La abrupta irrupción del teletrabajo a raíz de la crisis de 2020 impulsó la movilidad de los trabajadores y potenció la llegada de nómadas digitales a diversas ciudades del mundo, incluidas las mexicanas. Sin embargo, estos ‘espíritus libres’ también deben cumplir con las leyes del lugar donde estén. En este caso, están obligados a pagar impuestos en México, aunque sus ingresos provengan del extranjero.
Durante 2022, se registraron 59,156 personas extranjeras documentadas con la Tarjeta de Residente Temporal (TRT) en México, según datos de la Unidad de Política Migratoria, Registro e Identidad de Personas (UPMRIP). De éstos, más de 11 mil provienen de Estados Unidos, casi 17 mil son originarios de América del Sur y unos 5 mil vienen de Cuba.
El estudio Estadísticas Migratorias, Síntesis 2022 también registra casi 8,600 europeos residiendo en México, en su mayoría españoles (1,827), alemanes (1,518), y franceses (1,377). También hay poco más de 8,000 personas provenientes de Asia, principalmente de China (2,471), India (1,753), Japón, (1,473) y Corea del Sur (1,335).
Muchos de esos residentes extranjeros llegaron al país como ‘nómadas digitales’. Es decir, son personas que trabajan a distancia mientras viajan y viven temporalmente en diferentes lugares. De hecho, en noviembre de 2022, la CDMX firmó un acuerdo con la plataforma AirBnB para impulsar el arribo de teletrabajadores extranjeros a la CDMX.
Más allá de cómo afecta este fenómeno a las ciudades (gentrificación, encarecimiento y escasez de vivienda, roces sociales y más), los nómadas digitales que viven y trabajan desde aquí tienen que pagar los impuestos que señala la Ley.
El Artículo 9 del Código Fiscal de la Federación (CFF) señala que “una persona física se considera residente en México cuando haya establecido su casa habitación en México”.
Cuando estas personas también tengan casa habitación en otro país, se considerarán residentes en México si su centro de intereses vitales se encuentra en territorio nacional. Esta situación se da cuando:
En términos simples: si estos extranjeros establecen su casa habitación en México o trabajan principalmente desde aquí, se consideran residentes en el país para efectos fiscales. Esto significa que tendrán todas las obligaciones que esto conlleva, como inscribirse en el Registro Federal de Contribuyentes (RFC) y pagar impuestos en México.
Los nómadas digitales tendrán que sujetarse al régimen fiscal que les aplique, el cual dependerá del tipo de ingreso que perciban. Por la naturaleza de este tipo de migración, generalmente estos trabajadores perciben ingresos por salarios. No obstante, como sus patrones no son empresas o particulares residentes en México, deben aplicar lo previsto en el último párrafo del Artículo 96 de la Ley del Impuesto sobre la Renta (Ley del ISR):
“Los contribuyentes que presten servicios subordinados a personas no obligadas a efectuar la retención, de conformidad con el último párrafo del artículo 99 de esta Ley, y los que obtengan ingresos provenientes del extranjero por estos conceptos, calcularán su pago provisional en los términos de este precepto y lo enterarán a más tardar el día 17 de cada uno de los meses del año de calendario, mediante declaración que presentarán ante las oficinas autorizadas”.
Esto significa que el migrante estaría obligado a calcular y pagar sus pagos provisionales de manera mensual, bajo el régimen de salarios, además de presentar su declaración anual.
Cuando se determine que el extranjero no tiene residencia fiscal en México, entonces deben apegarse a lo que prevé la Ley del ISR en su Artículo 154 que aborda los ingresos por salarios de extranjeros. Ahí se especifica que:
“Tratándose de los ingresos por salarios y en general por la prestación de un servicio personal subordinado, se considerará que la fuente de riqueza se encuentra en territorio nacional cuando el servicio se preste en el país”.
Es decir, si el extranjero está prestando un servicio en el país, se considera que su ingreso tiene fuente de riqueza nacional, por tanto, es objeto de tributación en México. Cuando el servicio no se preste en el país, entonces no hay fuente de riqueza en el territorio y el ingreso obtenido no es objeto de impuestos nacionales.
Por un lado, estos migrantes están prestando los servicios desde México, porque están ubicados físicamente en el país. Por el otro, su patrón es extranjero y no está obligado a hacer las retenciones del impuesto, así que el trabajador será quien deba pagarlo en tiempo y forma.
Si se trata de un residente en el país o residente en el extranjero con un establecimiento permanente en México relacionado al servicio que presta, la persona que efectúe los pagos también deberá efectuar la retención del impuesto. En los demás casos, el contribuyente queda obligado a enterar el impuesto correspondiente dentro de los 15 días siguientes a la obtención del ingreso.
