En 2015, el nombre de Martin Shkreli saltó a las primeras planas de los medios de comunicación por una controvertida decisión que puso en riesgo la vida de millones de personas. Su acción terminó en una millonaria sanción y en ser vetado de por vida de la industria farmacéutica.
Te contamos la historia del codicioso empresario estadounidense, también conocido como “el hombre más odiado de Estados Unidos”.
Shkreli, hijo de inmigrantes albaneses, nació el 17 de marzo de 1983 en Brooklyn, Nueva York. Creció en un entorno modesto y desde muy joven mostró interés en la química y la economía. Esto eventualmente lo llevó a entrar en el mundo de las finanzas y la farmacia.
A sus 17 años, el ahora controvertido empresario comenzó su carrera en el sector financiero como pasante en Cramer, Berkowitz & Co. Su talento era nato y con el paso del tiempo, se ganó la reputación de ser un inversor agresivo y hasta provocador.
Tras ganar conocimientos de esta y otras experiencias laborales, Shkreli fundó en 2006 su propio hedge fund llamado Elea Capital Management. Un año más tarde, debido a la falta de dinero para pagar sus pérdidas, se rehusó a cubrir una “transacción de opción de venta” a la que apostó de manera equivocada. Esto lo llevó a enfrentar problemas legales y financieros.
En 2011 creó Retrophin con el objetivo de desarrollar y comercializar tratamientos para enfermedades raras y graves que a menudo son ignoradas por las farmacéuticas más grandes debido a la relativamente pequeña cantidad de pacientes.
La estrategia de la empresa incluía adquirir medicamentos huérfanos ya existentes y también invertir en el desarrollo de nuevos tratamientos. A dos años de su fundación, sus acciones se revalorizaron y pasaron de tres a 20 dólares.
Desde este momento, las prácticas de Shkreli fueron controvertidas pues se le acusó de aumentar significativamente los precios de algunos de sus medicamentos. Además, también fue acusado de usar Retrophin como una manera de pagar a los inversores descontentos de sus anteriores fondos de inversión libre, MSMB Capital y MSMB Healthcare.
Lo anterior terminó en su despido en 2014, así como en una demanda en su contra por mala conducta y uso indebido de fondos corporativos.
Tras esta etapa, Martin Shkreli no desistió y en 2015 fundó Turing Pharmaceuticals. La compañía se centró en adquirir medicamentos existentes para luego aumentar sus precios, hecho que le ganó las críticas públicas y políticas.
Aunque en general toda su gestión fue controvertida, la acción que más llamó la atención fue la adquisición de la patente del Daraprim. Este era un medicamento esencial para tratar la toxoplasmosis, una infección causada por el parásito Toxoplasma gondii. Puede ser fatal para personas con el sistema inmunológico debilitado, como aquellos con VIH/SIDA, mujeres embarazadas o pacientes de trasplantes.
Tras la compra de la patente, el CEO aumentó su precio en más de un 5000 por ciento.
Así, cada pastilla pasó de costar 13.50 a 750 dólares. Este hecho provocó una indignación generalizada y puso a Turing y a Shkreli en el centro del debate sobre la ética empresarial en Estados Unidos.
Los críticos argumentaron que el aumento no solo era éticamente cuestionable, sino que también evidenciaba los problemas de un sistema en el que la rentabilidad se pone por encima de la salud y el bienestar de los pacientes. Una de las voces fue la de Hilary Clinton. Ella se encontraba en campaña presidencial en 2016 y usó el caso como referencia sobre los excesivos precios en los medicamentos.
En respuesta a la presión pública, Turing Pharmaceuticals anunció posteriormente una reducción en el precio del medicamento, aunque éste seguía siendo significativamente más alto. Su acción no fue suficiente para quitarle el mote que se había ganado del “hombre más odiado de Estados Unidos”.
El escándalo del Daraprim escaló a intensos debates sobre las políticas de precios de los medicamentos y a llamados para una mayor regulación en la industria farmacéutica. También llevó a investigaciones y críticas hacia otras empresas del sector con prácticas similares.
Esta actitud despreocupada le ganó el mote “Pharma Bro”, haciendo referencia a los jóvenes preparatorianos inconscientes.
En 2022, una jueza determinó que el empresario violó las leyes antimonopolio por lo que fue obligado a reembolsar 64.6 millones de dólares en ganancias producto de la adquisición de la patente de Daraprim. Por si no fuera poco, fue vetado de la industria de por vida.
A pesar de que éste fue el escándalo más sonado de Shkreli, la razón que lo llevó a la cárcel fueron cargos de fraude de valores y de conspiración para cometer fraude.
Shkreli continuó atrayendo atención mientras estaba en prisión, tanto por su comportamiento en redes sociales como por los intentos de dirigir sus empresas desde la cárcel, lo que resultó en su traslado a una instalación de mayor seguridad. Fue liberado en mayo de 2022, bajo custodia en un centro residencial de transición.
Desde su liberación, Martin Shkreli ha estado activo principalmente en áreas fuera de la industria farmacéutica. Shkreli se dedica a actividades como el análisis de inversiones y cuenta con un canal de YouTube, en el que comparte su conocimiento sobre la evaluación de empresas y análisis de acciones.
Además de su enfoque en las inversiones, también comparte recomendaciones de libros, lo que habla del interés en mantener una faceta pública.
La historia de Shkreli no solo ha influido en las políticas internas de las compañías farmacéuticas, sino que también ha estimulado un debate continuo sobre cómo mejorar la equidad en el acceso a la atención médica en los Estados Unidos y en todo el mundo.
