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4 cosas que aprendí del fracaso de mi app de delivery

De 2020 a 2022 trabajé en la creación de una app de delivery de despensa. Emergió antes de la pandemia. Entonces, ¿por qué fracasó?

Estas son las cosas que aprendí del fracaso de mi app de delivery.
Estas son las cosas que aprendí del fracaso de mi app de delivery. © Depositphotos.com

El mes de enero recibe su nombre del dios romano Ianus o Jano, que es representado con dos caras: una que mira al pasado y otra que mira al futuro, simbolizando el cambio, la transición y el progreso. Así pues, en un ánimo muy janiano, quiero compartir mi experiencia desarrollando una app de delivery.

De 2020 a 2022 trabajé en la creación de una aplicación de delivery o entrega de despensa a domicilio. Esta idea emergió antes de la pandemia y antes de que la entrega de comida se convirtiera en lo que conocemos hoy. Durante varios meses, realicé investigación de usuario, prototipado y testing, y luego, movidos por la emoción, comenzamos a desarrollar la app. Pocos meses después, la pandemia cambiaría el mundo entero y revolucionaría el mundo de la entrega de comida a domicilio, lo que provocó que mucho capital se invirtiera en startups de food delivery de todo tipo. Había llegado el momento para la food tech.

Lamentablemente, no estuvimos listos para aprovechar ese momentum y fuimos demasiado lentos para lanzar el servicio. Como ocurre en el emprendimiento, ante las dificultades y los pormenores, los ánimos bajan, las prioridades cambian y el momentum emocional de las startups también decae. Ante este contexto, decidimos bajar la cortina.

A la distancia, y con las emociones bajo control, lo mejor por hacer es compartir la historia para inspirar a otros, reflexionar sobre las cosas que mejoraré en mi siguiente producto, y para confirmarles que, detrás de cada experiencia fallida, es verdad que queda un fértil aprendizaje.

Esto es lo que aprendí del fracaso de mi app de delivery

1. Haz test cuanto antes

Si has intentado emprender o siempre tienes muchas ideas, seguramente te has imaginado productos interesantísimos, que en tu mente son ganadores, que las personas amarán y por supuesto que te harán rico y famoso. Sin embargo, en la realidad, un producto nuevo es una cosa que nadie ha visto antes, y que toma tiempo asimilar y adoptar. Por eso, antes de invertir tiempo y dinero en desarrollar un producto, es recomendable hacer pruebas de deseabilidad, es decir, experimentos donde reúnas suficiente información que te indique que existen personas dispuestas a pagar por tu producto.

Así nos pasó: un panorama competitivo favorable nos hizo pensar que nuestro producto estaba validado y nos fuimos directo al desarrollo. Por supuesto, esto es de las fases más atractivas de crear un producto, pero se corre el riesgo de perder mucho tiempo y dinero. Cualquier literatura sobre emprendimiento que encuentres enfatizará esto, así que haz experimentos antes de desarrollar el producto.

2. Acércate a tus usuarios (¡y nunca te separes!)

Identifica a tus usuarios, conócelos muy bien, y haz que participen en el desarrollo del producto. ¿Pero cómo si tu producto está en desarrollo y no tienes usuarios? Para eso necesitas tener hipótesis de quiénes son tus usuarios y luego comprobarlas o descartarlas.

Por ejemplo, cuando empezamos teníamos unas 3 hipótesis de usuarios: hipótesis 1, estudiantes; 2, padres jóvenes; y 3 profesionistas (ya en otro artículo hablaré de cómo formular mejor las hipótesis de usuario, pero por ahora esto sirve de ejemplo). A través de entrevistas y prototipos, fuimos descartando algunas de estas hipótesis: simplemente nos dábamos cuenta de que lo que estábamos originando no resolvía sus problemas de manera significativa.

Fue hasta el final, con un producto a medio desarrollar y con la presión de no poder continuar, que realmente conecté con usuarios que se veían beneficiados por al app y que aportaron valiosísimo feedback. ¡Ojalá los hubiera encontrado antes!

3. Este no es EL proyecto de tu vida

Este es mi aprendizaje favorito. Hay muchas historias sobre emprendedores que crean algo que revoluciona la vida de muchos y la de ellos mismos, convirtiéndose en el proyecto más importante de su vida. O al menos es lo que algunas narrativas nos cuentan. Cuando inicié este proyecto pensé que eso me pasaría a mí. Luego, me invadió el miedo cuando reflexioné: ¿despensa? A mí no me gusta ni cocinar ni ir al super ¡y ahora voy a estar todo el día rodeada de productos de supermercado! Al final las cosas no fueron así: no terminé rodeada solo de productos de supermercado, sino también de ideas, gente nueva, habilidades nuevas (¡incluidas cocinar!) y terminé por enamorarme del desarrollo de apps y de las startups. Como dice Tim Ferriss en el libro The 4-hour workweek: “puedes ser todas las cosas que quieres ser. Haz lo que te emociona y haz todas las cosas que quieras”. Así que move on, este es solo uno de tantos proyectos.

4. Este no es el proyecto de tu vida, pero sí va a cambiar tu vida

Bajar el telón de mi startup fue difícil; en proyectos como este se invierte sobre todo el corazón. Sin embargo, estoy feliz de lo que logré y lo que aprendí y ahora sé que puedo volver a hacerlo otra vez y mejor. Por lo que no, este no fue el proyecto de mi vida, pero sí uno que la ha cambiado: poniendo a prueba mis habilidades, mi capacidad de adaptación, mi capacidad para lidiar con la frustración, y mi capacidad para superar los altibajos de la vida. Ahora sé que esta experiencia con esta app de delivery me dará mejores cimientos para la próxima.

apps Delivery
autor Roxana Rojas es especialista en innovación, emprendimiento y estrategia de negocios con una maestría en Emprendimiento por la Universidad de Sheffield, Inglaterra. Ha colaborado en instituciones como el Tecnológico de Monterrey y el Museo Interactivo de Economía. Actualmente trabaja en la industria de la tecnología de educación identificando oportunidades de innovación para Twinkl Ltd.