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La activista guatemalteca y galardonada con el Nobel de la Paz, Rigoberta Menchú, fue oficialmente nacionalizada mexicana este miércoles por la Cancillería mexicana.
Con esta distinción, México reconoce su trayectoria en defensa de los derechos humanos e impulsa su integración legal en la sociedad mexicana, formalizando un vínculo que se ha cultivado durante décadas.
En una ceremonia llevada a cabo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, el canciller Juan Ramón de la Fuente entregó personalmente la carta de naturalización a Rigoberta Menchú, quien se convierte así en ciudadana mexicana.
México otorgó la nacionalidad tras evaluar su residencia legal, conocimiento de la cultura e historia nacional y la ausencia de antecedentes penales, conforme a las normas vigentes.
Durante la ceremonia, el canciller resaltó su lucha histórica por los derechos de los pueblos indígenas, la justicia social y su destacada participación académica en universidades mexicanas y del mundo.
Rigoberta Menchú (nacida en 1959 en Guatemala) ganó el Premio Nobel de la Paz en 1992 por su labor en defensa de los derechos humanos. Su testimonio y acciones la catapultaron al reconocimiento internacional.
Exiliada en México desde 1981, Menchú encontró aquí un refugio para sus denuncias. Su relación con el país se ha fortalecido a través de colaboraciones con universidades, organizaciones civiles y la propia ONU.
Desde nuestras universidades, Menchú ha impartido conferencias y colaborado en proyectos académicos. Su obra ha contribuido a visibilizar la injusticia y promover la inclusión de poblaciones marginadas.
Para saber más: Trump nominado al Nobel de la Paz por tregua entre Irán e Israel
Al adquirir la ciudadanía mexicana, Rigoberta Menchú encarna la consolidación de vínculos culturales y políticos entre ambos países, además de reforzar la identidad pluricultural de México.
El reconocimiento trascendió fronteras; medios como AFP, Prensa Libre y otros replicaron la noticia, subrayando la aportación de Menchú al escenario global y su reciente incorporación a la comunidad mexicana.
La naturalización de Rigoberta Menchú no sólo refuerza su compromiso con México, sino que envía un mensaje poderoso sobre la apertura cultural y política del país hacia figuras que simbolizan la defensa de los derechos humanos. Este acto fortalece el tejido social, impulsa la cooperación académica y enaltece la formación profesional en valores como la justicia, el respeto indígena y la solidaridad.