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De emprendedor a tiburón de Shark Tank: él es Aaron Krause, creador de Scrub Daddy

Aunque Aaron Krause presentó un gran pitch a los tiburones, solo un inversionista vio el potencial del producto.

Hoy Scrub Daddy tiene un valor estimado de 200 millones de dólares.
Hoy Scrub Daddy tiene un valor estimado de 200 millones de dólares. © Linkedin vía Aaron Krause

Aaron Krause es un psicólogo de formación, pero con espíritu emprendedor. La pasión por crear cosas que siempre lo caracterizó, lo llevó a revolucionar el mundo de los productos de limpieza gracias a su innovadora invención: Scrub Daddy. Su historia es un inspirador ejemplo de lo valiosa que es la curiosidad, así como de persistencia y determinación empresarial.

Te contamos cómo fue que Krause creó su mundialmente famosa empresa, la cual es considerada el éxito más grande de la versión estadounidense de Shark Tank.

¿Quién es Aaron Krause?

El 12 de septiembre de 1969 en Wynnewood, Pennsylvania, nació Aaron Krause. Desde pequeño, comenzó a desarrollar la habilidad de detectar problemas a situaciones o productos de uso diario, así como de generar soluciones para ello. Una de sus primeras invenciones fue un sistema a partir de ruedas e hilo dental para apagar la luz de su cuarto.

Esta curiosidad sería lo que, años más tarde, le cambiaría la vida a este pequeño niño quien pasaba gran parte de su tiempo leyendo.

Llegado el momento, Krause decidió estudiar Psicología en la Universidad Syracuse; sin embargo, tras graduarse, lejos de ejercer su profesión decidió crear un negocio de lavado de autos que, sin saberlo, serían los orígenes de su más exitosa creación: Scrub Daddy.

Los antecedentes de Scrub Daddy

El joven emprendedor que había echado a andar su autolavado se enfrentó a una desagradable experiencia que, más allá de un error, sería fuente de inspiración. Y es que un día mientras intentaba pulir un carro, lo dañó debido a la esponja que utilizaba.

Tras este trago amargo, Krause se fijó el objetivo de crear una almohadilla que permitiera llevar a cabo la tarea de pulir sin causar algún tipo de afectación a la carrocería. Fue así como dio con un nuevo producto.

Esta nueva esponja de pulir resultó tan efectiva y con un prometedor futuro, que decidió vender el autolavado para dedicarse enteramente a la fabricación y perfeccionamiento de este tipo de artículos, mismos que ya había patentado y que al cabo de 6 meses ya comercializaba alrededor del mundo.

Ya con un nuevo proyecto y emprendimiento en marcha, Krause no se detuvo pues surgió una nueva situación que requería de una solución. Al ser fundador, director, pero también estar inmerso en la operación, la cual incluía el uso de maquinaria, muchas veces se encontró con las manos llenas de grasa o aceite, esta molesta situación lo incentivó a crear algo que le permitiera limpiarse mejor y más rápido.

La respuesta al problema llegó en forma de una esponja redonda con dos pequeños círculos y una ranura que asemejaban una cara feliz, y que estaba hecha con un polímero de alta ingeniería.

El accidental descubrimiento de Scrub Daddy

Krause intentó comercializar su invento, pero el nicho al que apostaba no lo recibió bien. Se enfrentó al constante rechazo por lo que desistió; sin embargo, su empresa de esponjas para pulir llamó la atención del gigante multinacional, 3M, quien en 2008 compró la compañía excepto las curiosas esponjas de carita feliz.

Años más tarde, en 2011, mientras el emprendedor arreglaba el jardín, encontró una caja que contenía esas esponjas y decidió utilizarlas para limpiar los muebles. En ese momento descubrió una característica que antes no había notado, éstas cambiaban su consistencia dependiendo la temperatura: se endurecían con el frío, se suavizaban con el calor.

Krause, emocionado por el hallazgo, pensó en probar un nuevo uso: lavar los trastes. Entonces, se dirigió a la cocina y se sorprendió por lo bien que funcionaba su producto para ese propósito. A partir de este momento, el empresario patentó a la ya famosa Scrub Daddy e invirtió 75,000 dólares para producir su primer lote, el cual tenía una nueva imagen.

Un año más tarde, en 2012, y tras diversas estrategias de marketing, la compañía comenzó a tomar relevancia. Obtuvo una primera plana en el diario local, Philadelphia Inquirer, así como exitosas apariciones en el canal QVC en donde el producto se llegó a agotar en 8 minutos. Pero Krause sabía que necesitaba un impulso adicional.

Shark Tank y el arrasador éxito

El empresario decidió intentar participar en el reconocido programa de TV, Shark Tank, para presentar su producto y, en el mejor de los casos, atraer a aclamados inversionistas para que lo ayudaran a llevar la compañía a otro nivel.

La aparición de Aaron Krause y Scrub Daddy en Shark Tank en 2012 marcó un antes y un después para la empresa. PRevio a su participación en el programa, Scrub Daddy era un producto prometedor, pero relativamente desconocido. Sin embargo, la exposición en el show transformó completamente la trayectoria de la empresa.

Durante su presentación, Krause demostró la capacidad única de Scrub Daddy para cambiar de textura con la temperatura del agua, su durabilidad y su eficacia en la limpieza. Su carisma y la clara explicación del producto cautivaron tanto a tres de los tiburones como al público.

Sin embargo, solo Lori Greiner, una de las “tiburones” y conocida por su experiencia en la comercialización de productos de consumo, vio el potencial de Scrub Daddy y decidió invertir 200,000 dólares a cambio del 20% de la empresa. Esta asociación fue crucial para el éxito posterior.

Después de la emisión del programa, la compañía experimentó un crecimiento sin precedentes. Las ventas se dispararon, y el producto rápidamente se convirtió en un éxito de ventas en QVC, la plataforma de compras televisivas donde Lori Greiner tiene una fuerte presencia.

Scrub Daddy en la actualidad

El impacto de Shark Tank en Scrub Daddy no se limitó solo al aumento de las ventas y visibilidad. También ayudó a establecer a la marca como líder en el mercado de productos de limpieza y a ampliar su catálogo.

Fue tal el éxito que la compañía se expandió a nivel nacional y mundial, llegando a cerca de 17 países, incluido México en donde ya es posible adquirir los productos de la empresa.

Hasta el año pasado, algunas estimaciones apuntaban a que el valor neto de Scrub Daddy rondaba los 200 millones de dólares frente a los 300,000 dólares que valía en 2012 cuando se presentó en Shark Tank.

La historia de Aaron Krause y Scrub Daddy es un testimonio de que la perseverancia y la innovación pueden transformar una idea simple en un fenómeno empresarial. Su éxito demuestra que, con la estrategia adecuada y el apoyo correcto, cualquier emprendedor puede superar obstáculos y alcanzar sus sueños.

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autor Comunicóloga y mamá. Con 10 años de experiencia, he podido contar historias relacionadas con los negocios, finanzas personales, cultura laboral, emprendimiento y tecnología.