



Donald Trump ha sido oficialmente nominado al Premio Nobel de la Paz 2025 por su presunta intervención en la negociación del alto al fuego entre Israel e Irán, tras una breve pero intensa escalada militar en Medio Oriente.
La propuesta fue presentada por el congresista republicano Buddy Carter. El legislador calificó el papel de Trump como “histórico” y “determinante” en el freno a una posible guerra a gran escala. La nominación ha reavivado el debate sobre los méritos diplomáticos del expresidente, en un contexto global cada vez más polarizado.
Carter (R‑Ga.) presentó su nominación al Comité Nobel, argumentando que Trump tuvo un “papel extraordinario e histórico” al detener el conflicto y frenar las aspiraciones nucleares de Irán.
El alto al fuego, anunciado el 23 de junio tras 12 días de intercambio de ataques, se logró gracias a la diplomacia directa de Trump. Sin embargo, las violaciones posteriores —incluyendo bombardeos israelíes— dejaron el acuerdo en una paz frágil.
Carter no fue el único: en Pakistán también se impulsó la candidatura de Trump por su rol en el cese al fuego. Sin embargo, muchos observadores y diplomáticos expresan escepticismo sobre si este acuerdo en la región justifica la nominación completa.
Ese mismo día, el legislador Oleksandr Merezhko (Ucrania) retiró su nominación anterior de Trump, citando decepción por la falta de avances en la paz entre Rusia y Ucrania, lo que refleja discrepancias sobre el legado de Trump en política exterior.
Trump ya había sido nominado en múltiples ocasiones, desde los “Acuerdos de Abraham” con países del Golfo hasta iniciativas de diálogo entre Serbia y Kosovo. Pese a ello, nunca ha ganado el premio.
El plazo para nominar al Premio Nobel cerró en enero; ahora se evalúan más de 338 candidaturas. El Comité anunciará al ganador en octubre, aunque muchas nominaciones responden más a agendas políticas que a logros diplomáticos objetivamente contundentes.
La nominación refuerza la narrativa que quiere Trump para verse como un “pacificador”, aunque expertos señalan que su gestión en Oriente Medio fue en gran parte motivada por intereses militares y geopolíticos —no exclusivamente humanitarios—.
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La nominación de Trump al Nobel de la Paz es un reconocimiento simbólico por su papel en un cese al fuego entre Irán e Israel, pero también refleja tensiones internas y críticas internacionales. Mientras algunos celebran su intervención como un paso hacia la estabilidad, otros cuestionan la naturaleza del logro y la real sostenibilidad de la paz.