
En la historia de la movilidad moderna hay nueve apellidos japoneses que se repiten una y otra vez: Honda, Toyoda, Hashimoto, Matsuda, Suzuki, Nakajima, Iwasaki, Yamaha y Kawasaki. Detrás de ellos hay talleres pequeños, fábricas improvisadas y una visión compartida: usar la ingeniería para mover a las personas más lejos, más rápido y con mayor seguridad. De esos proyectos surgieron Honda, Toyota, Nissan, Mazda, Suzuki, Subaru, Mitsubishi, Yamaha y Kawasaki, compañías que hoy conectan ciudades, países y continentes enteros.
A finales del siglo XIX y durante el siglo XX, Japón vivió una rápida industrialización. En ese contexto, empresarios como Soichiro Honda, Kiichiro Toyoda o Masujiro Hashimoto vieron en el automóvil y la motocicleta el futuro del país. Otros, como Torakusu Yamaha o Michio Suzuki, comenzaron en sectores distintos (instrumentos musicales y telares) y evolucionaron hacia los motores. Todos compartían un mismo impulso: hacer productos confiables, compactos y cada vez más eficientes, capaces de competir con las potencias occidentales.
Hoy, sus empresas son líderes globales en automóviles, motocicletas, motores marinos, aviones ligeros y soluciones de movilidad que van desde miniautos urbanos hasta híbridos de alta tecnología.
Soichiro Honda (1906-1991) fue un joven mecánico fascinado por los motores. Tras trabajar como aprendiz en un taller en Tokio, regresó a su natal Hamamatsu para fabricar aros de pistón y, después de la Segunda Guerra Mundial, empezó a adaptar pequeños motores a bicicletas para ayudar a la gente a desplazarse en un país destruido. En 1948 fundó Honda Motor Co., Ltd., que pasó de ser un pequeño taller con 34 empleados y un modesto capital a un fabricante internacional de motocicletas y, más tarde, automóviles.
La estrategia de Honda consistió en combinar motores confiables con productos accesibles, como la Super Cub C100, uno de los vehículos motorizados más vendidos de la historia. Hoy Honda es un actor clave en la transición hacia trenes motrices más limpios, con híbridos, vehículos de hidrógeno y tecnologías de asistencia a la conducción que se usan en millones de autos y motos en todo el mundo.
Kiichiro Toyoda (1894-1952), ingeniero y heredero de la empresa de telares fundada por su padre Sakichi Toyoda, estaba convencido de que el futuro estaba en el automóvil. En 1933 creó un departamento automotriz dentro de Toyoda Loom Works y, en 1937, lo transformó en Toyota Motor Corporation.
Con el tiempo, Toyota perfeccionó su sistema de producción basado en el Toyota Production System y la filosofía kaizen —mejora continua—, que se convirtió en estándar de eficiencia en la industria. La compañía también dio un salto tecnológico con el Prius, el primer híbrido producido en masa en 1997, y ha vendido millones de vehículos híbridos en todo el mundo, reduciendo millones de toneladas de CO₂.
Hoy, Toyota es el mayor fabricante de automóviles del planeta, con más de 10 millones de unidades vendidas en 2024 y una apuesta clara por la electrificación gradual a través de híbridos, híbridos enchufables y futuros vehículos eléctricos de batería.
El origen de Nissan se remonta a Masujiro Hashimoto, un mecánico que en 1911 fundó la Kwaishinsha Motor Car Works en Tokio y fabricó el DAT, uno de los primeros autos de producción japonesa. Con el tiempo, su empresa se fusionó con otras, nació la marca Datsun y en 1934 se consolidó Nissan Motor Co., Ltd., impulsada por el grupo industrial Nissan de Yoshisuke Aikawa.
Hoy Nissan es un fabricante global de automóviles que ha jugado un papel relevante en la popularización de los vehículos eléctricos con modelos como el Leaf, así como en la alianza Renault–Nissan–Mitsubishi, una de las más influyentes del sector. Su presencia en mercados de todo el mundo y su apuesta por electrificación y conducción asistida la convierten en una pieza clave de la movilidad del siglo XXI.
Jujiro Matsuda (1875-1952), hijo de un pescador de Hiroshima, comenzó su carrera como aprendiz de herrero y luego empresario metalúrgico. En 1920 impulsó la empresa Toyo Cork Kogyo (más tarde Toyo Kogyo), que inicialmente fabricaba corcho y herramientas, y que con el tiempo se transformó en Mazda Motor Corporation.
Mazda se hizo famosa por apostar por el motor rotativo (Wankel), utilizado en autos icónicos como el Mazda Cosmo Sport y, después, en deportivos como el RX-7 y RX-8. Hoy la marca sigue explorando soluciones de tren motriz eficientes —incluidos motores rotativos usados como generadores en híbridos enchufables— y tecnologías Skyactiv para mejorar el rendimiento y reducir emisiones, manteniendo su imagen de fabricante innovador y centrado en la experiencia de manejo.
