



Desde 2008, el 29 de agosto se celebra el Día del Gamer, una fecha para festejar a la gran comunidad conformada por jugadores, creadores de videojuegos y todos los amantes de este tipo de entretenimiento. Y qué mejor día que éste para honrar a Shigeru Miyamoto, una de las más grandes figuras en la industria y a quien le debemos icónicos juegos como Mario Bros o The Legend of Zelda.
El 16 de noviembre de 1952 nació en Kioto, Japón, Shigeru Miyamoto, fruto del matrimonio entre dos profesores que, debido a su formación e ideas tradicionales, solían ser muy estrictos con el pequeño.
Su interés en la pintura y dibujo surgió desde niño, y fue influenciado en gran parte por las películas de Walt Disney. Además, el espíritu curioso y observador que lo caracterizó en su infancia y que lo llevaba a explorar bosques, cuevas y más paisajes de su ciudad natal, fue, a futuro, fuente de inspiración para el desarrollo de sus legendarias historias.
Miyamoto estudió diseño industrial en el Colegio Municipal de Artes Industriales de Kanazawa. A pesar de que una de sus grandes pasiones era el manga y en algún momento pensó dedicarse profesionalmente a eso, el temor a ser rechazado por sus padres lo llevó a abandonar ese sueño y perseguir otro.
Cuando Miyamoto terminó de estudiar su intención era diseñar juguetes, y aunque videojuegos como Space Invaders se hacían populares, al joven jamás le pasó por la mente dedicarse a eso. Sin embargo, el destino le puso en el camino a Hiroshi Yamauchi, el entonces presidente de Nintendo, quien era un amigo de su padre.
Los primeros trabajos de Miyamoto quien fue contratado como “artista del personal” dentro de Nintendo consistieron en pintar paneles de máquinas arcade, pero posteriormente la vida lo llevó hacia el diseño. Fue en esa área donde hizo historia, empezando por la creación del mítico Donkey Kong, el cual evitó el colapso financiero de la compañía.
Nintendo enfrentaba problemas debido a que el interés en los videojuegos disminuía y títulos como Sheriff o Radar Scope no habían tenido el éxito deseado. Además, el fallido intento por parte de Nintendo para ingresar al mercado norteamericano los había dejado con una gran cantidad de unidades sin vender.
Debido a que muchas máquinas de arcade de Radar Scope estaban detenidas en almacenes estadounidenses, Yamauchi encargó a Miyamoto convertir este videojuego en otro y así aprovechar aquellos dispositivos. Como resultado de esta misión, surgió Donkey Kong, un triángulo amoroso inspirado en la historia de Popeye, Brutus y Oliva.
Contrario a como se solían hacer los juegos en aquel momento, Miyamoto se enfocó primero en desarrollar la trama y posteriormente dio paso a que el equipo de programación hiciera su magia. Para ese entonces, la complejidad en la historia así como lo elaborado de los personajes y escenarios, aunque desató algunas quejas por parte de los programadores, para los consumidores fue un gran acierto.
Donkey Kong se convirtió rápidamente en un exitoso videojuego, y a un año de su lanzamiento, ya se habían comercializado más de 60,000 unidades y alcanzó una recaudación de 180 millones de dólares. Al primer videojuego, siguieron algunas secuelas que también triunfaron.
Eso solo sería el inicio de una exitosa trayectoria en la industria. Años más tarde, en 1985, ideó un videojuego dedicado al héroe en la historia de Donkey Kong, Jumpman, y a quien posteriormente renombró como Mario. En esta nueva entrega, también dio vida al hermano del personaje principal, a quien bautizó como Luigi.
La fama alcanzada con Mario Bros permitió la creación de diferentes secuelas como Super Mario Bros o Mario Party. El personaje se volvió tan icónico que incluso ya cuenta con películas.
A los logros de Miyamoto también se le puede sumar el videojuego The Legend of Zelda, que fue revolucionario al no contar una historia lineal y en el que, a partir de acertijos, el jugador decidía que camino seguir.
En 2015, tras la muerte de Satoru Iwata quien era presidente de Nintendo, Miyamoto asumió por dos meses la presidencia de la compañía. Dejó el cargo temporal a la llegada de Tatsumi Kimishima.
A pesar de que en un inicio sus padres no aprobaban que se dedicara a hacer videojuegos, el tiempo le dio la razón al diseñador que ha dejado un legado digno de admiración. Actualmente continúa trabajando en la compañía; sin embargo, en varias ocasiones ha expresado sus intenciones de comenzar a hacerse a un lado y dejar que los jóvenes continúen con el trabajo.