Analizar las carreras del futuro nos permite inferir las soluciones y propuestas que demandará el mercado. Se podrán incorporar entonces tales tendencias en nuestra gestión actual de negocios e incluso se asumirán como directrices fidedignas de lo que deberemos incorporar en nuestras carteras.
No es posible “adivinar” el porvenir, pero si establecer parámetros válidos de acuerdo con circunstancias como la actual globalización y nuevas tecnologías. Ambas permitirán generan cambios en las tendencias laborales y en la reconfiguración de nuestros mercados.
Entonces, ¿cuáles serán las profesiones que generarán mayor demanda en los próximos años e incluso armar productos y servicios en torno a ellas? Hoy podemos asegurar que las carreras del futuro son las siguientes:
Cada una de ellas responde a tendencias que ya se establecen y que nos permiten perfilar cómo se desarrollarán en la próxima década.
Ahora, el analizar las tendencias de la universidad que prevalecerá en 2030 reducirá significativamente la incertidumbre y volatilidad que hoy tenemos. Entonces, convendría analizar que el concepto de la Universidad impuesta en Europa proviene del Tratado de Lisboa y representa una gran amenaza para la cultura. ¿Sabes por qué? Porque con el afán de rentabilizar la universidad se suprimen las asignaturas que no conducen al mercado, o cuya admisión anual está por debajo de un número cabal de estudiantes. Esto, por supuesto, implica un grave atentado para la cultura.
Convendría entonces analizar cómo podrían “comercializarse” o presentar al mercado las asignaturas humanistas. Por superficial que esto parezca y sea, es evidente que al no tenerlas su carácter utilitario podría representar una oportunidad empresarial que no debe desestimarse.
Por lo pronto tenemos que las disciplinas amenazadas son principalmente las humanistas. Es decir, Filosofía, Sociología, Historia, Historia del Arte, estudios culturales… Es decir, aquellas que forman la familiaridad cultural y forman la base del pensamiento crítico.
Estos “huecos” del saber pueden representar interesantes extensiones de línea o producto e incluso reconfiguración de las ventas y mercadotecnia. También son propicias para lanzar desde ellas propuestas de innovación.
Al mismo tiempo, la evolución de la globalización nos conducirá a los tres circuitos que nos describió el autor Victor Hugo Aboites en su libro “El viento del Norte”:
Está compuesto por un reducido número de universidades públicas y privadas, consideradas de alto nivel: posgrados de excelencia, amplios recursos materiales y humanos, vinculación nacional o internacional. Estas instituciones tendrán un apoyo importante del sector público y al mismo tiempo generarán una estrecha vinculación con el sector moderno de la economía.
Es aquel en que la mayor parte de las universidades del país, tanto públicas como privadas, son de mediana importancia. Están clasificadas como de alta calidad, pero en realidad están dedicadas especialmente a la docencia.
Aquí se encuentran las universidades técnicas públicas y privadas, de enseñanza general y especial. Se trata de pequeñas instituciones que atienden la demanda de estudios de nivel licenciatura de bajo costo y poca infraestructura, así como de la demanda de carreras cortas.
La sociedad elegirá entre estos tres tipos de universidades según sus posibilidades y perspectivas
Ahora, se entiende que la vinculación de la Universidad con la empresa no sólo es lógica, sino también necesaria, ya que la investigación y los avances tecnológicos son los medios necesarios para lograr el desarrollo económico y social.
Sin embargo, corresponderá a la universidad pública continuar con el conocimiento universal de la cultura, historia, filosofía, artes y el desarrollo del pensamiento crítico. Es decir, abrazar su esencia y no restringir su función a un mero mercantilismo.
Todo cambio causa un efecto de resistencia, pero el futuro demanda abordarlo de una manera distinta, que no nos ancle en el pasado pues los avances científicos y tecnológicos evolucionan con gran celeridad.
Entonces, sólo nos queda prepararnos para enfrentar el reto de avanzar en un mundo cada vez más complejo, pero en este proceso de aprovechar cada vez más Tecnologías de Información y Big Data, por ejemplo, no debemos ni podemos renunciar al conocimiento crítico, a la cultura y al entendimiento de los valores humanos. Esa misión también es parte del emprendimiento.
La startup exitosa no debe limitarse a pensar en productos y soluciones que se demandarán, sino en apoyar la construcción del mundo que deseamos vivir, en construir un futuro que anhelamos. Y en este paradigma el humanismo es parte esencial, así como las matemáticas y la alta tecnología para crear más posibilidades de desarrollo en el porvenir.
