La Ciudad de México es un lugar complicado para encontrar viviendas asequibles, ya que las rentas son elevadas en comparación con otras localidades y, para la gran mayoría, es casi imposible adquirir un departamento o casa propia. Para agregarle dificultad al asunto, el gobierno de la ciudad firmó un convenio con la plataforma de hospedajes Airbnb que busca atraer nómadas digitales. Ante esto, tanto habitantes como especialistas en urbanidad y vivienda han advertido el riesgo de gentrificación en la CDMX, un fenómeno que afectaría a todos.
La gentrificación es el proceso de rehabilitación de espacios urbanos deteriorados, según explica MAS in Collective Housing. Esto implica aumento de las rentas y costos habitacionales y el consecuente desplazamiento de la población hacia zonas menos costosas, generalmente, hacia la periferia.
Mientras algunos lo ven como una oportunidad de derrama económica, para otros es una amenaza de encarecimiento de inmuebles, servicios y productos de consumo. También podría provocar la expulsión de inquilinos en zonas atractivas, para favorecer a los visitantes temporales extranjeros.
El 26 de octubre, el gobierno capitalino y la plataforma, en conjunto con la UNESCO, anunciaron un acuerdo para promover a la CDMX como un destino para el turismo creativo entre los profesionistas digitales de Estados Unidos, Canadá y Europa. En específico, quieren impulsar la llegada de nómadas digitales, es decir, personas que pueden trabajar a distancia desde cualquier lugar y viajan por el mundo.
Estos teletrabajadores extranjeros siguen recibiendo el mismo sueldo que tienen en su país de origen. Al convertir esos dólares o euros a pesos mexicanos resulta ser un ingreso muy alto, comparado con lo que gana un habitante local promedio. Tal poder adquisitivo hace que para ellos sea mucho más barato vivir en México, incluso pagando las rentas más caras disponibles.
Otra de sus intenciones es descentralizar la oferta habitacional, ofreciendo espacios en zonas fuera de las saturadas colonias Roma, Condesa y Polanco, entre otras. Por ello, se fomentarán las rentas temporales en las alcaldías de Iztapalapa, Xochimilco, Iztacalco, Milpa Alta y Gustavo A. Madero.
Esto implica grandes beneficios económicos potenciales para el comercio y las comunidades locales. En conferencia de prensa, la Secretaría de Turismo apuntó que esperan atraer a 77,500 viajeros. Se estima que cada persona tendría un gasto promedio de 1,510 dólares al mes, es decir, unos 30,000 pesos mexicanos al tipo de cambio actual.
Según las autoridades, se podría generar una derrama económica de 1,400 millones de dólares al año si se capta tan solo el 5% del turismo digital que sale de Estados Unidos (unos 30 millones de personas). Esta cantidad puede subir a 3,720 mdd si se trata de parejas o familias.
La consultora Rosalba Loyde explicó para Expansión que cuando Airbnb entró a México, la llegada se centró en las alcaldías Benito Juárez, Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc. Esto porque poseen la mayor y mejor infraestructura urbana, así como más acceso a transporte, seguridad y espacios recreativos.
Por supuesto, muchos propietarios de viviendas en estas zonas vieron la oportunidad de ganar más dinero con Airbnb que mediante la renta tradicional. Cuando decidieron ofrecer sus inmuebles exclusivamente en la plataforma, muchas personas tuvieron que migrar a colonias periféricas, como la Doctores o la Obrera.
Como efecto en cadena, “actualmente estas colonias ‘secundarias’ experimentan un auge de construcción y especulación inmobiliaria”, dijo la también profesora de la Universidad Autónoma Metropolitana. Irónicamente, esto encarece los barrios y se teme que lo mismo ocurra en las zonas que se promoverán tras el convenio, elevando el costo de la vivienda y servicios en colonias típicamente ‘populares’ y ‘baratas’.
La jefa de Gobierno de la CDMX, Claudia Sheinbaum, negó que el convenio pueda provocar un aumento de alquileres.
“No tenemos conocimiento que esté asociado al Airbnb, sino que Airbnb está llegando a lugares que de por sí ya tenían rentas más altas”, dijo la funcionaria. Agregó que iniciarán un análisis sobre los precios de la vivienda en la capital y si hay impactos negativos en las colonias y alcaldías que contarán con el programa.
Varias ciudades del mundo han acusado a la plataforma de promover la gentrificación y el aumento de costo de la vivienda. Además, investigaciones científicas internacionales y especialistas en derecho a la vivienda, advierten que la alianza puede traer graves consecuencias.
Un análisis entre maestros de El Colegio de México y el Centre d’Estudis Demogràfics de la Universidad Autónoma de Barcelona concluye que los turistas están dispuestos a pagar más que los residentes que rentan por periodos más largos. Además, señala que la presencia de Airbnb influye “en la aceleración de procesos afines a los de la gentrificación”.
Por su parte, el Instituto de Estudio sobre Desigualdad reporta que rentar un departamento en Airbnb genera un ingreso promedio de 17,000 pesos mensuales. Mientras tanto, un capitalino gana, como media, 3,500 pesos mensuales.
