
La Tierra acaba de cruzar su primer punto de inflexión climático confirmado y ya está en una nueva realidad: el colapso generalizado de los arrecifes de coral de aguas cálidas. Así lo advierte el Global Tipping Points Report 2025, elaborado por 160 científicos de 23 países y presentado antes de la COP30.
El informe afirma que, con un calentamiento ya cercano a 1.4°C sobre niveles preindustriales y rumbo a rebasar 1.5°C, los corales han entrado en una fase de mortalidad extendida con efectos en cadena para la pesca, la protección costera y la biodiversidad, y alerta que otros “puntos de inflexión” —Amazonia, hielos polares y grandes corrientes oceánicas— se acercan peligrosamente.
El Global Tipping Points Report 2025 sostiene que el planeta ha alcanzado su primer tipping point: una mortalidad extendida (die-off) de los corales tropicales, desencadenado por olas de calor marinas sin precedentes y blanqueamientos globales recurrentes desde 2023.
El documento —liderado por la Universidad de Exeter con 87 instituciones— advierte que, sin una reducción acelerada de emisiones, el calentamiento adicional empujará a otros sistemas hacia cambios abruptos e irreversibles.
Un tipping point ocurre cuando un sistema de la Tierra cruza un umbral y se auto-refuerza hacia un nuevo estado: aunque bajen las emisiones después, el proceso sigue por inercias internas (por ejemplo, pérdida de albedo en hielo o retroalimentaciones de sequía en bosques).
El reporte sintetiza décadas de literatura y detalla que los marcos actuales —incluido París— no contemplan plenamente cómo gobernar estos riesgos sistémicos.
La comunidad científica venía alertando del estrés histórico en arrecifes; ahora el consenso es que entraron en colapso funcional a escala planetaria. Los corales sostienen ¼ de las especies marinas, protegen costas contra tormentas y sustentan la pesca artesanal y el turismo de millones. Su pérdida desencadena efectos socioeconómicos —menos alimento, menos ingresos y mayor vulnerabilidad costera—, particularmente en el Caribe, Pacífico y el Índico.
Además de los corales, el informe identifica riesgos crecientes para:
Universidades y centros (Exeter, Leeds, Wits, PIK) difundieron notas técnicas: la “nueva realidad” es que ya no hablamos solo de evitar el daño, sino de gestionar impactos irreversibles en marcha (corales) y evitar que otros sistemas crucen su umbral. A la par, revistas y medios de referencia (Nature, The Guardian) reportan el salto cualitativo en el diagnóstico científico.
El reporte también destaca “tipping points positivos”: la adopción masiva de renovables y vehículos eléctricos, la caída de costos de baterías y cambios de dieta pueden activar bucles virtuosos que desplacen combustibles fósiles más rápido de lo esperado. La ventana existe, pero requiere política pública, financiamiento y marcos de gobernanza capaces de escalar estas dinámicas.
Para la región, el colapso coralino amenaza pesquerías, manglares y turismo costero; y la Amazonia —como regulador hídrico— influye en lluvias y agricultura. El informe sugiere prioridades: proteger y restaurar ecosistemas marinos y costeros, eliminar deforestación y acelerar energías limpias (solar, eólica) para contener el calentamiento y blindar medios de vida.
El mundo ya cruzó un primer punto de inflexión: los corales. Ese hito inaugura una “nueva realidad” donde mitigar es imprescindible, pero ya no suficiente; toca adaptar comunidades y economías a impactos en curso y evitar que Amazonia, hielos y corrientes sigan la misma ruta.
¿Qué podemos hacer? Acelerar la descarbonización (electricidad limpia y movilidad), proteger ecosistemas clave, reducir riesgos costeros y financiar la adaptación con justicia climática.
Cada décima de grado que evitemos puede marcar la diferencia entre estrés y colapso en los próximos sistemas.

