



Originaria de Myanmar, antes conocida como Birmania, este país probablemente es el menos visitado del sudeste asiático, mismo que posee 133 grupos étnicos, y donde se da la mayor producción de opio del mundo. En este lugar la gente vive principalmente de la minería, agricultura y ganadería, y fue con esta última opción con la que Ma Win Shwe desarrolló sus habilidades hasta convertirse en una exitosa emprendedora.
Su vida estaba marcada por la lucha diaria para generar ingresos en un entorno con pocas oportunidades económicas, donde hay golpes de estado, guerrillas y la situación para crecer como emprendedor (a) no es nada sencilla. Como muchas otras mujeres de su comunidad, comenzó criando cerdos para subsistir; sin embargo, su gran oportunidad llegó cuando se unió a un programa de empoderamiento femenino liderado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Ma Win Shwe se integró a un grupo de mujeres en situación vulnerable que, con apoyo del programa ENCORE del PNUD, evaluaron sus condiciones de vida e identificaron oportunidades para mejorar su economía. Gracias a una subvención del programa de Asistencia para Medios de Vida de Inicio para Mujeres (SLAW), compró sus primeros cerdos para iniciar su emprendimiento.
Su falta de conocimientos en el tema de la ganadería, provocó importantes pérdidas a su recién creado negocio. “Solía tener dificultades para criar cerdos. Perdí 16 cerdos en el pasado porque no sabía cómo cuidarlos adecuadamente”, compartió esta mujer, la cual no se rindió tan pronto.
Además del apoyo de la subvención, ella y su grupo participaron en una capacitación de UNDP ENCORE sobre gestión moderna del ganado, la cual incluía técnicas adecuadas de alimentación, construcción de refugios higiénicos y garantía de acceso a agua limpia para los animales. “Con la capacitación y el apoyo de este proyecto, yo y otros nos sentimos más seguros de que tendremos éxito” compartió esta mujer con la UNDP.
Con la seguridad que le otorgaban sus nuevos conocimientos, Ma Win Shwe tomó una decisión audaz: vendió los cerdos restantes y compró una vaca. En pocos meses, tuvo dos vacas y dos cerdos, convirtiéndose en una de las pocas personas en su comunidad en poseer ganado bovino. “En mi aldea, la mayoría de las personas solo pueden permitirse criar cerdos. Poseer vacas es raro, y estoy orgullosa de ser la segunda persona aquí en hacerlo. Me ha dado mucha confianza”, compartió.
Más allá del crecimiento económico, Ma Win Shwe se convirtió en un referente de resiliencia y liderazgo. Con su éxito, ha motivado a otras mujeres a buscar alternativas sostenibles para mejorar su calidad de vida. “Este es mi mayor logro como mujer. Nunca pensé que podría convertirme en una empresaria exitosa, pero ahora mis sueños se han hecho realidad. Estoy orgullosa de ser vista como un modelo para las mujeres emprendedoras en mi aldea”, declaró con emoción.
El caso de Ma Win Shwe deja ver que cuando las mujeres tienen acceso a capacitación y recursos, pueden generar un impacto profundo en sus comunidades.
Su historia resalta tres lecciones clave para el emprendimiento:
“Este viaje ha cambiado mi vida. No se trata solo de criar animales, sino de demostrarme a mí misma y a los demás que las mujeres pueden lograr sus sueños”, concluyó Ma Win Shwe. Su historia es un testimonio de cómo el empoderamiento y la capacitación pueden transformar vidas y comunidades. Con mujeres como ella al frente del cambio, el emprendimiento rural tiene un futuro prometedor.
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