Seguramente la has escuchado o leído alguna vez. La “dolorosa renovación del águila real” es una historia popular que se cuenta sobre el proceso de renovación que atraviesa un águila cuando llega a una determinada etapa de su vida.
Según la historia, cuando el águila real (Aquila chrysaetos) alcanza los 40 años de edad, sus garras se vuelven débiles y no pueden atrapar a sus presas, su pico se curva hacia abajo y sus alas se vuelven pesadas. En este punto, el águila debe tomar una decisión: morir o enfrentar un doloroso proceso de renovación.
Para renovarse, el águila debe volar a una montaña alta y retirarse en un nido cerca de la cima. Allí, el águila comienza a golpear su pico contra una roca hasta que logra arrancarlo. Luego, espera a que crezca un nuevo pico para después arrancar sus uñas. Una vez que las garras nuevas comienzan a crecer, el águila utiliza sus nuevas garras para arrancar sus plumas viejas. Al final del proceso, el águila es capaz de volar con fuerza renovada y vivir otros 30 años más.
En esta historia se habla de varias lecciones para transformarse:
Como el águila, a veces necesitamos renunciar a lo que ya no nos sirve y someternos a un proceso de cambio para poder crecer y mejorar en nuestras vidas.
El proceso de renovación del águila es doloroso y requiere tiempo y esfuerzo, pero el águila sigue adelante con determinación y persistencia para lograr su objetivo.
La renovación lleva tiempo, y el águila tiene que ser paciente para esperar a que su pico, garras y plumas crezcan de nuevo. En la vida diaria, también necesitamos paciencia para lograr nuestros objetivos y metas.
El águila no elige morir cuando enfrenta la dificultad de tener garras y pico débiles, sino que enfrenta el desafío y se somete al proceso de renovación. En la vida diaria, también debemos enfrentar nuestros desafíos y no rendirnos ante ellos.
Aunque la historia es muy inspiradora y es popular, al grado de haber sido transmitida durante generaciones, es un mito. El relato tiene fundamento en la realidad biológica de las águilas reales.
Estos animales, al igual que otras aves, renuevan sus plumas en un proceso gradual y continuo llamado muda. Durante este cambio, las plumas viejas se reemplazan por nuevas de manera regular a lo largo de la vida del ave, lo que les permite mantener su capacidad de volar sin interrupción significativa.
Con esto en mente, consulté a Gerardo Guerra-Páramo, maestro en ciencia y especialista en fauna silvestre, para conocer el verdadero proceso por el que pasan estas majestuosas aves.
“Las águilas reales siempre tienen que mantenerse en un estado óptimo de salud; le dedican mucho tiempo al cuidado de su plumaje porque sin él, simplemente no pueden volar”, señala el experto.
Además, las garras de las águilas también se desgastan y se renuevan naturalmente a medida que el ave se desplaza y se alimenta. No hay evidencia científica que respalde la idea de que las águilas se despojan por completo de sus garras para que les crezcan unas nuevas.
Aunque la imagen mental de un águila real destruyendo su pico es bastante, digamos, romántica, también evoca la destrucción del pasado. ¿No tenía valor lo que el águila había logrado?
Por eso creo que en el proceso continuo de renovación del águila real también hay buenas y hasta mejores enseñanzas que sí se pueden aplicar al día a día de los emprendedores.
Águila o humano, el tiempo pasa. No puedes ir por la existencia esperando que pase un momento clave para transformarte.
“Las águilas tienen una glándula en la cola cuya función es cuidar constantemente del plumaje y asegurarse de que siempre tengan las herramientas para volar”, dice Gerardo Guerra-Páramo.
Lección para humanos: El autocuidado es un trabajo constante porque el desgaste no se detiene. Cuida tu salud, actualiza tus conocimientos y no esperes a necesitar “destruir tu pico para seguir adelante”.
Guerra-Páramo señala que las “águilas viven cerca de 50 años, son aves particularmente longevas. Por lo que no podrían darse el lujo de quedarse sin garras”.
Lección para humanos: Lo mismo pasa con los humanos. No puedes permitirte tener tus habilidades deterioradas y esperar a un buen día poder afilarlas. Como en el punto anterior, el trabajo es constante. Y en el mundo actual quien no se prepara, queda fuera del juego.
“A los seis meses los poyuelos de las águilas ya son capaces de volar e incluso son capaces de alcanzar la madurez a los 4 años”, comenta el experto. Considerando su larga vida, estas aves saben que deben estar listas para el mundo tan pronto como sea posible. No pueden darse el lujo de un día ir a un risco y destruir su pico esperando renacer.
Lección para humanos: El camino emprendedor es largo, cansado y a veces solitario. No puedes esperar que llegue un día relámpago que te transforme. Al contrario, debes tomar las riendas de tu destino y ser capaz de soportar el maratón emprendedor con todo lo que implica. Y eso es estar listo en todo momento para transformarte.
A diferencia de lo que nos gustaría pensar, las águilas no son monógamas de por vida en sí, dice Guerra-Páramo. Sin embargo, cuando encuentran una buena pareja, se esfuerzan para hacer un buen equipo.
“Se reparten los roles. Las hembras son rudas y protegen el nido, mientras que los machos salen a cazar. Cuando tienen buena química como equipo, logran que más poyuelos sobrevivan”.
Lección para humanos: Tener a alguien a tu lado que complemente tus habilidades es fundamental en la vida privada y en la profesional. Pensemos en los equipos legendarios de los negocios como Steve Jobs y Steve Wozniak de Apple o Larry Page y Sergey Brin de Google. Lograron construir sus imperios porque cada parte tenía algo que al otro le faltaba.
Entonces, ¿dejo de creer en el mito de la renovación del águila real? Si te inspira, adelante. Pero es importante encontrar la belleza de las lecciones que la naturaleza real tiene para todos nosotros.
