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El superpoder que todos tenemos y no lo sabíamos: las finanzas abiertas

Con las finanzas abiertas nosotros podemos compartir nuestros datos financieros de forma digital con quien queramos.

¿Ya conoces las finanzas abiertas?
¿Ya conoces las finanzas abiertas? © Depositphotos.com

Desde la llegada de la Ley Fintech hace cinco años, existe un superpoder que se nos otorgó a los cuentahabientes de bancos en México: el de las finanzas abiertas (también conocido como Open Finance). Gracias al artículo 76 de dicha ley, los bancos tienen que establecer mecanismos (a través de las APIs o interfaz de programación de aplicaciones) para que nosotros los usuarios decidamos con quién compartir nuestra información financiera de manera fácil, rápida y segura. En pocas palabras, nosotros podemos compartir nuestros datos financieros de forma digital con quien queramos, cambiando la forma en la que interactuamos con nuestro dinero. Esto nos puede ayudar a obtener créditos, diversificar los productos financieros de forma más fácil y segura, y poder compartir nuestros datos con instituciones financieras legítimas evitando caer en fraudes o en manos de monta deudas.

¿Qué son las open finances?

Hay quienes dicen que las finanzas abiertas son una tecnología, hay quienes dicen que son una regulación y hay quienes dicen que son un movimiento mundial. Y quienes se dedican a esto pueden afirmar que las finanzas abiertas son todas esas cosas.

Aunque aún falta la regulación secundaria para que los bancos y otras instituciones tengan que establecer sus APIs, pronto será realidad. Estas interfaces se llaman “de lectura” pues sólo pueden leer nuestra información y en algunos casos interpretarla para facilitar nuestro acceso al crédito, contar con herramientas de gestión de finanzas personales o acceder a nuevos servicios como el “Compra ahora, paga después”. Esto también permitirá que personas que clásicamente se encuentran excluidas del sistema financiero tradicional, puedan acceder a estos servicios compartiendo información sobre sus ingresos, incluso aunque lo hagan a través de plataformas de economía colaborativa, tales como Uber, Rappi o Didi, o no cuenten con un empleo permanente, por ejemplo.

Hoy en día ya existen empresas que nos están otorgando este poder. A través del uso de su tecnología se han diseñado mecanismos seguros que hacen uso de los principios del open finance y nos permiten compartir nuestra información, siempre bajo nuestro consentimiento, con otras entidades para puedan leerla e interpretarla para darnos acceso a nuevos servicios. Así, nacen nuevas relaciones de beneficio mutuo entre los bancos u otras instituciones, las empresas tecnológicas y nosotros los usuarios.

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¿Qué más podemos hacer con nuestro superpoder?

Las empresas de tecnología que se dedican a open finance no sólo han encontrado la forma de que podamos compartir nuestros datos financieros, sino también cómo interpretarlos. Así cuando los compartimos con una institución crediticia, por ejemplo, pueden mostrar cuánto gastamos en renta, comida, entretenimiento, etc. y así “entendernos” mejor.

Uno de los beneficios de que las empresas de servicios financieros nos entiendan o nos conozcan mejor es, que a la larga, podrán ofrecernos cosas que realmente nos sirvan y contar con una hiper personalización de servicios y productos financieros. Por ejemplo, si saben que gastamos mes con mes en una renta de un inmueble, quizás nos podrán ofrecer una hipoteca por el mismo o menor monto mensual. De esta manera, las opciones son inacabables. Así los bancos y otras instituciones encontrarán mejores formas de retener a sus clientes y mantenerlos más contentos.

Además, el modelo de las finanzas abiertas no sólo nos permite compartir nuestra información sino también realizar pagos digitales de manera segura y rápida, esto se llama iniciación de pagos. Estas APIs de pagos te brindan la oportunidad de pagar diferentes cosas directamente desde tu cuenta bancaria sin tener que proporcionar clabes interbancarias, números de tarjetas o cualquier otro dato que haga más lento o vulnere el proceso de pagar algo de forma digital. Y, por supuesto, la tecnología existente permite que se haga, al igual que las APIs de lectura, de forma fácil, rápida y segura.

¿Para qué queremos el superpoder de las finanzas abiertas?

Aunque ya mencionamos que esto nos facilita el acceso al sistema financiero, también tenemos todo el derecho bajo la ley de controlar qué se hace con nuestra información. Con este nuevo modelo, los productos y servicios financieros se van a volver más competitivos, más enfocados y especializados en la clase de consumidor que eres. ¿No te frustra recibir llamadas ofreciendo servicios que no te interesan sin saber de donde consiguieron tus datos? Pues todo eso puede cambiar con la implementación de las finanzas abiertas. Al tener control sobre quién accede y usa la información, los usuarios pueden restringir o limitar su acceso, dejando la puerta abierta sólo a las empresas con las que el mismo usuario se sienta cómodo y en confianza.

Lo que viene

Existe otro nivel aún más alto de superpoder y este se llama el de los Datos Abiertos. Esto quiere decir que muy pronto podremos controlar toda nuestra información personal, no sólo financiera sino médica, de seguros, telefónica, educativa, etc. Eventualmente tendremos que vivir en el mundo de los datos abiertos (Open Data) en el cual los seres humanos controlaremos cómo, con quién, y qué clase de información personal se comparte. Este nuevo mundo nos va a permitir contar con una vida financiera más sana y segura, además de que las empresas proveerán mejores servicios gracias a la competencia y tendrán datos de más alta calidad.

Finalmente, si bien el open finance y los datos abiertos pueden ser algo muy complejo, es importante que como sociedad, empresas, instituciones financieras, reguladores, servidores públicos y por supuesto usuarios, trabajemos día a día para construir un escenario global donde los datos sean utilizados para beneficiar a los consumidores, reducir las brechas de inclusión financiera y generar equidad en nuestro país.

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autor Sebastián de Lara cuenta con más de 15 años de experiencia en el sector de emprendimiento, dirigiendo generalmente los departamentos de política pública y comunicación de distintas empresas en México.