a la menor provocación.
Por eso los especialistas siempre recalcan la importancia de emprender por las razones correctas. ¿Quieres dejar tu vida de oficina para tener horario más flexible? Los emprendedores suelen trabajar muchas más horas que los empleados corporativos. ¿Quieres ser tu propio jefe? Estarás cambiando un solo supervisor directo por (te deseamos) miles de clientes que esperarán recibir el producto o servicio por el que pagaron. ¿Quieres volverte millonario? Los primeros dos años de operación de tu empresa serán increíblemente difíciles mientras consigues capital para fondearte.
La buena noticia es que, a pesar de estas difíciles verdades, estamos ante las dos generaciones más emprendedoras de la historia.
Los millennials y la Generación Z han dejado atrás la idea de que el máximo orgullo profesional solo se puede encontrar trabajando para una gran empresa. Estos adultos de entre 18 y 45 años están apostando por crear negocios innovadores que incluso puedan cambiar al mundo.
Según cifras del Global Entrepreneurship Monitor, en México tenemos ideas emprendedoras innovadoras de alto impacto superiores a la media global. Entonces, ¿qué nos falta para impulsar a nuestros emprendedores?
El Entrepreneurship Global Index dice que tenemos que fortalecer nuestra cultura para hacer nuestra vida emprendedora más sencilla. De hecho, como país caímos debido a una bajada en soporte cultural y percepción de oportunidades de negocio.
Personalmente creo que hay muchas deudas que tenemos como región con nuestros emprendedores (como impulsar los negocios tecnológicos, a las emprendedoras, al campo, etc.), pero también creo que necesitamos hombres y mujeres de negocio que “se la crean” y se atrevan a jugársela todo por el todo.
No basta con arrancar una compañía solo para ser “CEOs de algo”. Hay que tener verdadera pasión por lo que se hace y entender que se trata de una carrera de largo aliento. Hay que dejar el “esnobismo emprendedor” y realmente luchar por una idea de la que se esté locamente apasionado.
Si este es tu caso, entonces por supuesto que sí: ¡muchas felicidades por ser un emprendedor! No es un camino sencillo, pero sin duda es el que te llamó para buscar la trascendencia. Nuestro país —nuestra región— necesita de más personas como tú.
El título de “emprendedor” no se gana por abrir una empresa, sino por tener el valor de sostener una idea contra todo pronóstico.
Celebremos hoy a quienes construyen, arriesgan y lideran con propósito. Porque cada uno de ellos nos acerca a un país más fuerte, más justo y más innovado