



El CEO de AriZona Iced Tea, Don Vultaggio, ha decidido “apretarse el cinturón” antes que incrementar el icónico precio de 99 centavos que se mantiene desde 1992, pese al aumento en costos relacionados con los aranceles al aluminio.
AriZona resiste cualquier aumento de precio como una promesa de marca, reforzando su compromiso con los consumidores aunque eso signifique sacrificar márgenes de ganancia. Sin embargo, los nuevos aranceles aplicados al aluminio podrían forzar un ajuste por primera vez en más de 30 años.
Desde su lanzamiento, la lata de 22 onzas de AriZona Iced Tea ha mantenido un precio de 99 centavos, con el número impreso directamente en el empaque. Esta política ha perdurado pese a crisis económicas, recesiones y elevada inflación como parte del ADN de la marca.
Don Vultaggio declaró en varias entrevistas que prefiere absorber costos antes de trasladarlos al consumidor.
“¿Por qué alguien que tiene problemas para pagar la renta tendría que pagar más por nuestra bebida?”, dijo al programa Today.
Vultaggio declaró que el precio es cada vez más difícil de mantener. Sin embargo, a pesar de que los aranceles de la administración Trump afectan el costo del aluminio en un 40%, Vultaggio reafirmó que no tiene planes de subir el precio por lata.
“Podría superar esa pérdida de 40 millones de dólares subiendo el precio, pero primero vamos a ‘apretarnos el cinturón’ y tratar de aumentar nuestras ventas”, señaló el CEO a la periodista Savannah Sellers de NBC.
La empresa controla costos mediante el uso masivo de aluminio reciclado, logística optimizada, prácticas productivas eficientes y un enfoque en retail sin grandes gastos publicitarios. Esto permite mantener el precio bajo sin comprometer la operación.
Recientes aranceles del 50% sobre el acero y el aluminio importados—aplicados por la administración Trump—afectaron el 20% del aluminio que AriZona importa desde Canadá. Esto ha generado un aumento considerable en los costos de producción.
Vultaggio admitió que, si no se logra un acuerdo comercial que alivie los aranceles, AriZona podría enfrentarse a la necesidad de subir precios por primera vez en su historia. Pero se mostró reticente y dijo:
“Odiaría siquiera pensarlo. Sería una verdadera lástima después de más de 30 años”.
Aunque la marca goza de éxito, está libre de deudas y con plena propiedad de su producción, los costes siguen subiendo. Vultaggio cuestiona la política proteccionista:
“Si vas a proteger a los fabricantes estadounidenses, no puedes permitir que eso implique abusar del mercado”.
Mientras evalúa alternativas, la compañía busca eficiencias en otros insumos. Por ejemplo, ha aprovechado la caída en precios del petróleo y ha lanzado promociones en sus productos de PET para aliviar los efectos, siempre sin sacrificar el icónico precio.
El compromiso de AriZona con su clásico precio de 99 centavos es más que una táctica de venta: es una promesa de valor sostenido. En un contexto global marcado por inflación y proteccionismo, decisiones como ésta resaltan la importancia de la lealtad del consumidor y el valor simbólico que puede tener un producto anclado al bolsillo del público.