



En la Ciudad de México, más de 3,700 millones de toneladas de residuos textiles se desechan cada año, pero la Generación Z está transformando la industria de la moda al optar por prendas vintage y alternativas sostenibles.
GoTrendier resalta los resultados obtenidos en 2024, donde gracias a la compra-venta de más de un millón de prendas lograron ahorrar 500 millones de litros de agua y reducir 600,000 kilos de residuos.
Cada segundo, un camión de ropa termina en un vertedero o es incinerado. Al mismo tiempo, jóvenes de la Generación Z apuestan por la moda vintage y así frenan la contaminación textil desde su clóset.
Este cambio es una respuesta al impacto ambiental que significa el consumo desmedido de prendas y accesorios. Según la ONU, la industria de la moda genera el 10% de las emisiones globales de CO₂.
Tan solo en la Ciudad de México, cada año se desechan más de 3,700 millones de toneladas de residuos textiles, de acuerdo con la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales.
Para la Generación Z, la moda es una declaración de valores. Incluso, datos de la plataforma GoTrendier revelan que es justo esta generación, junto con los millennials, quienes han adoptado un consumo de moda más consciente como herramienta para reducir el impacto ambiental de la industria textil.
Para ellos, comprar ropa ya no es solo una cuestión de estilo. Saben que cada prenda que adquieren es un acto de resistencia frente a la contaminación y el consumo desmedido.
En 2024, más de un millón de prendas fueron compradas y vendidas a través de la plataforma en México. ¿El resultado? Se evitaron más de 10,000 toneladas de CO₂; se ahorraron 500 millones de litros de agua y se dejaron de generar más de 600,000 kilos de residuos.
Para saber más: Un negocio para atraer a la Generación Z: Restauración de ropa usada vintage
Este logro no es aislado. Al cierre del mismo año, la comunidad de la plataforma alcanzó los 12.5 millones de usuarias, de las cuales 8.6 millones están en México, consolidándose como un referente en el mercado.
Lo vintage ya no es solo una estética. Es una forma de vida. No se trata de ir a un bazar o buscar en el clóset de la abuela, sino de repensar el valor de cada prenda, alargar su historia y evitar que termine en el basurero.
Esta tendencia también refleja:
Mientras la moda rápida sigue expandiéndose, es urgente que las nuevas generaciones lideren el cambio hacia un consumo más responsable. Elegir prendas vintage ayuda a construir un futuro más sostenible, y la Generación Z lo sabe bien.