



No voy a repetir lo que todos sabemos sobre lo que pasa en el mundo y los graves retos a los que nos enfrentamos. Voy a intentar, en cambio, darte algunas ideas para que tu negocio o tu empresa puedan sobrevivir (o incluso, crecer) en medio de la crisis. Y es que una crisis es siempre un momento para atacar con creatividad las limitaciones y salir adelante.
Igual que las personas, cada empresa enfrenta la crisis de la mejor manera que puede. Es imposible, injusto e inútil juzgar a quienes están tratando de mantenerse a flote. Lo que podemos afirmar es que algunos negocios se han mantenido a flote mejor que otros. ¿Qué están haciendo bien y qué podemos aprender de ellos?
No se trata solo de “subirse a la ola” digital y aprender a usar la cámara o las herramientas tecnológicas. Si esto es parte de la solución, no es, ni de lejos, la solución misma. De hecho, las empresas que han logrado seguir trabajando, tienen otros secretos:
“Existen dos maneras de influir en el comportamiento de las personas: manipulándolas o inspirándolas”, afirma Simon Sinek en su libro bestseller “Start with Why” . Los empleados y colaboradores que tienen claro y hacen propio el “por qué” de la empresa; es decir, su visión y razón de existir, son más capaces de trabajar y mantenerse motivados a pesar de las dificultades o de la poca supervisión.
Un hombre que pone ladrillos puede decir “estoy poniendo ladrillos” y decir la verdad. O puede tener una razón propia: “estoy trabajando para dar de comer a mis hijos”. Razón muy válida, sin lugar a dudas. Pero el hombre que trabaja sin cansancio y a pesar de todo, dice “Estoy construyendo la mejor catedral de Europa”. Es decir: sabe que el trabajo de cada día no agota su razón de ser en la quincena, sino en la visión de algo mayor y fuera de sí mismo.
Las empresas cuyos empleados comparten y viven la visión requieren menos supervisión, menos dirección y menos corrección, y florecen con la iniciativa y la creatividad de sus equipos. En una palabra: en la oficina o en casa, estas empresas trabajan, producen y crecen.
¿Qué tanto comparten tus empleados tu propia visión? ¿Qué tan clara la tienes tú mismo? Quizás sea tiempo de pensar, planear y comunicar. Te sorprenderás lo que se puede hacer con un poco de filosofía y motivación.
La cultura de una empresa –afirma Daniel Coyle en “The Culture Code” – es la manera en que los colaboradores se relacionan con la empresa y entre sí. Hay tres elementos que la construyen: la Seguridad, la Identidad y el Propósito.
Una empresa con un código cultural establecido se acerca más a una “tribu” o incluso una “familia”, en donde independientemente de que cada persona tenga sus propias tareas establecidas, todos están de acuerdo con realizar tareas más allá de sus obligaciones, ayudarse entre sí y proponer soluciones. Saben y sienten que están en el mismo barco y están dispuestos a trabajar para sacarlo a flote.
Así que hazte estas tres preguntas.
La comunicación es la plataforma actual de cualquier negocio. Los ladrillos de hoy son las palabras. De fondo, no es relevante si usas Meet, Zoom, WhatsApp o llamadas telefónicas “a la antigüita”. Lo que importa es qué tanto, cada cuánto y cómo te comunicas con tu equipo de colaboradores.
Quizás la juntita semanal no sea suficiente. Arma equipos para proyectos y búscalos específicamente. Lo que es más: busca individualmente a cada miembro de tu equipo para saber cómo está, qué necesita, cómo está su familia y qué cosas le preocupan.
La piedra de toque en la comunicación no es la técnica o la tecnología, sino la relación. El reto de mantener una relación cercana a pesar de la distancia es difícil, pero no imposible. Requiere constancia, orden y, sobre todo, un genuino interés por todas y cada una de las personas que forman parte de tu organización.
Una vez que la relación humana está asegurada con tus colaboradores, clientes y proveedores, es importante que la información fluya de manera correcta: que las personas sepan qué tienen que hacer, cuándo tienen que hacerlo y qué esperar –bueno o malo- dentro de la tormenta. Uno de los mayores estresantes en medio de una crisis es la falta de o confusión en la información. La crisis no es tiempo de cuevas y silencio, sino de transparencia y diálogo.
Si eres una empresa de cierto tamaño, además, tendrás que establecer sistemas tecnológicos que te permitan trabajar sin disminuir tu productividad; pero para el 95% de las empresas mexicanas que son pequeñas o medianas, la clave no está en el hardware ni en el software, sino en la conexión humana.
Llevamos ya dos meses encerrados y aún no está claro cuándo terminará esto. En cierto sentido, quizás no termine nunca, porque entramos a un nuevo mundo, a un universo distinto. Los equipos de trabajo están hechos de personas, y la persona siempre ha de estar en el centro mismo de tu visión y misión.
Con propósito, cultura y comunicación, ya lo verás, saldremos adelante tras esta batalla.