Ayer jueves, la farmacéutica Moderna anunció el inicio de la fase 1 de los ensayos clínicos para probar su vacuna contra VIH en humanos. Tras el éxito de su vacuna Covid, la empresa estadounidense decidió aplicar la misma tecnología, basada en ARN mensajero, para desarrollar un inmunizador que combata el virus causante del SIDA.
Según confirmó Moderna en un comunicado, ya se empezaron a aplicar las primeras dosis a un grupo de 56 adultos sanos y libres de VIH. De los voluntarios, todos residentes de Estados Unidos, 48 recibirán una o dos dosis de la vacuna de ARNm. A 32 de ellos también se les administrará el refuerzo y los ocho restantes solo recibirán el refuerzo.
Tras la aplicación, los investigadores controlarán la seguridad y la eficacia de la nueva vacuna. Seguirán la evolución de los participantes por un período de hasta seis meses después de que reciban su última dosis.
Estos inmunógenos fueron desarrollados por Moderna en colaboración con la Iniciativa Internacional para la Vacuna contra el Sida (IAVI) y el Instituto de Investigación Scripps. El proyecto también cuenta con el apoyo de la Fundación Bill y Melinda Gates y el Instituto Nacional de Enfermedades Infecciosas (NIAD) de Estados Unidos.
La farmacéutica estadounidense Moderna tardó solo dos días en diseñar su vacuna para Covid-19, gracias al trabajo de tres décadas estudiando el funcionamiento del ARN mensajero (ARNm).
En términos simples, podemos ver el ARNm como un dispositivo USB que usan las células para pasar información de la computadora (ADN) a otro dispositivo (el ribosoma, en este caso). Se trata de una pieza de ácido ribonucleico que lleva información sobre la secuencia de aminoácidos de una proteína en concreto desde el ADN (donde se almacena esa información), hasta el ribosoma (parte de la célula donde se sintetizan las proteínas).
Los científicos lograron crear ARN sintético para infiltrar una cadena de ácido ribonucleico modificada hasta los ribosomas y engañarlos para que produzcan las proteínas deseadas. La meta es que las células produzcan una proteína específica que el sistema inmune pueda identificar para generar inmunidad.
Para facilitar la labor, los investigadores crearon una especie de “librería” con un conjunto de “implementaciones funcionales codificadas”. Estas les permiten escribir y diseñar pequeños programas genómicos (el ARNm sintético) de forma rápida y sencilla.
Así, lograron diseñar su inmunizador contra coronavirus en tiempo récord. Eso los animó a probar si esta tecnología serviría para desarrollar una vacuna contra el VIH o para otras enfermedades.
‘Dada la rapidez con la que se pueden producir las vacunas de ARN mensajero, esta plataforma ofrece un enfoque más flexible y receptivo a la hora de probar y diseñar una vacuna’, ahonda el comunicado.
La vacuna en fase experimental pretende estimular a las células B, que forman parte de nuestro sistema inmunitario, para que produzcan un determinado tipo de anticuerpos: los bnAb. Estos serían capaces de actuar contra las numerosas variantes circulantes del VIH.
“La producción de bnAbs está ampliamente considerada como un objetivo de la vacunación contra el VIH, y este es un primer paso en ese proceso”, dice el comunicado de Moderna.
“Serán necesarios otros inmunógenos para guiar al sistema inmunitario por el camino correcto, pero esta combinación de un refuerzo y un potenciador podría ser el primer componente clave de un posible régimen de vacunas contra el VIH”, explicó el científico David Diemert, jefe del ensayo en la Universidad George Washington, uno de los cuatro centros donde se realiza el estudio.
“La búsqueda de una vacuna contra el VIH es larga y difícil, y contar con nuevas herramientas en términos de inmunógenos y plataforma podría resultar clave para avanzar rápidamente”, apuntó Mark Feinberg, director de la IAVI.
