



Para muchos, la mejor parte del días es cuando llega su pedido de Rappi, Uber Eats o cualquier otra aplicación similar. Las apps de comida a domicilio han experimentado un boom desde 2020, cuando llegaron masivamente a los smartphones para (al parecer) jamás irse. Sin embargo, la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) advirtió que, pese a resultar cómodo, comprar los alimentos de esta forma también drena tu bolsillo.
“Utilizar este servicio [aplicaciones de comida a domicilio] puede afectar tus finanzas”, señalan desde la Revista del Consumidor en su edición de septiembre 2022.
No es que la Profeco haya encontrado el hilo negro o esté revelando un gran secreto, pero a veces conviene subrayarlo, porque muchos consumidores no están conscientes de cuánto gastan en este rubro, ni de que representa un gasto hormiga.
El organismo desglosa los componentes que aumentan el costo total de la comida a domicilio en estas plataformas, y lo comparan con cuánto costaría prepararlos en casa.
Algunos de los ‘extras’ que incrementan el precio al pedir platillos y antojitos en apps son:
Por supuesto, la solución más obvia: preparar los alimentos en casa. De hecho, Profeco desglosa cuánto cuesta preparar una ensalada de pollo en casa y cuánto cuesta pedirla a través de una aplicación de delivery.
En este ejercicio, la ensalada a domicilio cuesta unos 227.35 pesos mexicanos (sin propina). En contraste, la misma ensalada preparada en casa cuesta alrededor de 22.64 pesos.
Otro ejemplo fue un sándwich, que en la aplicación podría tener un precio de 64.90 pesos (sin propina), mientras que al prepararlo tú mismo gastas solo unos 25.92 pesos.
Sin embargo, no todas las personas cuentan con la disponibilidad de tiempo, espacio o habilidades para hacerlo.
Por esta razón, Profeco propone que antes de pedir comida por este tipo de apps, investigues en Google y redes sociales si el restaurante o comercio cuenta con servicio a domicilio propio.
Normalmente la entrega directa suele ser sin costo o más accesible que en las plataformas. A la par, el comerciante también se ahorra el pago de comisiones y hasta puede respetar sus precios online sin resultar afectado.
¡Es un ganar-ganar!