Como dijimos, para muchos caseros es más redituable rentar los espacios a corto plazo, sin contrato de por medio y con mayores ganancias. Por eso prefieren tener inquilinos extranjeros temporales que paguen mucho dinero, que albergar residentes nacionales a largo plazo.
Incluso, muchos propietarios recurren a tácticas como no renovar el contrato de arrendamiento o subir la renta exponencialmente de forma que sea impagable. Así, los inquilinos se ven forzados a desocupar y dejan el espacio libre para un nómada digital.
Es por ello que distintas ciudades han tomado medidas para frenar este fenómeno. Ámsterdam ya prohíbe largas estancias, en Barcelona dejaron de emitir licencias de rentas y en Berlín necesitas pasar revisiones, detalla la BBC. En Nueva York y París limitaron el número de días que los departamentos pueden ser rentados a través de Airbnb. En Singapur decretaron que todas las rentas deben ser mayores a 6 meses.
Airbnb inició como una plataforma de economía compartida o colaborativa (share economy). Su innovador modelo de negocio ofrecía la posibilidad de generar un ingreso extra rentando temporalmente una habitación o la vivienda entera. Los inquilinos serían viajeros de corta estancia, es decir, que solo permanecerían algunas semanas ahí. Pero eso quedó atrás.
Muchos vieron de inmediato la enorme oportunidad de negocio y empezaron a invertir en inmuebles para ofertarlas en exclusiva por Airbnb. Rosalba Loyde subrayó que la mayoría de los espacios disponibles en la plataforma pertenecen a multipropietarios. Es decir, personas que poseen dos o más departamentos o casas enteras. La consultora estima que el 1% de los anfitriones concentra más del 10% de la oferta de Airbnb en la CDMX.
El portal Sopitas.com encontró que el 40% de los espacios que ofrece Airbnb en la CDMX son de anfitriones con más de 5 casas en la plataforma. Incluso mencionan a un usuario que tiene más de 250 departamentos en renta.
La empresa tiene listadas casi 22,950 viviendas en la capital mexicana, según su sitio web. De éstas, el 61.5% (unas 14,100) son casas o apartamentos completos, y 2 de cada 3 están vacías o ‘disponibles’ durante 6 meses o más al año.
Un dato que no cae nada bien cuando hay déficit inmobiliario en la CDMX. El propio gobierno capitalino ha señalado que hacen falta 50,000 viviendas más para satisfacer la demanda de alquiler.
Este acaparamiento provoca que los residentes originales sean desplazados y las zonas céntricas se llenen de “población flotante”. Así, se vuelve casi imposible encontrar lugares habitables y asequibles para la población local, que no cuenta con el mismo poder adquisitivo de un extranjero, quien gana en euros, dólares o libras.
El Artículo 4 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos señala que: “Toda familia tiene derecho a disfrutar de vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”.
Sin embargo, la gentrificación reduce la posibilidad de adquirir un hogar propio. El llamado ‘efecto Airbnb’ ha hecho que las nuevas construcciones habitacionales se coticen como una oportunidad de negocio. Como consecuencia de la poca oferta y la alta demanda, los precios se elevan hasta las nubes.
El problema de fondo no es en sí la plataforma de alojamientos, sino la falta de políticas que regulen el acceso a la vivienda y el uso de la infraestructura urbana. Por ejemplo, un tope al precio por metro cuadrado para la renta o venta de inmuebles o un límite al número de propiedades que un mismo anfitrión puede ofrecer en la aplicación.
Aún existen muchos puntos por aclarar. ¿Los extranjeros residirán en México con visa de turista o de trabajo?, o ¿Pagarán impuestos por el uso prolongado de la infraestructura urbana?
Pero una de las dudas más importantes es cómo pueden protegerse los ciudadanos ante el alza de las rentas y los desalojos. Estos problemas se presentan tanto en el terreno habitacional, como en los locales de uso comercial.
No son pocos los negocios que han tenido que cerrar porque el propietario recibió una jugosa oferta para ceder el espacio a una gran cadena o franquicia, la cual pagará el doble o triple que el inquilino actual, mientras contribuye a embellecer el barrio y darle plusvalía (o sea, a encarecerlo).
El sector hotelero, en particular, ha manifestado su rechazo a Airbnb y plataformas similares, pues alegan que representan una competencia desigual. Subrayan que hay edificios enteros que solo se usan para estancias temporales, convirtiéndose en hoteles ‘de facto’, pero sin los permisos, regulaciones e impuestos con que ellos deben cumplir. Eso, sin mencionar que están acaparando buena parte del turismo internacional y quitándoles clientes potenciales.
Al menos 51 organizaciones de residentes de la alcaldía Cuauhtémoc exigieron al gobierno citadino suspender la alianza con Airbnb y la Unesco, recoge Animal político. Los inconformes piden a la administración de Sheinbaum que se realice un diagnóstico y evaluación sobre el impacto que tendrá la iniciativa en el acceso a la vivienda. De no contar con él, exigen que se haga uno y, mientras tanto, que se ponga en pausa la alianza hasta tenerlo.
