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Empieza el cónclave 2025 entre lo sagrado y el ‘marketing’ teológico

Este cónclave es mucho más que votos y urnas cerradas. Se trata de la tensión entre tradición y renovación, entre las redes sociales y la espiritualidad.

Cónclave 2025: ¿Continuidad o ruptura con el legado de Francisco?
Cónclave 2025: ¿Continuidad o ruptura con el legado de Francisco? © Europa Press

El cónclave 2025 tiene un perfil histórico único por múltiples razones, pero quiero destacar particularmente el impacto de las redes sociales con la promoción de lo profano y el desplazamiento de lo sacro. Me refiero a lo que hacen los influencers del nuevo “marketing teológico” —no los misioneros digitales— como fórmula para adecuar la transmisión de la palabra a los nuevos tiempos. En palabras simples, el precónclave no debería ser un proceso cargado de especulaciones o apuestas en la red, pero esa influencia es masiva y difícil de contener.

La especulación propia del “marketing teológico” se ha traducido en la convicción general de que la cercanía de los “papables” a las propuestas de Francisco puede determinar el próximo pontificado. Si esto es cierto, podríamos tener papa en forma súbita, apenas se instalen los electores.

Pero la convicción cristiana es que el Espíritu Santo guía de maneras que no siempre son evidentes para la razón humana (Romanos 8:26-27).

Si acudimos al plano teológico, como corresponde en estos momentos, San Agustín destacó la raíz del problema al afirmar que el conocimiento humano es imperfecto y depende de la iluminación divina para alcanzar la verdad.

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Eso es precisamente lo que parece haber fallado en los preliminares de este cónclave, aunque no será así al final.

La resistencia a la propuesta de Francisco

Muchos compartimos que el principal legado de Francisco ha sido el regreso a Jesús y la invitación al discipulado para recuperar la centralidad del Evangelio. Sin embargo, la resistencia interna —los llamados conservadores— se ha opuesto abiertamente o de forma encubierta a la propuesta sinodal de Francisco, al punto de referirse al “Babel sinodal”.

El tema central de esa propuesta ha sido eminentemente eclesiológico y se basa en una Iglesia que asuma su diversidad cultural y una estructura horizontal que superaría el control vaticano. Esto implicaría una reforma de la curia que permitiría que laicos y mujeres ocuparan posiciones de decisión dentro de la Iglesia.

El argumento de ese “marketing teológico” es que la mayoría del cónclave se inclinará por un “papable” que represente las propuestas de Francisco, porque él los eligió. Pero omiten el conflicto interno que genera esa propuesta eclesiológica, simplemente porque la desconocen. La audiencia en redes sociales está más pendiente de temas como la bendición de parejas homosexuales y la comunión a los divorciados.

Francisco ha abordado estos temas desde la misericordia. La Declaración Fiducia Supplicans confirma la doctrina católica de que solo son lícitas las relaciones sexuales dentro del matrimonio entre un hombre y una mujer. Además, en Amoris Laetitia, dejó abierta la posibilidad de que algunos divorciados vueltos a casar puedan acceder a la comunión bajo ciertas condiciones.

Ambos documentos han creado un cierto grado de discrecionalidad pastoral de los obispos, generando desorden en su aplicación.

Por ello, aunque muchos cardenales apoyan a Francisco en su estilo y discurso, pueden no coincidir en asuntos teológicos específicos.

El teólogo Rafael Luciani ha afirmado que “no hay garantía de que el siguiente pontificado siga la línea de Francisco”. Un elemento clave para discernir será si el próximo Papa continúa el proceso sinodal que ha dejado programado Francisco.

La Iglesia tiene sus propias dinámicas. Algunas decisiones del Concilio Vaticano II aún están pendientes. Muchos cardenales han compartido reflexiones en redes, mostrando tendencias antes de la votación. Lo único que parece unir a muchos de los nombrados por Francisco es el tema de la sinodalidad, pero no son todos.

Cómo serán las votaciones en el Cónclave 2025

La primera votación será tendencial, con entre seis y ocho nombres. La mayoría serán sinodales, pero todos lejos de obtener las dos terceras partes requeridas.

Para saber más: Cónclave 2025, el proceso secreto para elegir al nuevo Papa

Después, comenzará el verdadero proceso de decantación. Aquí es donde veremos el enfrentamiento entre tendencias, en función de la continuidad o no de la reforma sinodal, de los acuerdos en temas controvertidos y de los apoyos de sectores expectantes.

Si no hay definición clara, buscarán a los “tibios” de mayor edad. Además, no podemos ignorar el fuerte peso del bloque italiano.

La preocupación de que la tardanza sea vista como signo de división podría acelerar la elección. Lo más probable es que tengamos Papa en los primeros tres días. La sobreexposición mediática de algunos papables también juega un papel clave para bloquear opciones.

En este cónclave, la realidad ha sido reemplazada por representaciones, como lo explicó Jean Baudrillard al hablar del barroco de las imágenes que ocultan la eminencia gris de la política.

Sin hacer apuestas, reconozco que las limitaciones del conocimiento humano no impiden alcanzar la verdad, iluminada por la fe. Este misterio —la intervención del Espíritu Santo— es el que puede manifestarse en las negociaciones y en la decisión final del cónclave.

The Conversation

Tulio Alberto Álvarez-Ramos, Profesor/Investigador Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Católica Andrés Bello. Jefe de Cátedra de Derecho Constitucional de la Universidad Central de Venezuela, Universidad Católica Andrés Bello

Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.

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