



Durante seis meses, miles de oyentes en Australia sintonizaron el programa “Workdays with Thy” en la estación CADA, sin saber que su carismática anfitriona, Thy, no era una persona real, sino una inteligencia artificial.
El uso encubierto de una locutora generada por IA ha desatado un debate sobre la transparencia en los medios y el papel de la inteligencia artificial en la radiodifusión.
Desde noviembre de 2024, la estación de radio australiana CADA transmitió el programa “Workdays with Thy”, presentado por una voz femenina que acompañaba a los oyentes durante cuatro horas diarias de lunes a viernes. Lo que nadie sabía era que Thy no era una locutora humana, sino una creación de inteligencia artificial desarrollada por la empresa ElevenLabs, utilizando la voz de una empleada del departamento financiero de la emisora.
La verdadera identidad de Thy salió a la luz cuando la escritora australiana Stephanie Coombes notó la falta de información sobre la locutora y publicó un blog cuestionando su existencia. Un análisis de audio reveló que ciertas frases, como “old school”, sonaban idénticas en diferentes emisiones, lo que llevó a la estación a admitir que Thy era una inteligencia artificial.
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La revelación generó indignación entre los oyentes y profesionales de la industria. Teresa Lim, vicepresidenta de la Asociación Australiana de Actores de Voz, criticó la falta de transparencia de la emisora, afirmando que los oyentes merecen saber si están escuchando a una persona real o a una IA.
ARN Media, propietaria de CADA, defendió el experimento como una forma de explorar el potencial de la inteligencia artificial en la creación de contenido.
Sin embargo, reconocieron que la experiencia reforzó el valor único que las personalidades humanas aportan a la radio.
Este caso plantea preguntas sobre la ética en el uso de la inteligencia artificial en los medios de comunicación. Si bien la tecnología ofrece nuevas posibilidades, también es esencial mantener la transparencia con la audiencia y considerar el impacto en los profesionales humanos.
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La historia de Thy destaca la necesidad de establecer regulaciones claras sobre el uso de la inteligencia artificial en la radiodifusión y la importancia de la honestidad con los oyentes. A medida que la tecnología avanza, es crucial equilibrar la innovación con la ética y la transparencia.