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29-09-2022, 4:50:13 PM

Las hermanas que encontraron en la cocina de su mamá un concepto de negocio

Mamá Olive siempre convocaba a sus hijas, Stephanie y Fernanda Hayes, en la cocina para probar nuevos sabores. En 2015, las hermanas se inspiraron en ese lugar para degustar nuevos caminos, así fundaron Kitchen Nail, empresa dedicada al cuidado de uñas, manos y pies basado en el concepto de cocina.

Kitchen Nail busca ofrecer belleza en un ambiente acogedor.
Kitchen Nail busca ofrecer belleza en un ambiente acogedor. © Cortesía Kitchen Nail

Desde que eran pequeñas, Stephanie y Fernanda recuerdan que su mamá las reunía en la cocina para darles nuevas noticias, conversar durante largas horas con una taza de café e incluso para motivarlas a probar nuevos sabores en su negocio Kitchen Nail.

“La cocina de mamá Olive es un lugar en donde nos relajábamos para platicar; ahí nos enseñó a dejarnos llevar por la intuición, a ser aventureras”, afirman las hermanas Hayes.

Sin embargo, jamás imaginaron que ese pequeño rincón, el favorito de su madre, les daría la receta perfecta para evolucionar su antiguo salón de belleza, que brindaba servicios en general, para ofrecer experiencias gourmet. Así, en 2015, fundaron Kitchen Nail, cocina especializada en el cuidado y belleza de uñas, manos y pies.

Con casi tres años en el mercado, Kitchen Nail cuenta con sucursales en la zona metropolitana de Guadalajara, con las que ha entregado más de 15 mil experiencias gourmet. Además, venden productos de belleza orgánicos en tiendas físicas y en línea a través de Amazon, y su negocio ya opera en modelo de franquicia

Kitchen Nail, una cocina en un sector en crecimiento

Según datos de Euromonitor Internacional, el crecimiento del mercado de belleza y salud en México aumentó sus ventas sólo a un dígito en 2017 y se prevé mantenga un crecimiento bajo. Pese a este panorama, estas emprendedoras utilizan dos ingredientes perfectos para poner a punto de turrón su negocio: innovación y ventas en línea, pues el ecommerce representa un canal de crecimiento más rápido y la innovación, un diferenciador en este sector tan competitivo, afirma la consultora en su estudio.

Hoy, estas emprendedoras buscan que las mujeres encuentren en Kitchen Nail todo lo relacionado a la belleza en un ambiente acogedor.

Imagen: Cortesía Kitchen Nail

Imagen: Cortesía Kitchen Nail

Cómplices en los negocios

Las hermanas Hayes descubrieron su espíritu emprendedor desde muy jóvenes. Cuando Stephanie tenía 18 años y Fernanda 21, iniciaron un negocio de venta de collares, el cual duró dos años, pues “la competencia china acaparó el mercado, nos desanimamos y lo dejamos”, asegura Fernanda.

Este comienzo en el mundo empresarial fue el camino para ‘quitarse el miedo a emprender’, aseguran, pues les enseñó a tener pasión. Sin embargo, la idea de tener un negocio juntas seguía latente. Años después, en 2011, abrieron un salón de belleza en general, pero descubrieron que la diversidad de servicios y productos, entre cortes, tintes hasta faciales y tratamientos reductivos, les generaba una alta rotación de talento.

Al no tener un enfoque, notaron que iba a ser difícil estandarizar los servicios. “Pensamos: hay que especializarnos en una sola cosa y ser las mejores en eso”, afirman.

El salón de belleza ya no las convencía porque no cumplía con sus expectativas. Así que se vieron obligadas a tomar una decisión: traspasar o cerrar.

“Nosotras queríamos crecer”, afirma Fernanda, “estábamos estancadas, pero descubrimos las mil cosas que no se deben hacer en un negocio. Se nos prendieron varios focos para una nueva idea que traíamos: especialización, estandarización y sistematización”, explican

Imagen: Cortesía Kitchen Nail

Imagen: Cortesía Kitchen Nail

Cocinar el concepto

El secreto fue iniciar al revés. Kitchen Nail se empezó a preparar en febrero de 2015, cuando aún tenían el salón de belleza. “En lugar de empezar poco a poco, decidimos que Kitchen Nail fuera algo en grande”, afirma Stephanie. Decidieron no ir contra natura, por lo que, utilizando la vanidad, hicieron un análisis pensando como mujeres, para las mujeres.

“La cocina para nosotras es el lugar por excelencia de unión y el corazón de una casa”, afirma Stephanie, “y pensamos: estaría increíble un lugar donde encontraras todo lo relacionado con la belleza en un ambiente acogedor”, explica.

Ambas compartían su admiración por las marcas que dan experiencias, como Starbucks, lo que las obligó a voltear a ver lo que tenían y descubrieron en el mundo de las uñas su pasión. Fue ahí donde invirtieron su tiempo para tener más colores, diseños de uñas, accesorios y muebles para que las clientas pudieran sentirse en un ambiente de cocina.

Estas hermanas saben que los detalles hacen la diferencia. Diseñaron barras especiales con ranuras en donde se coloca los residuos y el polvo de las uñas, para evitar que la suciedad quede a la vista, así como espacios para colocar el algodón, entre otros. También implementaron utensilios de cocina como tazones (bowls) de porcelana, jarras de cerámica y un exhibidor de esmaltes que se asemeja a un refrigerador, para acondicionar el lugar como una cocina y dejar atrás las herramientas tradicionales de los salones de belleza.

El menú se redujo sólo a tres opciones: manicure, pedicure y gel de color. Las emprendedoras traspasaron su salón de belleza y con lo que obtuvieron, más algunos ahorros y préstamos familiares, con una inversión total de 500 mil pesos, abrieron su primera sucursal en Guadalajara en agosto de ese año. Hoy cuentan con un total de cinco tiendas en el estado.

“Para crecer hay que ofrecer un combo de pocos servicios y capacitar a mujeres en este oficio muy digno”, afirma Stephanie.

Dignificar el oficio

Con su anterior negocio, la fuga de talentos fue un tema que no lograban solucionar. “Formar un equipo resultó complicado, pues muchos son como ‘rock stars’: están de paso en los negocios porque sueñan con tener uno propio”, afirma Fernanda. Por lo que con su nuevo proyecto buscaban transmitir una cultura organizacional positiva para evitar la rotación. Sin embargo, aún no daban con la fórmula, pues este mismo reto fue el primer bache de Kitchen Nail.

Ambas llegaron a una conclusión: brindarles capacitación especializada a sus colaboradoras hasta convertirlas en baristas del cuidado y belleza de las uñas, manos y pies. Hoy, su equipo actual es de 30 personas y además, sus colaboradores, de acuerdo con el grado de conocimiento, pueden convertirse en encargadas, supervisoras o gerentes.

También cuentan con un proceso de citas que se pueden hacer en línea o a través de sus redes sociales. Los precios suelen variar de acuerdo con el producto o servicio, el ticket promedio ronda los 300 pesos.

Dentro de sus planes para el futuro es continuar con la apertura de más sucursales en la Ciudad de México y Monterrey para seguir brindando experiencias gourmet. Asimismo, Kitchen Nail tiene un plan de modelo de franquicias que está en proceso de revisión de perfiles y ubicaciones.

Hoy, aprendieron una gran lección: “Cuando ellas conocen los ingredientes adecuados para preparar la receta de la experiencia, se sienten parte de una familia”.

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