



Diciembre ya llegó, y con él las fiestas de fin de año, el aguinaldo y los regalos para los empleados. Y sí, es algo muy bonito y que todas las personas aprecian, pero la pregunta para reflexionar es: ¿Por qué sólo damos reconocimiento a final de año?
No deberíamos esperar a que sea Navidad para reconocer el trabajo que hacen nuestros equipos, todo el año es una oportunidad de dar feedback tanto en áreas de oportunidad como de todo lo que se está haciendo bien y reconocer al equipo involucrado.
Quisiera empezar enfatizando en esto: los empleados son PERSONAS. Esto quiere decir, que no van a trabajar solamente para que se les pague un cheque, buscan desarrollar su potencial, ser reconocidos, mostrar su talento, pertenecer a una comunidad, pero sobre todo quieren ser apreciados en el lugar donde se encuentran todos los días y aportan su mejor esfuerzo.
Muchas encuestas a nivel nacional e internacional han demostrado que una de las principales causas por las que la gente se cambia de trabajo es por la poca empatía y el poco reconocimiento. Tu empresa podría ser percibida por los empleados como una a la que sólo le importan los números y las ventas, deshumanizando por completo al capital humano.
Nadie quiere sentir que su vida no importa y ser percibido como un robot.
Como coach empresarial, me he encontrado con mil historias sobre empleados que después de varios años de trabajar juntos, nunca han tenido un acercamiento fuera del ámbito laboral. Es importante crear espacios de comunicación y convivencia entre los empleados, crear valores más allá del resultado, espacios donde la gente se siente humana, vista y reconocida.
Los resultados son importantes, y la mejor forma de llegar a ellos es dando el reconocimiento que se merece cada empleado. En mis entrenamientos empresariales, mi recomendación es crear estas dinámicas de feedback positivo y negativo, por lo menos una vez al mes.
Aunque las fiestas, las comidas y los regalos son importantes, algo realmente pensado para el reconocimiento de los empleados sería hacer algo más personalizado.
Puede ser tan sencillo como una carta escrita por el dueño donde a cada persona se le reconoce su trabajo en cada uno de los proyectos o tareas en las que participaron en este año, haciendo énfasis en que notaron una evolución en su desarrollo profesional.
Algo no tan elaborado pero que conecte con todos y cada uno de tus empleados, que los haga sentir valorados en el lugar donde trabajan.
Más allá de las ventas, piensa en tu empresa como un agente de dar bienestar, empieza a ver tu empresa como contribución al mundo. Tu objetivo debería ser tener humanos de calidad en todas las áreas que forman tu empresa.
Atrévete a llevar esta práctica de fin de año a todo el año. Los resultados te sorprenderán.