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Mamá emprendedora: ¿Cómo saber si tu empresa es rentable?

Cuando uno emprende no hay nada más sencillo que los números. Si consideras tus alternativas como mamá presente y luego eliges tu negocio, lo que sigue es hacer un balance de rentabilidad.

Empresa rentable
Empresa rentable © Depositphotos

He aprendido que tener una empresa rentable va más allá de números fríos. Y que la única persona que realmente puede saber si es rentable o no eres tú misma, una vez que tengas números claros.

Así que a través de este espacio aprenderemos ambas cosas. Cómo hacer números claros y qué preguntas puedes hacerte para saber si es rentable de forma integral para ti.

No hay nada más sencillo que los números.

Cuando uno emprende no hay nada más sencillo que los números. Si consideras tus alternativas como mamá presente y luego eliges tu negocio, lo que sigue es hacer un balance de rentabilidad.

En esta parte mucha gente pensará que lo único que cuenta es el diferencial entre el gasto, el ingreso y la proyección de futuro; pero no es así.

¿Cómo saber si tu empresa es rentable si eres mompreneur?

¿Cuánto cuesta el producto?

Si lo vas a producir de manera artesanal, incorpora los costos que quizá no ves en este momento. El costo no es sólo el de los materiales directos que utilizarás. ¿Vas a usar gas, agua, electricidad, espacio? Quizá al principio estos gastos parezcan imperceptibles; sin embargo, es importante que los consideres desde el inicio.

También es importante que produzcas por lote, esto te servirá para identificar el costo individual de tu producto.

Si lo harás por maquila, considera si habrá algún costo adicional a tu labor de comercialización para que lo incluyas.

Finalmente, algo muy trascendente para quienes emprenden y producen por primera vez es considerar su tiempo. Esto es algo que usualmente tampoco tomamos en cuenta. Imagina que realmente estás colaborando para una organización y calcula cuánto te pagarían por hacer este trabajo. Esto tiene mucho valor en más de una dimensión.

Ahora que inicias, es útil para determinar la rentabilidad de tu negocio, para valorarte a ti y tu contribución a este negocio que emprendes y en el futuro, para valorar el trabajo de quien pueda hacerlo para ti y contigo.

Un último tip en este tema: muchos de los que emprendemos por primera vez, no damos valor a los gastos hormiga, es decir, esas cositas que se presentan que no consideramos por pequeñitas. La hoja de papel, el listón de la caja, el producto que no salió bien, la cereza de última hora, etcétera. Eso puede llevar tu emprendimiento a que no florezca como esperas. Es muy importante que revises una, dos o quizá, hasta tres veces tu ejercicio y pidas algo de apoyo en el proceso de la identificación de tu costo total. Por último, considera que al menos durante los primeros seis meses, tendrás que estar muy atenta para revisarlo y probablemente ajustarlo.

¿Cuál será mi ingreso?

Será el importe obtenido por la venta de productos o la prestación de servicios.

¿Cómo calcularlo? Tendrás que definir cuánto puedes vender en un periodo y el valor en que venderás tu producto o servicio.

El precio de venta necesita incorporar el costo del producto, más el beneficio que quieres obtener. En alguna reflexión posterior hablaremos de las muchas posibilidades que existen para definir el precio de tu producto considerando el mercado, por ahora quedémonos en la definición básica.

Es fundamental que consideres un buen balance entre lo que puedes producir y ofrecer. Algo que puede generar grandes temas en el florecimiento de un negocio es que los clientes sientan que el servicio o producto que ofreces no los satisface. Así que no ofrezcas más de lo que realmente puedes entregar en tiempo, forma y calidad.

De igual forma que con el costo del producto tendrás que ir revisando, aprendiendo y ajustando poco a poco.

¿Es rentable o no?

En términos numéricos es muy sencillo saber si es rentable o no. Para determinarlo haces una resta: ingreso menos costo y sabrás si tienes o no un beneficio.

Encontrarás que hay un punto de equilibrio, es decir, una cantidad mínima de producto que necesitas producir y vender para que tus costos se vean cubiertos.

Cuando tengas todos estos datos podrás saber si —financieramente hablando— tu proyecto tiene probabilidad de ser rentable. Y aquí viene, en mi mirada, la parte más significativa para evaluar la rentabilidad.

¿El tiempo que requieres invertir para obtener el beneficio que quieres vale realmente distraerlo de tu bebé? ¿Podrás manejarlo sin sentir culpa? ¿Te sentirás a gusto con el balance que harás entre ser una madre presente y esta inversión de tu tiempo en algo diferente? ¿Hay algún ajuste que debas hacer? ¿Puedes disminuir la producción para invertir menos tiempo, aunque ganes —quizá— un poco menos? ¿Hay alguna forma de que en lugar de que produzcas, maquiles?

Y por favor, una vez más, sé amable contigo misma. Date permiso de cambiar si las cosas no salen como las planeaste en papel. Michael Blumenstein decía:

“Haz algo bueno con tus decisiones, incluso cambiarlas”.

Creo que la rentabilidad no se mide sólo en dinero, se mide en la satisfacción que ese dinero genera, el precio de vida que pagamos por ello y el ingreso monetario que obtenemos.

El balance final para saber si todo eso representa rentabilidad para ti o no, sólo tú puedes decidirlo.

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