



Además del mariachi, las playas o el tequila, los aguacates son uno de los elementos por los que más se conoce a México. Según la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, nuestro país es el principal productor a nivel mundial del también llamado “oro verde”; sin embargo, aunque esto puede ser positivo en términos económicos, hay otros rubros que se están viendo fuertemente afectados.
Deforestación, crimen organizado y violencia, o escasez de agua, son solo algunos de los problemas que rodean a ese primer lugar del que tanto se presume. Las cifras no muestran que el panorama pueda cambiar llegando incluso a empeorar, pues por casi 11 años, la producción y exportación del fruto ha mostrado, en su mayoría, un crecimiento sostenido.
Pero ¿qué hizo tan famoso este alimento, obligando a los productores a incrementar su cosecha o a atraer a la delincuencia y convertirse así en un problema? En Emprendedor.com te contamos las claves alrededor de esta situación que, en un inicio era alentadora y que ahora tiene preocupados a varios.
Desde su gran sabor, múltiples beneficios, su relación con el Super Bowl y hasta el impulso por parte de celebridades, son algunos de los factores que han popularizado al aguacate a nivel mundial. Y es esta gran demanda la que ha llevado aumentar la producción de tan valioso fruto.
En términos de salud, se han derribado mitos antiguos que aseguraban el aguacate engordaba, y en su lugar, han sido reemplazados por el constante bombardeo de sus beneficios, como el ser fuente de omega 3 y grasas saludables, disminuir niveles de colesterol, contener vitaminas y antioxidantes que mejoran la apariencia de la piel, entre muchos otros que escuchamos frecuentemente.
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Todo esto ha llevado a que el producto se catalogue dentro de los súper alimentos que se recomienda incluir como parte de la dieta.
Su versatilidad y gran sabor también han contribuido a su rápida adopción tanto por aquellos que quieren mejorar sus hábitos como por quienes simplemente quieren deleitar a su paladar.
Otra situación que destacar es cómo el aguacate se volvió el protagonista del Super Bowl, ya que los aficionados han convertido en una tradición acompañar este partido con un guacamole. Es así que, en esta temporada, la demanda del fruto aumenta considerablemente.
Además, celebridades como Miley Cyrus, Hugh Jackman o Jennifer Aniston han mostrado a través de sus redes sociales, su “amor” por el “oro verde”. Cyrus incluso lo lleva tatuado en el brazo y hasta repartió piezas a algunos periodistas tras una presentación.
A pesar de que países como Perú o Colombia son también reconocidos por su capacidad de producción y exportación de aguacate, desde hace varios años México se lleva la corona en ambos rubros. El suelo y el clima del país, y específicamente de estados como Michoacán o Jalisco, son ideales para la cosecha de este fruto.
Los beneficios económicos que ha traído esto al país sin innegables, pero también son cada vez más las voces que demandan un crecimiento sostenible de la cosecha del “oro verde” debido a las diferentes problemáticas que se vuelven cada vez más evidentes y preocupantes.
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Ante la necesidad de incrementar la producción y, por lo consiguiente, a la necesidad de terrenos más amplios para lograr tal fin, la deforestación se ha vuelto una desafortunada pero constante práctica. Algunos productores producen intencionalmente incendios que arrasan con cientos de hectáreas para así realizar siembras furtivas del árbol del aguacate.
Documentales como “El guardián de las Monarcas” de Netflix, han retratado cómo la Reserva de la Biosfera de la Mariposa Monarca está en riesgo por tal situación, comprometiendo la existencia y el ecosistema de tan emblemático insecto.
Cálculos de la organización Climate Rights International, estiman que la deforestación en la última década en Michoacán y Jalisco podría rondar de las 16,000 hasta las 28,000 hectáreas, arrasando con la flora y fauna local, y cambiando el uso de suelo a tales terrenos.
Al cambiar el uso de suelo, se modifican las características geológicas del terreno, lo que trae consigo problemas como la escasez de agua, y si agregamos las duras y extendidas sequías producto del cambio climático, abastecer el vital líquido a la región es cada vez más complicado.
También se ha detectado que las grandes empresas aguacateras “monopolizan” el agua para asegurar su cosecha, situación que no solo afecta a otros agricultores, sino a la propia gente de aquellos estados quienes constantemente batallan para acceder a este servicio básico.
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Por otro lado, dado lo redituable que se ha convertido el negocio del aguacate, ha surgido otra situación: la incursión del crimen organizado a la industria. Lo cual no solo contribuye con el impacto ambiental, sino que ha desatado una ola de violencia e inseguridad, en donde constantemente se reportan secuestros a productores que no “cooperan”.
El fruto que antes era uno de los elementos que más movían la economía local, ya es un riesgo y hasta ha pasado a otras manos.
Ante este panorama, la necesidad de una producción sostenible y regulada es urgente para así minimizar y, en la medida de lo posible, evitar que el tan valioso “oro verde” se convierta en un problema más grande a nivel ambiental y social en México.