



Todos hemos estado en una relación tóxica, y no me refiero sólo a lo sentimental. Un trabajo también puede ser tóxico: un ambiente malo e insalubre, un lugar donde la forma en que las personas actúan y las reglas o costumbres dificultan que te sientas bien o hagas bien tu trabajo.
En un lugar así, las discusiones y los malos sentimientos suelen aflorar. A veces, hay mucho estrés porque tienes demasiado trabajo o enfrentas metas poco realistas. Este estrés puede hacer que te sientas muy cansado e infeliz.
El acoso, el comportamiento desagradable o el trato injusto también son comunes en culturas tóxicas, haciéndote sentir inseguro e incómodo.
En un ambiente laboral tóxico, es normal que las personas renuncien con más frecuencia, se sientan tristes o insatisfechas, y no quieran trabajar en equipo.
¿Te ha pasado o estás en una situación así?
Primero, quiero darte algunas señales y síntomas de un ambiente laboral tóxico desde la empresa y también desde el comportamiento de algún colaborador, para que puedas reconocer si estás en esa situación y entiendas mejor cómo te afecta estar en un lugar de trabajo así:
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Identificar estos comportamientos es el primer paso para transformarlos. Como líderes o colaboradores, todos somos responsables de fomentar un ambiente sano, empático y respetuoso. Una cultura organizacional sólida se construye desde la conciencia, el ejemplo y la voluntad de mejorar.