Michio Suzuki (1887-1982) fundó en 1909 la empresa Suzuki Loom Works en la ciudad costera de Hamamatsu, dedicada inicialmente a fabricar telares para la industria de la seda. Décadas más tarde, la compañía comenzó a desarrollar motocicletas y pequeños automóviles, aprovechando su experiencia en ingeniería de precisión y producción de bajo costo.
Con el tiempo, Suzuki Motor Corporation se convirtió en un actor clave en el segmento de miniautos y vehículos compactos, especialmente en mercados como India, donde domina las ventas a través de Maruti Suzuki. Sus motos y autos ligeros permiten el acceso a la movilidad motorizada a millones de personas en economías emergentes, convirtiendo a la empresa en un símbolo de transporte accesible y eficiente.
Aunque el nombre Subaru apareció en los años cincuenta, sus raíces se remontan al ingeniero aeronáutico Chikuhei Nakajima (1884-1949), quien fundó en 1917 el Aircraft Research Laboratory, transformado después en Nakajima Aircraft Company, principal fabricante de aviones de Japón en la Segunda Guerra Mundial.
Tras la guerra, la empresa se reorganizó como Fuji Heavy Industries, que en 1953 lanzó su división automotriz Subaru y, más tarde, adoptó ese nombre para toda la corporación en 2017. Subaru se especializó en automóviles con motor bóxer y tracción integral simétrica (Symmetrical AWD), reconocidos por su estabilidad y seguridad activa, tecnologías que hoy son parte central de la oferta de la marca en mercados con climas extremos y caminos complicados.
El origen de Mitsubishi se atribuye a Yataro Iwasaki (1835-1885), quien en 1870 fundó una pequeña naviera con tres buques de vapor arrendados al poderoso clan Tosa. Esa empresa crecería hasta convertirse en el Mitsubishi zaibatsu, que se diversificó hacia la minería, la banca, la construcción naval y, más tarde, la fabricación de automóviles y aviones.
De esa estructura surgió más tarde Mitsubishi Motors, hoy parte de la alianza Renault–Nissan–Mitsubishi. La marca se ha especializado en vehículos todoterreno, camionetas y SUVs, además de desarrollar tecnologías de tracción total y modelos híbridos enchufables como el Outlander PHEV, muy popular en distintos mercados. Así, el legado de Iwasaki se extiende desde los barcos a los caminos y ciudades.
Torakusu Yamaha (1851-1916) fundó en 1887 la compañía Nippon Gakki, dedicada a fabricar órganos y pianos. Con el tiempo se convertiría en Yamaha Corporation, líder mundial en instrumentos musicales.
Décadas después, en 1955, el ejecutivo Genichi Kawakami decidió aprovechar la experiencia industrial de la firma para fabricar motocicletas y creó Yamaha Motor Co., Ltd., cuyo primer producto fue la moto YA-1 de 125 cc. La combinación de diseño ligero, fiabilidad y éxito en competencias dio a Yamaha una reputación global en motos, a la que se sumó su expansión a motores marinos, vehículos recreativos y bicicletas eléctricas. Hoy, la compañía es uno de los mayores fabricantes de motocicletas del mundo y un actor central en la movilidad de dos ruedas y náutica.
Shozo Kawasaki (1837-1912) fundó en 1896 Kawasaki Dockyard Co., Ltd., una empresa orientada inicialmente a la construcción de barcos de acero y, más tarde, locomotoras y equipo pesado.
La división de motocicletas surgió mucho después: Kawasaki empezó a fabricar motores para motos en los años cincuenta, adquirió al fabricante Meguro en 1960 y, ya en la década de 1960, lanzó sus primeros modelos bajo la marca Kawasaki, como la B8 y posteriormente la legendaria H1 Mach III.
Hoy, Kawasaki es sinónimo de motocicletas deportivas de alta cilindrada, además de producir vehículos todoterreno, motores industriales y equipo de transporte masivo. Su presencia en pistas y carreteras ha consolidado la imagen de Japón como potencia en ingeniería de alto desempeño.
Los nombres de Honda, Toyota, Nissan, Mazda, Suzuki, Subaru, Mitsubishi, Yamaha y Kawasaki aparecen en taxis, motos de reparto, autos familiares, SUVs, cruceros en carretera, scooters urbanos y deportivos de alto desempeño. Lo que empezó como la visión de nueve fundadores, en contextos de posguerra, industrialización temprana o reconversión productiva, se transformó en un entramado global de fábricas, centros de diseño y redes de distribución que mantienen en movimiento a millones de personas cada día.
En un momento en que la industria se dirige hacia vehículos eléctricos, autónomos y cada vez más conectados, el legado de estos “padres japoneses de la movilidad” sigue presente: una combinación de ingeniería disciplinada, innovación constante y obsesión por hacer que moverse sea más fácil, seguro y accesible.









