



La noche del viernes 17 de enero de 2025, la histórica fábrica de productos para el cuidado del calzado “El Oso”, ubicada en la colonia Portales Sur de la Ciudad de México, fue desalojada en un operativo coordinado por la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y personal de la alcaldía Benito Juárez. Este desalojo ha generado diversas reacciones y especulaciones sobre las causas detrás de esta acción.
Fundada en 1918 por Prisciliano Pérez Buenrostro, “El Oso” se consolidó como una empresa líder en la fabricación de grasas y tintas para calzado en México. El nombre de la marca se inspiró en la llegada del primer oso polar al Zoológico de Chapultepec, evento que marcó al fundador y lo llevó a adoptar este símbolo de fuerza y adaptación para su empresa.
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El desalojo de la fábrica, situada en la esquina de Eje Central y Popocatépetl, sorprendió a empleados y vecinos de la zona. Durante el operativo, se observaron personas retirando productos y pertenencias del inmueble, generando preocupación sobre el futuro de la empresa y sus trabajadores.
Tras el desalojo, la empresa emitió un comunicado en el que denunció ser víctima de extorsiones por parte del crimen organizado y señaló la complicidad de autoridades corruptas en el proceso. De acuerdo con el diario SinEmbargo, estas acusaciones han encendido el debate sobre la seguridad y protección de las empresas históricas en la capital del país.
La alcaldía Benito Juárez se deslindó de las acusaciones, afirmando que el desalojo se realizó en cumplimiento de una orden judicial y que su participación se limitó a brindar apoyo logístico. Por su parte, la SSC indicó que su intervención fue para garantizar el orden durante el operativo, sin involucrarse en disputas legales entre particulares.
La fábrica “El Oso” no solo representa una fuente de empleo para decenas de familias, sino que también forma parte del patrimonio industrial de la Ciudad de México. Su desalojo ha generado inquietud entre empresarios y ciudadanos, quienes demandan mayor transparencia y protección para las empresas con trayectoria histórica en el país.
A pesar de la adversidad, los propietarios de “El Oso” han manifestado su intención de continuar operando y buscar alternativas para reubicar la producción. La familia Pérez, que ha estado al frente de la empresa por tres generaciones, reafirma su compromiso con la calidad y tradición que han caracterizado a la marca por más de un siglo.
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El caso de “El Oso” pone en evidencia la necesidad de establecer mecanismos que protejan a las empresas históricas de situaciones que pongan en riesgo su continuidad. Es fundamental que autoridades y sociedad trabajen en conjunto para salvaguardar el legado industrial y cultural que estas instituciones representan para el país.