Las mujeres de la Generación Z están entrando a los espcios de trabajo, pero se enfrentan a obstáculos únicos.
Cada generación se enfrenta a nuevos retos debido a los cambios sociales, económicos y culturales, por lo que la lucha por la igualdad en el espacio laboral adquiere también un enfoque distinto.
La GenZ, que representa el 17% de la población actual del país, según datos del Instituto Mexiano para la Competitividad (IMCO), poco a poco se integra a la fuerza laboral con nuevas expectativas del trabajo.
Además, el IMCO destaca que en 2022, el 55% de los jóvenes trabajadores de entre 15 y 29 años de edad, eran mujeres. Esto nos indica que el género femenino ha modificado la estructura cultural del empleo, pero al mismo tiempo, surgen nuevos desafíos para ellas, por ejemplo, igualdad de oportunidades, poder integrarse a carreras cuya mayoría es fuerza masculina o, simplemente, mejores políticas de inclusión en las empresas.
En este aspecto, promover espacios seguros de trabajo para las mujeres es clave si las empresas quieren atraer y retener talento joven, cuya visión y habilidades pueden aportar mucho al trabajo al tener nuevas ideas, formas de desarrollo y, por ende, beneficios.
¿A qué se enfrentan las mujeres jóvenes en el lugar de trabajo?
Es verdad que cuando hablamos de mujeres en roles de liderazgo, nos encontramos con una brecha significativa: en 2022 únicamente 38% de los puestos directivos eran ocupados por mujeres, según un estudio de Grant Thornton en México. Y probablemente, la cifra de mujeres de la Gen Z sea menor, debido a su reciente incorporación al mercado laboral.
Es por esto que apoyar las oportunidades de crecimiento interno para todas las empleadas, sin importar su edad, permite no solo ampliar las redes de contratación, sino también hacer un análisis de los llamados prejuicios inconscientes y, poco a poco, eliminarlos junto con la idea de que las mujeres de esforzarse más que el resto para sobresalir.
Si bien hemos notado que la salud mental ha cobrado fuerza y se han hecho cambios para reducir las afectaciones de los trabajadores en este ámbito, aún hay mucho por hacer. Una de las modificaciones en la Ley Federal de Trabajo que vimos el año pasado fue el derecho de las mujeres trabajadoras a tomar una licencia menstrual, algo que las generaciones anteriores, ni siquiera concebían.
Esto marca un parteaguas para visibilizar un tema que afecta a todas las mujeres y con el que han “lidiado” por años, por lo que, sin duda, es un gran avance que se reconozcan las afectaciones que esto tiene para el género femenino, ya que, en casos graves, puede afectar el rendimiento laboral de la persona e, incluso, su motivación.
Así, al no minimizar estos padecimientos, se logra promover la salud y deja de ser un problema para las trabajadoras.
Es un hecho que los prejuicios inconscientes de género y edad, pueden existir en algunas empresas, por brechas generacionales de las personas que las confirman, y no por las políticas del lugar.
Sin embargo, sigue siendo importante que las compañías pongan especial atención en ofrecer las mismas condiciones de empleo para cada persona sin importar su género, tanto en salario, equipo de trabajo, capacitaciones, evaluaciones, etcétera.
Recordemos que a las mujeres de la Generación Z les interesa desarrollarse en espacio inclusivos y saludables para ellas, de ahí aumentar la diversidad de contratación, eliminar la brecha salarial, implementar políticas y capacitaciones para combatir la discriminación y desigualdad en el trabajo, equilibrar la vida laboral y personas, así como crear una atmósfera de “mente abierta”.
Al capacitar al personal en estos temas y brindarles herramientas para erradicar las prácticas discriminatorias, no solo a los encargados de Recursos Humanos, sino a cada miembro del equipo, se crea una cultura empresarial positiva en la que todos los empleados se sienten respetados y valorados.
La comunicación entre los empleados es clave para lograr la resolución de cualquier conflicto, así las diferencias pasan a ser un área de oportunidad para el equipo.
Por ejemplo, escuchar las ideas de una mujer joven para digitalizar algún proceso o actividad y hacerlo más eficiente, promueve la creatividad e innovación en el equipo al permitir que habilidades únicas, pero al mismo tiempo fomentan respeto y confianza.
Al promover la igualdad de género en el lugar de trabajo, se mejora la reputación de la empresa y personas que tienen valores similares querrán trabajar en ese lugar de trabajo, en especial las nuevas generaciones de mujeres que se sentirán seguras y motivadas a integrarse a dicho equipo de trabajo. Además de crear una fuerza laboral positiva y productiva.
