En un giro sin precedentes en la industria de la inteligencia artificial y los medios de comunicación, The New York Times presentó una demanda contra OpenAI y Microsoft. El diario acusa a ChatGPT de utilizar sus artículos protegidos por derechos de autor para entrenar chatbots y mejorar sus servicios.
Esta querella marca un punto crítico en la relación entre los medios de comunicación y la tecnología. ¿La razón? Se cuestionan las prácticas de utilización de contenidos protegidos para el desarrollo de inteligencia artificial.
El NYT introdujo la queja contra OpenAI y Microsoft alegando que han causado supuestamente miles de millones de dólares en daños estatutarios y reales.
La demanda, presentada en Nueva York, no especifica las expectativas monetarias del Times. No obstante, subraya la magnitud del supuesto uso indebido de contenido protegido por derechos de autor.
OpenAI ha sido criticado anteriormente por raspar textos de la web para entrenar su popular chatbot. Aunque ha enfrentado demandas de autores prominentes, esta es la primera vez que una importante organización de medios los desafía legalmente.
Aunque OpenAI ha intentado acuerdos de licencia con los editores, como lo han hecho Google y Facebook, la demanda del Times menciona que no se pudo llegar a una solución amistosa con Microsoft y OpenAI después de acercamientos en abril.
La empresa matriz de ChatGPT ha firmado acuerdos con otras organizaciones de noticias como la Associated Press y Axel Springer SE, pero el caso del New York Times destaca la complejidad y los desafíos legales emergentes en el uso de contenidos protegidos para entrenar IA.
OpenAI ha sido objeto de múltiples demandas de productores de contenido que alegan el uso indebido de su trabajo para el entrenamiento de IA, enfrentándose a acciones legales de figuras culturales como Sarah Silverman, George R.R. Martin y Michael Chabon.
Estos casos aún están en sus etapas iniciales y podrían tardar años en resolverse por completo. Un juez en San Francisco insinuó recientemente la posibilidad de reducir la demanda de derechos de autor de Silverman contra OpenAI, mostrando la complejidad de estos litigios.
