



En medio de la controversia por el posible veto de TikTok en Estados Unidos, emerge un fenómeno interesante: la rebeldía digital de los influencers.
Me refiero a lo que se vivió en las redes sociales una vez que el sábado 18 de enero por la noche unos 170 millones de estadounidenses se quedaron sin acceso a la plataforma china para luego recuperarlo unas horas más tarde.
La reacción de los creadores de contenido ante la amenaza de prohibición ha ido de la rabia y la desesperación al desconcierto y la tristeza. “Siento que me están rompiendo el corazón”, dijo una influencer que ha compartido su vida diariamente durante los últimos seis años en la plataforma china. “Esta plataforma es más que una aplicación o un trabajo para mí. Tengo tantos recuerdos aquí. He publicado todos los días durante los últimos 6 años de mi vida. He compartido mis amigos, familia, relaciones, luchas personales, secretos. Anoche lloré hasta quedarme dormida, agregó.
Otros influencers se quejaron de sentirse desconectados y aislados de sus comunidades al no poder acceder a la aplicación.
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Aunque estos comentarios suenen dramáticos y hasta exagerados representan el sentimiento de toda una generación de creadores que han construido sus comunidades y sus carreras en TikTok.
Según datos de la misma plataforma china, si TikTok se apagara definitivamente en Estados Unidos el impacto financiero podría ser devastador: 2 millones de creadores podrían perder colectivamente 300 millones de dólares en tan solo un mes. Y las repercusiones financieras en otros países serían inevitables.
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Es que TikTok es una máquina de hacer dinero. Recordemos que es ya la cuarta plataforma de comercio electrónico más popular del mundo y el trabajo que ha hecho posicionándose como un espacio para que las marcas trabajen con influencers con objeto de construir una base sólida para las ventas de productos le ha da a la plataforma frutos sumamente lucrativos.
TikTok aprovecha varias características clave que impulsan los comportamientos de compra en línea: contenido visual atractivo, interacción en tiempo real e inmediatez e interactividad. De apagarse definitivamente, además de los creadores de contenidos y las grandes marcas, 7 millones de pequeñas empresas estadounidenses que utilizan la aplicación podrían perder mil millones de dólares en ingresos.
Más allá de las cifras, lo verdaderamente notable es la forma en que los usuarios están respondiendo al posible veto. En lugar de migrar a plataformas estadounidenses como Instagram o YouTube, muchos están optando, en un acto de desafío, por trasladarse a Xiaohongshu, o Red Note, otra aplicación china.
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Este éxodo ha provocado un aumento del 200% en las descargas de Xiaohongshu en Estados Unidos, convirtiéndola en la aplicación más descargada en la App Store durante este mes.
La resistencia de las audiencias no solo refleja preocupaciones económicas, sino también un profundo vínculo emocional con la plataforma que ha transformado la cultura digital.
Esta migración hacia otra plataforma china, en lugar de alternativas estadounidenses, parece ser una forma de protesta silenciosa, pero poderosa. Los autodenominados “refugiados de TikTok” están enviando un mensaje claro: la libertad de elección en el espacio digital es fundamental, y los intentos de control gubernamental serán resistidos, incluso si eso significa adoptar otras plataformas extranjera.
Quien dice que la cura podría ser peor que la enfermedad.
Es un momento convulso y aún quedan los próximos meses para conocer el desenlace de esta situación, pero lo que sí se puede afirmar es que esta “rebeldía” revela una verdad sobre las redes sociales: son más que simples aplicaciones de entretenimiento. Las redes sociales son una extensión de la identidad y medio de vida de una generación que empezó con bailes y retos virales en TikTok y hoy mueve millones de dólares, reta a gobiernos y cuestiona la libertad de expresión.