El famoso Reloj del Juicio Final, símbolo de la inminente amenaza global, se prepara para actualizar su pronóstico el 23 de enero, señalando cuán cerca estamos del fin del mundo debido a amenazas nucleares, cambios climáticos y tecnologías disruptivas.
En un mundo acosado por conflictos geopolíticos y desafíos ambientales, el ajuste del Reloj del Juicio Final nos recuerda la urgencia de actuar para prevenir una catástrofe global.
Iniciado como un indicador del peligro nuclear, el reloj ha evolucionado para incluir el cambio climático y otras amenazas tecnológicas.
Se trata de un símbolo creado en 1947 por científicos del Proyecto Manhattan y luego por el Boletín de Científicos Atómicos para ilustrar cuán cerca está la humanidad de una catástrofe global. En ese sentido, la “medianoche” simboliza la destrucción total de la humanidad o un punto sin retorno.
Cuando se utilizó por primera vez, el Boletín de Científicos Atómicos colocó el reloj en 7 minutos antes del “apocalipsis”. En 2023 se ajustó el tiempo a 90 segundos para la medianoche, el punto más cercano en su historia.
La situación en Ucrania y Gaza, así como la proliferación de armas nucleares han llevado el reloj a un punto crítico. También el cambio climático es una causa principal de la posición actual del reloj, con eventos extremos y emisiones de CO2 en aumento. Las tecnologías emergentes, como la bioseguridad y la ciberseguridad, también son factores considerados.
Como tal, el reloj busca no solo advertir sino también impulsar acciones para mitigar estas amenazas. La actualización del reloj busca influir en las políticas de los gobiernos y en la conciencia pública sobre estos riesgos críticos.
Científicos y expertos se unirán en la conferencia virtual este martes 23 de enero para la actualización del reloj.
Puedes ver el “ajuste” de mañana aquí:
La actualización del Reloj del Juicio Final es un llamado de atención crucial sobre la urgencia de abordar las amenazas globales que enfrentamos. Este símbolo, más que una mera representación del fin del mundo, es un recordatorio poderoso de la necesidad de acción colectiva para revertir el curso hacia la catástrofe y garantizar un futuro más seguro para la humanidad. El tiempo marcado en este reloj simbólico refleja el estado actual de nuestro mundo y subraya la importancia de trabajar juntos para solucionar problemas críticos como el cambio climático, la proliferación nuclear y los riesgos tecnológicos.
