Estás armando a un equipo. ¿Cuántas veces reclutas personal por sus capacidades y/o habilidades? Estoy segura de que la mayoría. Estamos acostumbrados a medir a la gente por su hacer, pero ¿qué hay del ser? ¿A quién contratas cuando contratas?
Como emprendedores, dueños de negocio o líderes de un equipo debemos tener siempre presente que el espacio de trabajo lo crea la gente, mas no lo que hacen. Claro está que su talento aporta a obtener los mejores resultados, pero es lo que entregan como seres humanos lo que sostiene a una organización.
Te rodeas de quien eres tú. Por lo tanto, ¿quién eres? Parece poco relevante, pero basta con mirar a quienes están cerca de ti; probablemente comparten afinidades, puntos de vista o posturas, pero sobre todo, un esquema de valores y una visión con la cual interpretan el mundo. Con tu equipo pasa igual. Tú conectas con el centro de tu gente. Seguramente son parecidos en intereses profesionales, pero lo que te acerca a tu equipo es la solidez de su propósito: para qué hacen lo que hacen, y eso también se contagia.
En un equipo, dos visiones grandes no compiten, se complementan; la diversidad enriquece y las diferencias son nuevas oportunidades. Eso sólo ocurre porque estás conectado al centro de quienes son te respaldan. Todos comulgan y se mueven hacia el mismo lado porque saben que el propósito de lo que hacen es más grande que los problemas que puedan existir. Sería irresponsable pensar que tu gente y tú son entes separados ¿Quién eres que los inspira a ser como son?
Hoy te pido voltear a verte, cuestionarte qué ve tu gente de ti y qué de ti ves en ellos. Más allá de ser su ejemplo y todo eso que nos han enseñado sobre ser un “buen líder”, sé autocrítico para conocer qué aportas a sus vidas que puedes vivir en tu propio negocio: honestidad, integridad, responsabilidad, honor, valía personal, poder, etc. ¿Tu equipo habla por ti y de ti?
Una buena práctica con tu equipo es darse retroalimentación, tú siendo parte recibiendo también su retroalimentación. Por supuesto que habrá retos y momentos que sortear en el día a día, pero crear un contexto seguro en el que cada uno comparta sus puntos de vista o sus desacuerdos limpia el espacio para retomar las actividades. Esta es una manera efectiva de acercarte a tu gente, de escucharlos y de aclarar o replantear lo ocurrido.
Crear espacios de feedback es una de las prácticas más valiosas en un esquema horizontal y le habla a tu equipo de ti, de que te son importantes sus opiniones y válidos sus desacuerdos. Pero no lo hagas por ello, hazlo porque es importante sostenerlos de esta manera y para ti saber quiénes son y cómo están los que te respaldan y te apoyan a construir tus sueños. Si ellos integran a su vida esta práctica es un reflejo de saber crear comunidad.
Finalmente, sé lo que quieres ver en el mundo y en tu espacio de trabajo.
El mundo, y tu negocio, se crean desde dentro de ti hacia afuera. Todo empieza con tus elecciones diarias.
