



El narcisismo se ha convertido en el diagnóstico de salón de la década. Las redes sociales están repletas de personas que usan esta etiqueta. El ex de todos parece ser narcisista, algunos de nuestros padres están bajo sospecha, ¿y ese villano de la oficina? Sin duda, también cumple con los requisitos.
La precisión de estos diagnósticos tan extendidos justifica el escepticismo. Pero la realidad es que los narcisistas existen. En su forma más extrema, el narcisismo es un diagnóstico de salud mental poco común, conocido como trastorno narcisista de la personalidad. Pero el narcisismo también describe un conjunto de rasgos de personalidad que todos mostramos en distintos grados.
Quienes hemos estado en contacto cercano con alguien con rasgos narcisistas, rara vez salimos ilesos. Y podemos quedarnos con preguntas persistentes. Por ejemplo, ¿qué los llevó a ser así?
En un metaanálisis reciente, mis colegas y yo reunimos estudios que examinaban la relación entre el narcisismo y los estilos de apego en adultos. Nuestros hallazgos ofrecen una pista importante, especialmente en lo que respecta a las posibles raíces del narcisismo vulnerable.
Existen dos tipos principales de narcisismo.
El narcisismo grandioso es el que suele venir a la mente. Se caracteriza por un estilo interpersonal abiertamente grandioso, agresivo y dominante. En cambio, el narcisismo vulnerable se caracteriza por la introversión, la hipersensibilidad a las críticas y una grandiosidad defensiva e insegura que enmascara una autoestima frágil.
Rasgos antagónicos como la sensación de derecho, la manipulación y la falta de empatía son la base de ambos tipos de narcisismo. Esto ayuda a explicar las dificultades interpersonales asociadas a cada uno.
El narcisismo vulnerable, en particular, se ha vinculado a una serie de comportamientos dañinos en las relaciones de pareja. Las personas con un alto nivel de narcisismo son más propensas a practicar el bombardeo amoroso (love bombing), el ghosting y el breadcrumbing.
También tienden a reportar una menor satisfacción en sus relaciones, a tener actitudes más permisivas hacia la infidelidad y a perpetrar violencia de pareja con mayor frecuencia.
Los investigadores han recurrido a los estilos de apego para explicar cómo se comportan las personas con un alto nivel de narcisismo en las relaciones románticas.
La teoría del apego propone que las experiencias tempranas con los cuidadores primarios moldean nuestras creencias sobre nosotros mismos y los demás.
Se cree que estas creencias persisten en la edad adulta e influyen en cómo experimentamos y gestionamos las relaciones adultas.
Si nos sentimos seguros, amados y apoyados de niños, es más probable que tengamos una visión positiva de nosotros mismos y de los demás. Este es el sello distintivo del apego seguro, que sienta las bases para relaciones sanas y estables en la edad adulta.
Pero cuando las relaciones tempranas se caracterizan por la negligencia, la inconsistencia o el abuso, pueden dar lugar a estilos de apego inseguro. Los modelos de apego adulto generalmente identifican tres tipos de apego inseguro. El apego preocupado se desarrolla a partir de una visión negativa de sí mismos y una visión positiva de los demás. Las personas con este estilo a menudo se sienten indignas de amor y buscan constantemente consuelo en las relaciones, temiendo el rechazo y el abandono.
El apego desdeñoso se basa en una visión positiva de sí mismos, pero negativa de los demás. Estas personas tienden a priorizar la independencia sobre la intimidad. Como resultado, a menudo les cuesta establecer conexiones profundas.
El apego temeroso implica visiones negativas tanto de sí mismos como de los demás. Quienes presentan este estilo suelen anhelar la conexión, pero al mismo tiempo la temen, lo que genera dinámicas de tira y afloja en las relaciones.
En nuestro metaanálisis, combinamos los resultados de 33 estudios previos con más de 10 mil participantes para examinar cómo se relaciona el narcisismo con cada uno de los cuatro estilos de apego adulto. En general, el narcisismo se relacionó con cada uno de los tres estilos de apego inseguro.
Pero al analizar los dos tipos de narcisismo por separado, surgió un patrón interesante. El narcisismo vulnerable se relacionó consistentemente con estilos de apego inseguros, con asociaciones de intensidad moderada para los estilos de apego preocupado y temeroso.
En contraste, el narcisismo grandioso…
No se demostró tal vínculo.
¿Significa esto que el apego inseguro causa narcisismo vulnerable? No necesariamente. Los estudios que revisamos fueron “correlacionales”, lo que significa que analizaron conexiones, no causas. Por lo tanto, no podemos afirmar que los estilos de apego causen narcisismo vulnerable. Para responder a esta pregunta, necesitaríamos una investigación longitudinal que haga un seguimiento de las personas a lo largo del tiempo.
Aun así, nuestros hallazgos sugieren que el apego inseguro, en particular los estilos de apego preocupado y temeroso, puede ser un factor de riesgo importante en el desarrollo del narcisismo vulnerable.
Por supuesto, no todas las personas con un estilo de apego inseguro presentan altos niveles de narcisismo vulnerable. Sin embargo, para algunos, el narcisismo vulnerable puede surgir como una estrategia defensiva de afrontamiento que surge cuando los apegos tempranos se caracterizaron por la inconsistencia, la negligencia o el abuso.
Los estilos de apego tienden a ser bastante consistentes a lo largo de la vida; sin embargo, es posible cambiar. Las terapias centradas en el apego, como la terapia de esquemas y la terapia centrada en las emociones, pueden ayudar a las personas a sanar las heridas del apego y a construir patrones de relación más seguros. Estos enfoques pueden ser especialmente útiles para quienes presentan un alto nivel de narcisismo vulnerable.
Al mismo tiempo, es importante que las familias tengan acceso a atención de salud mental gratuita y oportuna, para que los niños reciban apoyo para procesar y sanar el trauma antes de que este influya en sus relaciones adultas y en la forma en que criarán a la siguiente generación.
Pero más vale prevenir que curar.
Apoyar a padres y cuidadores para que construyan vínculos de apego seguros con sus hijos y brindarles las herramientas para una crianza eficaz es esencial. Esto es especialmente urgente dadas las alarmantemente altas tasas de maltrato infantil, que incluyen abuso emocional, abuso físico y negligencia, todos ellos vinculados al desarrollo del narcisismo vulnerable.
No hace falta ir muy lejos para ver el precio de hacer la vista gorda.
Megan Willis, Associate Professor, School of Behavioural and Health Sciences, Australian Catholic University
This article is republished from The Conversation under a Creative Commons license. Read the original article.