¿Qué tienen en común Malala Yousafzai, Steve Jobs, LeBron James, Elon Musk y Greta Thunberg además de ser líderes que están cambiando la historia del mundo? Son ejemplos de un líder que sabe que delegar en sus equipos, actividades, responsabilidades y decisiones ayuda a mantener el enfoque en su objetivo e ir más allá.
Un líder que delega entiende que para crecer y desarrollarse debe soltar determinadas tareas para asumir otras que le permitan aportar a la empresa desde nuevas aristas. Lejos de ser el que ‘suelta la papa caliente’ es el que potencia las habilidades de su equipo y confía en su capacidad para resolver cualquier problema.
Aunque hablar de liderazgo es cada vez más común, potenciarlo y ejercerlo aún es un gran reto. Menos del 15% de las organizaciones consultadas para la encuesta Tendencias Globales de Capital Humano de Deloitte 2023 consideran que sus dirigentes están preparados para liderar una fuerza de trabajo en expansión.
Para muchos líderes es díficil delegar y las razones son diversas, ya sea por necesidad de control o perfeccionismo, miedo al fracaso, falta de confianza en sus equipos, pero una gran parte es porque no saben cómo guiar a su equipo o cómo prepararlos para asumir nuevas responsabilidades.
Nadie te enseña a delegar, pero para hacerlo es necesario que la otra persona domine el trabajo al menos en un 70% y para que eso pase el líder tiene que enseñarle para poder encargar tareas efectivamente.
Delegar no sólo implica distribuir tareas y responsabilidades sino que conlleva creer en la capacidad del equipo para realizarlas con eficacia. Es una manifestación de confianza y una herramienta poderosa para el desarrollo profesional.
Los líderes que delegan optimizan recursos, desarrollan a sus colaboradores y mantienen el enfoque en tareas estratégicas. Sin embargo, hay aspectos que son inherentemente personales y que un líder no puede, ni debe, transferir a otros. Reconocer y asumir esta responsabilidad es fundamental para mantener la integridad y eficacia del liderazgo.
Te dejo estas siete cosas que ningún líder debe delegar:
La salud y el bienestar son pilares fundamentales de un liderazgo efectivo. Un líder debe cuidar de sí mismo para poder liderar con claridad y energía. Hay responsabilidades que no pueden ser transferidas, como el autocuidado físico hasta el equilibrio emocional.
La imagen que proyecta un líder, desde su lenguaje corporal hasta su comportamiento y manera de saludar, es esencial para inspirar confianza y respeto en su equipo. Son aspectos integrales de la identidad del grupo que deben ser cultivados de manera personal. Se puede aprender de alguien más pero es importante que la integre.
La confianza que las personas depositan en un líder es un activo invaluable que no puede ser delegado. Aunque se puede ganar y fortalecer con el tiempo, la confianza se basa en la consistencia y autenticidad del líder en sus acciones y decisiones.
Puede presentar a otros miembros del equipo y puede haber confianza en la marca pero la confianza uno a uno no puede delegarse.
La confrontación necesaria para abordar problemas dentro del equipo, así como el reconocimiento por los logros y contribuciones son responsabilidades directas del líder. Estas interacciones son esenciales para mantener la cohesión y motivación de los colaboradores.
Ciertas responsabilidades, especialmente, aquellas que involucran riesgos significativos, deben ser asumidas personalmente por el líder. Esto incluye la toma de decisiones críticas en situaciones de crisis o la gestión de proyectos que requieren un alto nivel de responsabilidad.
En situaciones excepcionales o imprevistas, el líder debe estar preparado para tomar decisiones rápidas y efectivas. Estas circunstancias requieren juicio y liderazgo directo.
Aunque la responsabilidad puede ser compartida, el líder siempre es el último responsable ante los resultados y las consecuencias de las decisiones tomadas.
Esta no puede ser transferida y debe ser asumida con integridad y diligencia.
Finalmente, el liderazgo requiere no solo de la capacidad de delegar tareas, sino también el reconocimiento de las responsabilidades personales que no pueden ser transferidas. Al abrazarlas, los líderes pueden cultivar relaciones sólidas, mantener la confianza de su equipo y alcanzar el éxito.
