



México vivió un cambio social sin precedentes entre 2018 y 2024: 13.4 millones de personas salieron de la pobreza, según el último informe del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). La pobreza multidimensional —que mide ingresos, acceso a salud, educación, vivienda y alimentación— pasó de afectar a 51.9 millones de mexicanos en 2018 a 38.5 millones en 2024.
El avance coincidió con políticas como el aumento del 116.4% en salarios mínimos y la expansión de programas sociales. Sin embargo, la reducción fue desigual: estados del norte como Baja California y Sonora redujeron su pobreza en más del 40%, mientras que Chiapas, Guerrero y Oaxaca tuvieron los menores progresos.
Aunque la pobreza extrema disminuyó (de 8.7 a 7 millones), persisten desafíos: 44.5 millones de mexicanos carecen de acceso a salud, cifra que se duplicó en seis años. El informe destaca el papel clave de las transferencias gubernamentales, que evitaron que 3.2 millones más de personas cayeran en pobreza.
Con la desaparición del CONEVAL, el INEGI asumió la medición oficial de pobreza. El informe del INEGI revela que las 32 entidades federativas redujeron su pobreza entre 2018 y 2024, pero con profundas diferencias. Baja California, Sonora y Coahuila lideraron la disminución, con caídas superiores al 40%. En contraste, Chiapas solo logró un 7.2% de reducción, seguido de Tlaxcala (9.9%) y Guerrero (12%).
La brecha también es clara entre zonas urbanas y rurales. En ciudades, la pobreza bajó de 34.5 a 25.5 millones (9 millones menos), mientras que en áreas rurales la mejora fue de 4.4 millones. Los estados con mayor pobreza en 2024 fueron Chiapas (66%), Guerrero (58.1%) y Oaxaca (51.6%), mientras que Baja California (9.9%) y Nuevo León (10.6%) registraron los índices más bajos.
La pobreza extrema mostró un descenso moderado: de 8.7 a 7 millones, pero en entidades como Chiapas aún afecta al 27.1% de su población. El INEGI destacó que, pese a los avances, el número promedio de carencias por persona en pobreza extrema se mantuvo en 3.8, reflejando desafíos estructurales.
El informe no atribuye causalidad, pero los datos coinciden con políticas implementadas en el sexenio. El ingreso promedio trimestral de los hogares creció 15.7% (de $67,319 a $77,864 pesos), y dos tercios de este aumento provino de mejores salarios.
Las transferencias gubernamentales —como pensiones y apoyos a familias— evitaron que 3.2 millones más cayeran en pobreza. Claudia Maldonado, coordinadora del INEGI, señaló que sin estos recursos, la pobreza habría sido del 32.8% en 2024 (frente al 29.5% registrado), según recoge La Jornada.
Otro factor clave fue la reducción de la carencia alimentaria: 8.8 millones de personas accedieron a una dieta nutritiva. No obstante, el informe alerta sobre retrocesos: 44.5 millones perdieron acceso a salud —el doble que en 2018— y el rezago educativo aumentó en 700 mil personas.
Pese a la reducción general, dos carencias sociales empeoraron: el acceso a salud y la educación. Según lo datos, 44.5 millones de mexicanos no tienen servicios médicos, un aumento del 121% desde 2018. El INEGI no explicó las causas, pero el dato contrasta con la meta de cobertura universal promovida en el sexenio.
En educación, el rezago pasó de 23.5 a 24.2 millones, un retroceso atribuible a la pandemia y la deserción escolar. Solo cuatro carencias mejoraron: acceso a vivienda, alimentación, seguridad social y servicios básicos.
El informe subraya que Chiapas, Guerrero y Oaxaca concentran los mayores desafíos, con pobreza extrema arriba del 16%. En contraste, Nuevo León y Baja California tienen índices menores al 1%.